En Hueyapan, Morelos, se dice que la sangre se calienta por haber realizado un ejercicio como caminar o trabajar en el campo; esta condición representa un peligro para la salud de terceros, particularmente de aquellos que poseen la sangre fresca, o sea la sangre a temperatura normal.
Se afirma que "diferentes temperaturas chocan", resultando siempre perjudicado el que posee la sangre fresca. Para evitar este riesgo, el portador de sangre caliente, después de una caminata o faena, procura sahumarse antes de entrar a una casa (1). Por otro lado, es del dominio popular que la sangre se calienta ante un fuerte disgusto, idea que se manifiesta en algunas expresiones como "¡me calienta la sangre...!", "¡me hierve la sangre...!".
(1) Álvarez Heydenreich, L., 1987.