Pulmones.
Si bien es perfectamente reconocida la función respiratoria de estos órganos, también se les adjudica la de proporcionarle "fuerza" al individuo para el trabajo o, al menos, la capacidad para desempeñar labores pesadas o prolongadas.
Por ejemplo, los purépechas de Pichátaro, Michoacán, señalan que los pulmones son los encargados de dar fuerza a los brazos y al torso superior. Los dolores de la parte superior de la espalda y del cuello, producidos por el trabajo excesivo, se atribuyen al estado de los pulmones; asimismo, dicen que las enfermedades de los ancianos se deben a que los largos años de trabajo han acabado con sus pulmones (1) (V. dolor de pulmón).
Expresiones populares como "está echando los bofes", "lo hice a pulmón", hacen referencia a esta relación de trabajo-pulmón, como si en estos órganos radicara la energía que se ha ocupado o se ha de emplear en las duras labores.
(1) Young, J. C., 1981.