Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México
Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana
Neasomiy

Huave, el que inciensa (1). También neasomey (2). Sinónimo(s): neaxomüy, el orador de la Tierra (3).

Curandero que trata las enfermedades narangic, es decir, padecimientos graves cuya causalidad se atribuye a la influencia negativa, voluntaria o involuntaria del hombre, por el nexo con difuntos, o bien por conductas ilícitas del mismo paciente.

Después que el pulsero, neandiy siit, ha diagnosticado la causa del mal (V. pulsador), el enfermo es canalizado con el neasomiy, quien mediante ofrendas e invocaciones a Dios y a la tierra, interviene en la curación de los enfermos de narangic. Se trata por lo común, de personas ancianas ampliamente respetadas, cuyos valores morales los han llevado a desempeñar cargos relevantes dentro de la comunidad. Sin embargo, para llegar a ser un neasomiy, hay que sumar a lo anterior ciertas dotes y un periodo de aprendizaje al lado de otro especialista, con una reconocida trayectoria en el oficio, para así contar con los conocimientos de índole ritual. La confesión de los pensamientos, acciones y acontecimientos relacionados con la enfermedad, son un recurso imprescindible, puesto que las plegarias se ajustan a trasmitir dicha confesión y a solicitar a Dios y a la tierra la recuperación de la salud del enfermo (1).

Signorini enfatiza que el papel del neasomiy se limita al de intermediario (no es médico propiamente dicho), pues no prescribe medicina alguna e, incluso, ni siquiera toma a su cuidado al enfermo. Más bien, funge como un sacerdote cuyo principal recurso, la confesión, semejante al acto católico, tiene como finalidad la salvación, actuando inconscientemente como un recurso catártico (1). Más aún, cuando la confesión se hace pública, es considerada como un rito de reintegración del individuo al seno de la sociedad a la que ha ofendido (2). Ahora bien, el hecho de trasmitir el relato del paciente a la tierra, "rezar a la tierra" en nombre del Dios cristiano, encuentra su fondo en el sincretismo religioso entre el antiguo culto huave y la religión católica. Aun así, la tierra sigue siendo concebida como una deidad individual que todo lo ve y oye (1) (3). Es a la vez el elemento material que acoge los principios vitales perdidos ante un disgusto o una emoción. De aquí que elneasomiy debe recurrir a la tierra del lugar en que se verificó el acontecimiento origen de la enfermedad, y agradarla con velas, copal y flores, acompañados del recitado de extensas plegarias (2 y 3).

Índice de Autores

(1) Signorini, I. et al., 1979.

(2) Zurita Esquivel, M., 1984a.

(3) Ramírez Castañeda, E., 1987.

SM