Tarahumara. Nombre con el que se designa a un ser sobrenatural con forma de rana, así como a la enfermedad que éste origina.
Al rusíware se le identifica ya sea como animal vivo, o como una piedra, cuya forma y tamaño se asemejan a los de una rana pequeña, de color blanquecino con manchas. Es un ser muy peligroso, que suele dañar por medio de una mordedura o por simple contacto físico.
La persona afectada manifiesta hambre exagerada y necesidad de consumir sal en abundancia; padece dolores de estómago y cabeza, debilidad en las piernas y sensación de movimientos subcutáneos, producidos por objetos extraños introducidos en el cuerpo durante el contacto; en ocasiones sufre estados febriles y delirio, y "se le hacen bolas con agua" en la cara y en las piernas. Algunos curanderos tarahumaras u owirúame reconocen diversas formas de afección producidas por el rusíware, por ejemplo: del oído, acompañada de pulsaciones, dolor intenso y fiebre; del pulmón, con sudoración y tos; del estómago, con fiebre, delirio, diarrea amarilla fétida y dolor en el ombligo.
La curación es precedida invariablemente por la preparación de tesgüino, con posterioridad, el owirúame procede a extraer los objetos introducidos en el cuerpo del paciente, utilizando un carrizo o caña para succionar sobre la piel (V. bakáka´). Generalmente, extrae piedrecitas, semillas o espinas, que deben arrojarse a una güeja o jícara con agua, lanzándola inmediatamente al fuego. El cuerpo extraño puede ser único, o encontrarse dos de ellos; en tal caso, el owirúame informa que el primer objeto "ha parido". En ocasiones, el tratamiento se complementa con la administración oral de un cocimiento de raíz de chuchupate (Myroxylon balsamum).
Para prevenir esta enfermedad se aconseja mantener el hogar bien aseado, pues el rusíware vive donde hay ausencia de limpieza; además, debe colocarse una pequeña vasija con leche en un rincón de la casa para alimentarlo, ya que sus mordidas son consecuencia del hambre. Se asegura que la vaca productora de la leche utilizada para este propósito, engendrará una cría cada año (1).
(1) García Manzanéelo, H., 1963