Se cava un hoyo circular de aproximadamente noventa centímetros de diámetro por sesenta de profundidad, se hace una fogata en el fondo y se cubre con piedras. Cuando se ha apagado la fogata, se disponen sobre ella ramas de cedro (Cupressus sp. o Juniperus sp.), de propiedades medicinales y aislantes. El enfermo cubierto con una manta se acuclilla sobre las ramas en cuyas esquinas se sientan cuatro personas para evitar que escape el calor.
Los tarahumaras de Chihuahua, lo usan con fines curativos (1).
(1) Bennett, W. et al., 1978.