Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México
Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana
Tlacuache

Animal perteneciente a la familia de los marsupiales. En México se encuentran dos especies que son difíciles de diferenciar, Didelphis marsupialis, restringida a las partes bajas de las vertientes costeras de Veracruz, Tabasco, península de Yucatán, Chiapas, Oaxaca y Guerrero, y Didelphis virginiana que se distribuye en el resto de los estados y las partes altas de las zonas antes mencionadas (1).

Su principal utilidad terapéutica data de tiempos prehispánicos, referida generalmente a su cola, que sirve para acelerar el parto, induciendo la contractilidad uterina. Existen variaciones regionales en el modo de uso y la parte empleada. Por ejemplo, en comunidades de Morelos algunas parteras dan un cocimiento de cola de tlacuache en caso de partos difíciles; la infusión se administra en pequeños tragos cada cinco minutos, a partir del momento en que las contracciones se manifiestan con cierta intensidad y frecuencia (2). En Hueyapan, la infusión se prepara con raspadura de pezuña de venado y cola de tlacuache (3), y en Tepoztlán, la cola se introduce en la boca de la mujer para provocar náuseas y con ello activar las contracciones; otras veces se muele y se prepara en caldo (4). En San Lorenzo Tepaltitlán, Estado de México, se come la carne, sola o en caldo, en los casos de partos retrasados o difíciles (4). En el valle del Mezquital, Hidalgo, se acostumbra dar una medicina local llamada to, "la suegra" (Montanoa tomentosa), planta reconocida por sus propiedades uteroconstrictoras, a la cual se1 añaden huesos de tlacuache, principalmente de su columna vertebral y cola para potenciar su efecto, o bien se utilizan por separado (5 y 6). En Papantla, Veracruz, se captura un tlacuache, se le corta la cola y con ella le dan tres golpes a las niñas cada año, en cuatro ocasiones, principalmente el Sábado de Gloria en Semana Santa, con la intención de que cuando sean grandes y se casen, sus partos sean fáciles (7). En comunidades de Chiapas, algunos indígenas tzeltales acostumbran guardar una cola seca colgada cerca del fuego, pues lo primero que debe hacerse durante el parto es dar a la mujer una bebida hecha con el polvo y disuelta en agua hirviendo (8).

El tlacuache también es empleado para corregir las fracturas, mediante compresas preparadas con sus huesos triturados, debiendo evitarse absolutamente en caso de contusiones, pues se agrava el mal (5). En Michoacán, la carne se aplica sobre los granos para ayudar a "madurarlos" y reventarlos, o se come en caldo con el mismo fin; la grasa se usa para extraer espinas, debiendo untarse caliente sobre la parte afectada; el hígado se ingiere cocido para curar el dolor de muelas (9). En el Mercado Sonora, Distrito Federal, se recomienda comer el caldo para atender enfermedades de la sangre (9 y 10).

La mayoría de las fuentes históricas que tratan sobre las costumbres y creencias de los antiguos pobladores de México, antes y después de la llegada de los españoles, mencionan el uso del tlacuache como estimulante de las contracciones uterinas durante el parto. López Austin (11), a partir de la información proporcionada en los Códices Matritense y Florentino, refiere textualmente algunas virtudes medicinales asignadas al animal en tiempos prehispánicos.

... Y ésta, su cola, es medicina: porque es arrojadora, es sacadora de cosas. Donde algo entra, principalmente en una grieta del hueso, que no puede salir, se pone abundante cola de tlacuache, mucha ahí se pone. Aunque esté muy atorado [lo que se ha encajado], lo hace salir [la medicina], fácilmente lo va a hacer salir. Y ellas, las que paren con dificultad, las que no pueden parir, beben [el caldo] para que rápidamente nazca el niñito... (11: 53).

Barajas transcribe las experiencias del médico obstetra Adrián Quiroz Rodiles, quien teniendo en cuenta el uso de la cola del tlacuache para acelerar y favorecer los partos en el medio rural, la utilizó experimentalmente en un caso, advirtiendo que se producían enérgicas contracciones uterinas. Debido a que otros colegas lo cuestionaron escépticamente, argumentando que dicha acción se debía a las histaminas contenidas en la cola seca (de un animal muerto con anterioridad), repitió el tratamiento, sólo que en esta ocasión adquirió un tlacuache vivo, le amputó la cola, la coció y administró el caldo a otra paciente, obteniendo resultados concordantes con los del caso anterior (10).

Índice de Autores

(1) Álvarez Solórzano, T. et al., 1987.

(2) Mellado Campos, V. et al., 1989.

(3) Álvarez Heydenreich, L, 1976.

(4) Sullivan, T., 1969.

(5) Tranfo, L, 1974.

(6) Guerrero Guerrero, R., 1983.

(7) Cano González, O., 1988.

(8) Villa Rojas, A., 1969a.

(9) Campos, T. de M., 1979.

(10) Barajas Casso-López, E., 1951.

(11) López Austin, A., 1974.

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