Popularmente se entiende como la incapacidad masculina de fecundar, o esterilidad del hombre.
En Morelos hacen referencia a ella diciendo que el hombre "tiene el germen aguado", "tiene naturaleza poco maciza", "le falta calcio", "está anémico", "está con la cadera floja" (1) (V. aflojada de cintura), "frígido" (2); en poblaciones del Estado de México (3), macho. En huave ngomahiïr aonc tewil, no tiene secreción de la parte inferior, ngomahnr mikwal, no tiene su hijo (4).
La esterilidad, tanto en el hombre como en la mujer, es una de las preocupaciones mayores de todas las culturas, pues se considera que una de las principales finalidades del matrimonio es perpetuar la descendencia. A la esterilidad se le reconoce causas fisiológicas y mágicas. Las expresiones utilizadas en Morelos "le falta calcio" y "está anémico", se asocian o expresan una idea general de debilidad. Se reconoce a un hombre en este estado por su rostro descolorido, falta de apetito, delgadez y desgano para trabajar (1). Las expresiones "no tiene secreción de la parte inferior" (4), "tiene el germen aguado", "tiene naturaleza poco maciza" (1) hacen alusión a la falta de "sustancia" de la esperma que en el hombre estéril tiene la consistencia de agua, resultando ineficaz para la formación de un nuevo ser (4). En la comunidad purépecha de Capácuaro, Michoacán, la impotencia sexual se atribuye a la brujería; es una "mala jugada" que hacen las mujeres resentidas en contra de los hombres (5). Los matlatzincas de San Francisco de los Ranchos, Estado de México, llaman irónicamente "macho" al hombre estéril, refiriéndose a las mulas no hembras; la gente se da cuenta de que un hombre es "macho", pues tiene varias mujeres, y con ninguna tiene hijos (3). Para los tzeltales de Oxchuc, Chiapas, los remedios para ambos sexos contra la esterilidad los proporciona gratuitamente el curandero; la misma está asociada a un enfriamiento, por lo que el tratamiento para ambos sexos se basa en la administración de infusiones preparadas con diversas plantas y otros recursos de naturaleza caliente (6) (V. frío-calor). En Morelos se utilizan tónicos y reconstituyentes, también elaborados con una gran diversidad de recursos herbolarios, acompañados frecuentemente con fricciones de ajo en le base de la columna vertebral (2).
En el México prehispánico, la impotencia era reconocida por sus dos manifestaciones, la retención del semen y la ausencia de erección, cuyas causas eran consideradas fisiológicas y mágicas. Las primeras correspondían a la retención del semen, bien fuera por un susto durante el acto sexual o porque en el transcurso de las fantasías nocturnas no se llegaba a la eyaculación. En cuanto a la falta de erección, respondía generalmente a causas mágicas; para provocarla daban de comer o beber el "moco de guajolote" para que "no pudiera armarse el miembro gentil". Los tratamientos eran pues dirigidos a contrarrestar la causa de la enfermedad, ya fuera para arrojar el semen o permitir la erección y así poder llegar al acto de la generación (7).
Se considera que la impotencia genital es la imposibilidad masculina para efectuar el coito. No debe confundirse con la esterilidad que es la incapacidad de fecundar, y que con mucha frecuencia va acompañada de una potencia normal, ni con la frigidez que es la falta de deseo sexual, más común en mujeres. Las causas pueden ser defectos presentes al nacimiento o algún accidente o enfermedad; aquí podemos incluir la impotencia fisiológica que es aquella que acompaña al proceso normal de envejecimiento. Ciertas enfermedades debilitantes (diabetes, falta de vitaminas, enfermedades sanguíneas graves); enfermedades del sistema nerviosos central (el tabes dorsal, la sífilis medular, mielitis, etcétera); intoxicaciones crónicas (alcoholismo, tabaquismo y consumo de otras drogas); problemas hormonales, neurosis, abuso sexual, etcétera (8).
(1) Mellado Campos, V. et al., 1989.(2) Magdaleno Mora, R., 1987.(3) Fragoso, R., 1978.(4) Signorini, I. et al., 1979.(5) Sassoon Lombardo, Y., 1982b.(6) Saldova, M, 1962.(7) Quezada Ramírez, N., 1975.(8) Hammerly, M., 1978.