Anginas

Padecimiento habitual entre los habitantes de los grupos koah, cochimí y kumiai, que se presenta con mayor frecuencia durante la época de frío. Aunque sus causas no son muy definidas, por lo general aparece asociado a (o como consecuencia de) un estado gripal no atendido oportunamente.

El signo más importante para el diagnóstico es la inflamación de las amígdalas o anginas, -como las designan también los habitantes de la mayor parte del país-. La inflamación o hinchazón va siempre acompañada de dolor intenso y muchas veces de calentura. Otro de los signos que permite reconocer la enfermedad es la aparición, en ambos brazos, de una "bola", la cual se encuentra localizada en el costado lateral exterior del pliegue de la articulación del brazo con el antebrazo. En ocasiones, sólo una de las amígdalas se encuentra inflamada, en cuyo caso la "bola" aparece en el brazo correspondiente al lado de la angina afectada.

Los tratamientos que se prescriben para curar las anginas son varios. Entre ellos encontramos el procedimiento terapéutico de "sobar" o dar masajes en la "bola" o ganglio inflamado (quebrar las anginas), localizado en los brazos, hasta deshacerlo; de este modo, "se quiebran las anginas" y desaparece la enfermedad. Otros informantes indican que también se soba "el espinazo", es decir, la columna vertebral, con idéntico propósito. Con el fin de refrescar y desinflamar las amígdalas se emplean otros tratamientos, tales como la aplicación directa de plantas frescas en la zona del cuello donde se localizan las "anginas" afectadas. Para ello, se utilizan el jitomate crudo rebanado y calentado, la penca de nopal partida a lo largo y calentada, o la hoja de lantén (Lantana camara) calentada en aceite y colocada como parche. Algunos informantes señalan que las anginas se curan con "enjuagatorios" (gárgaras) de jugo de limón con agua, o con el cocimiento del camote machacado de la planta conocida como lengua de vaca. Los informantes pai-pai acostumbran "rebanar la papa y poner las rodajas por fuera, en el cuello; éstas se cambian cada vez que se secan". Indican también que, mientras no se cure, el enfermo no debe comer alimentos fríos, ácidos o irritantes (V. granada, hierba del manso).

Si el paciente de anginas no recibe tratamiento, la enfermedad puede llegar a complicarse: las amígdalas "se revientan por fuera, la persona se pone mal y no puede comer". Cuando esto ocurre, la curación se dificulta y el paciente tarda en recuperarse.