Para autodesignarse como pueblo, los chatinos emplean los términos kitsé cha´tnio, kitse cha´tña y kitse tsa´jnya, de acuerdo con las tres variantes lingüísticas que utilizan para denominar su propio idioma: cha´tnio para las variantes de Yaitepec y Nopala, cha´tña para la de Tataltepec, y tsa´jnya en Zenzontepec. En todos los casos, el significado literal es el mismo, "palabra trabajosa", "palabra difícil", o bien, "trabajo de las palabras". Taxonómicamente el chatino pertenece a la familia Zapotecana del grupo Otomangue, y se encuentra muy emparentada con el zapoteco.
Los datos proporcionados por el XI Censo general de población y vivienda (1990), señalan una población chatina de 35 241 individuos, de los cuales 6 254 tenían de cero a cuatro años, y 28 987 eran mayores de cinco años.
La región que ocupa esta etnia se localiza al suroeste del estado de Oaxaca y abarca una franja costera y otra de la sierra Madre Sur. Incluye una porción oriente del distrito de Juquila, con ocho municipios de considerable población chatina, y una parte sur-occidental del distrito de Sola de Vega, donde sólo el municipio Santa Cruz Zenzontepec es chatino.
Los asentamientos se ubican a lo largo de variantes altitudinales y ecológicas que permiten distinguir tres zonas: la de tierras bajas, de cero a 800 msnm en el municipio de Santos Reyes Nopala, donde la vegetación es la típica de los trópicos, representada por selvas y manglares; la zona de mediana altitud, de 800 a 1 600 msnm, con bosque caducifolio y mesófilo; y la franja montañosa, que rebasa los 1 800 msnm, con asociaciones boscosas de pinos y encinos. El clima varía del cálido húmedo al cálido subhúmedo en las zonas de menor elevación, y del templado húmedo al templado subhúmedo en la porción serrana. La región queda comprendida en un complejo hidrológico alimentado principalmente por los ríos Atoyac y Verde, cuyos afluentes conforman una vasta red, desde las partes altas hasta desembocar en el Pacífico.
La agricultura, la ganadería y la extracción forestal son las tres actividades productivas fundamentales para el pueblo chatino. El predominio de cada una de ellas está en función de las zonas antes mencionadas. Las tierras bajas se destinan a la ganadería extensiva y a la agricultura comercial, particularmente de frutales como cítricos, nanche, mango, aguacate, plátano, zapote y ciruela; la zona de mediana altitud al cultivo del café, producto que aporta los ingresos más altos en la economía familiar; y las partes más altas a la extracción maderera, ocupándose sus habitantes principalmente como jornaleros de empresas privadas y estatales. En toda la región se cultiva con fines de autoconsumo maíz, frijol, chilacayote y otras hortalizas.
La cacería y la pesca han ido perdiendo la importancia que tenían años atrás, debido al creciente deterioro de los ecosistemas por la desmedida explotación forestal, la apertura de pastizales y la contaminación de los cuerpos de agua, cuestión que ha influido notablemente en la disminución de proteína animal en la dieta chatina.
La vivienda está compuesta por una o más casas dentro de un solar, dependiendo del tamaño del grupo familiar. En el caso de una familia extensa, generalmente se comparte la cocina, que constituye una construcción aparte. La casa tradicional es de forma rectangular, consta de un solo cuarto sin ventanas, y está hecha con los materiales que provee la región: paredes de carrizo recubiertas de barro y adobe, cuatro postes de madera que sostienen el techo de hojas de palma en zona caliente, y de tejas en zonas frías, y piso de tierra apisonada. Otro tipo de casas se construyen con láminas de asbesto, metálicas o de cartón, paredes de ladrillo, tabique o piedra y piso de cemento
Hasta hace unos años, los servicios públicos y la comunicación por vía terrestre eran muy deficientes; en la actualidad es posible comunicarse con la capital del estado, Puerto Escondido y Pinotepa Nacional a través de una red de caminos de brecha y terracería que conectan a carreteras pavimentadas. Las cabeceras municipales y algunas localidades ya cuentan con electricidad, agua entubada, drenaje y servicios de correo, telégrafo, teléfono o radiotelefonía. Sin embargo, el número total de viviendas que disponen de los tres servicios primarios (agua, energía eléctrica y drenaje) es muy bajo; según los Tabulados básicos del INEGI (Oaxaca, Hablantes de lengua indígena, 1993), de 7 087 casas, sólo 245 disponen de los tres servicios primarios; 3 677 cuentan con agua entubada, 3 673 con electricidad, y sólo 470 con drenaje, de las cuales 194 lo vierten al suelo, río o lago, factor que sin duda influye en las condiciones de salud del grupo chatino.
Asimismo, la cobertura de los servicios institucionales de salud ha aumentado en los últimos años, encontrándose en casi todos los municipios donde habitan los chatinos a través de centros de atención primaria del IMSS-Solidaridad, la Secretaria de Salud y en menor proporción del ISSSTE. Sin embargo, la contaminación de las aguas, la pauperización de la dieta y el trabajo excesivo al que están sujetos, siguen siendo factores que determinan la alta incidencia de enfermedades, básicamente infecciosas (respiratorias e intestinales), parasitosis, así como las ligadas a la desnutrición.
En la visión chatina del mundo es fundamental la vinculación de lo social, lo divino y la naturaleza, los tres aspectos esenciales que determinan la armonía del universo. Así, a través de su religión se integra al individuo con su grupo familiar y comunitario, se rigen las relaciones del hombre con su medio de sustento y se establecen las normas de conducta personales y colectivas. Sus divinidades están representadas por astros y fenómenos naturales. Sobresalen Ho´o Kwicha o Jo´o Kucha, el santo padre Sol, identificado con el Dios católico, el Ser supremo que da la vida, y Ma´ Kusú, la santa madre tierra o santa abuela, que representa la fuerza creadora (la fertilidad) y a su vez simboliza la muerte. Son igualmente venerados Hoo Ko´, la santa madre Luna; Kla ´kty, la diosa del agua; Ho ´o ti ´yu, el dios de la lluvia; Jo´ó ycua´ las santas ciénegas; Ho´ Kwi´i, el dios del viento; Ho´o ki, el santo fuego o santa lumbre; y Ho´o ki´ya, el dios de la montaña. Por otra parte, también se consideran sagrados diversos lugares de su territorio, algunos manantiales, cerros, grutas y rocas a las que rinden culto, tales como la gruta del cerro Neblina y el cerro Concha, concebidos como puertas de entrada al inframundo, donde moran las almas de los muertos.
La religión chatina presenta aún fuertes rasgos animísticos de origen prehispánico, sincretizados con elementos de la religión católica; Dios, la virgen, Jesucristo, la cruz y los santos, así como ciertos festejos, han sido incorporados a la vida religiosa del pueblo chatino. No obstante, con el mismo fervor que en tiempos pasados, se siguen celebrando las ceremonias de petición y agradecimiento por las lluvias y buenas cosechas, así como los ritos de paso, desde los vinculados al nacimiento hasta los mortuorios.