Para los mazatecos, brujo capaz de causar la muerte o enfermar a una persona mediante el ejercicio del poder que dice tener sobre las víboras, propiciando un susto o bien una mordedura a la víctima. Al respecto, Boege proporciona un relato ilustrativo:
Un señor golpeó a su mujer, el hermano de ella le aconsejó que mejor se apartaran. Hubo golpes y machetazos. El hermano no quiso emplear personalmente la violencia. Se fue, contrató un hechicero especializado en víboras, que mediante su hechizo obligó al esposo de la ofendida a tener deseo de ir a trabajar, de bajar al campo y allí lo mordió una víbora cuyo veneno lo mató (1:166).
(1) Boege, E., 1988.