Se ha propuesto que la etimología de la palabra tepehuanes proviene del náhuatl tepetl, "cerro", y la partícula posesiva huan, que en conjunto significa "dueño de cerros". Sin embargo, ellos no se denominan así, sino o´dam, que quiere decir "los que habitan", "poblano" o "gente que puebla estos lugares". La lengua tepehuán pertenece al grupo Nahua-Cuitlateco, tronco Yutonahua, familia Pi-ma-Cora, según la clasificación de Swadesh y Arana. Por su parte, la palabra mexicaneros hace alusión a la población hablante de náhuatl, aunque no se sabe con certeza cuál es el origen de dicha denominación.
De acuerdo con el XI Censo general de población y vivienda (1990), la población tepehuana asciende a 22,495 individuos, con 4,026 integrantes de cero a cuatro años de edad, y 18,479 hablantes de tepehuán de cinco años y más, de los cuales alrededor del 93% radica en Durango. Los datos censales de la población hablante de náhuatl de cinco años y más, reportan 579 individuos en Durango y 519 en Nayarit.
Ambos grupos se localizan principalmente en el estado de Durango en una extensa zona que alcanza a tocar los estados de Nayarit, Jalisco y Zacatecas, y constituye una región interétnica, pues ahí conviven además con indígenas coras y huicholes de dichas entidades. Los tepehuanes ocupan gran parte de los municipios del Mezquital y Pueblo Nuevo en Durango, y pequeñas áreas de Huajicori en Nayarit, y San Cipriano en Zacatecas. Las principales comunidades mexicaneras son Santa Cruz en el estado de Nayarit, San Agustín de Buenaventura y San Pedro Xicoras en el municipio de Mexquital, Durango.
Los asentamientos o´dam se encuentran en la región montañosa de la sierra Madre Occidental, ocupando terrenos que van desde los 2,000 msnm en las partes más altas, hasta los 400 msnm en las barrancas, en tanto que los mexicaneros prefieren edificar sus asentamientos en las partes bajas y medianas de la montaña. Los suelos son de diversos tipos, predominando los arcillo-limosos; el clima cambia de templado frío, en las partes altas, a cálido en la zona de barrancas. La fauna es muy variada; entre los mamíferos importantes se encuentran: venado, conejo, ardilla, coyote, zorra, tejón, mapache, armadillo, jabalí, tigrillo, puma, gato montes y zorrillo; hay aves como: guajolote silvestre, codorniz, paloma, correcaminos, chachalaca, guacamaya y perico, así como varias especies de serpientes, iguanas y tortugas; en el río San Pedro existe: bagre, mojarra, trucha, matalote, carpa, langostino, etcétera. Los componentes florísticos predominantes en los valles y pie de montañas son: mezquite, huizache, guamúchil, capomo, chalate, frijolillo, pitahaya, nopales y magueyes, principalmente; en las partes más elevadas de la sierra, hay bosque de pinos y cedros.
El recurso más importante explotado por los tepehuanes es el bosque; se estima que el 50% está ocupado por pinos y cedros maderables que representan la fuente más importante de riqueza. Sin embargo, la actividad ganadera es la más relevante; en ella participa la generalidad de los comuneros, que crían vacunos, caprinos y, en menor escala, ovinos y porcinos. Por su parte, los mexicaneros no cuentan con superficies maderables; su principal actividad es la agricultura de temporal exclusiva de maíz en la zona de pendientes, basada en el sistema de roza, tumba y quema, cuya producción cubre básicamente funciones de autoconsumo. Los ingresos obtenidos de la ganadería se aprovechan para la compra de víveres y herramientas agrícolas. Sin embargo, la escasez de recursos obliga a buena cantidad de los pobladores a contratarse temporalmente como jornaleros en el corte de tabaco y caña en los municipios de Acaponeta y Ruiz, Nayarit.
Los o´dam suelen tener dos o más casas. La principal se construye en una ranchería correspondiente a la familia del hombre; otra, puede estar en el pueblo para asistir a las fiestas o asambleas; y la tercera, la más rudimentaria se instala cerca de la milpa. Los materiales de construcción son diversos. Predominan las casas de madera, les siguen las de adobe y son pocas las de piedra y lodo; los techos pueden ser de lámina de cartón y lámina metálica o raramente, de bajareque y paja, siempre de dos aguas.
Los mexicaneros cuentan con dos tipos de viviendas: una, cercana a la siembra, que utilizan durante la temporada de secas, y la otra, ubicada en los cerros, a donde llevan a pastar a los animales durante la temporada de lluvias para no exponer las milpas. La casa tradicional de los mexicaneros, llamada "carretón", consiste en una estructura elevada aproximadamente a un metro del suelo, de forma rectangular, construida con paredes y piso de carrizo y techo de paja de dos aguas. Con ella se protegen de las lluvias torrenciales y de los animales, en especial de los alacranes además de ser muy fresca en el verano; la cocina se construye aparte con una especie de enramado. Hay construcciones de otro tipo, integradas por tres unidades: el dormitorio, que se hace en forma rectangular, con paredes de adobe y techo de paja de dos aguas sostenido por una estructura de madera; la cocina, con carrizos o adobe y techo de paja, y el granero descubierto, al frente, hecho con carrizo y techo de paja.
El acceso terrestre a la región ocupada por ambos grupos es muy difícil debido a lo accidentado del terreno. Varias localidades cuentan con pista aérea, pero no existen vuelos regulares por lo que las personas pueden trasladarse sólo a pie o en bestias por medio de una vasta red de veredas. El agua se obtiene de los manantiales localizados en los cerros, o de los ríos que atraviesan las localidades.
La atención institucional de salud se ha incrementado notablemente con el programa IMSS-Solidaridad, al ponerse en marcha el servicio de 14 unidades médicas rurales localizadas en: Platanitos, Charcos, Guajolota, Muruata, Xoconostle, Laguna del Bordo, Canoas, Gavilanes, Candelaria, San Francisco, Teneraca, Llano Grande, Gua-camallita y Milpillas Chico. Entre las causas de demanda de atención más frecuentes figuran: enfermedades gastrointestinales y de vías respiratorias, sarna, paludismo, así como un accidente muy frecuente en esas zonas: la picadura de alacrán.
Todas las celebraciones que giran alrededor del curanderismo, las actividades agrícolas, los cambios de cargos y los oficios tradicionales, e incluso, las del calendario litúrgico, están sujetas a los patrones impuestos por el xiotal, también llamado costumbre, ceremonia principal de los tepehuanes cuyo significado es "danza". Este baile-oración dedicado al padre Sol puede realizarse en forma familiar o comunal, con el objeto de prevenir enfermedades, propiciar las lluvia, agradecer las cosechas obtenidas, bendecir las mazorcas y renovar las plumas sagradas, las cuales constituyen un instrumento e imagen del poder sobrenatural. Entre los mexicaneros las costumbres son similares, sólo que entre ellos el xiotal recibe el nombre de xuravet o mitot.