La mayor concentración de población de amuzgo habita una porción sureste del estado de Guerrero, en los municipios de Ometepec, Tlacoachistlahuaca y Xochistlahuaca, mientras que un pequeño sector se asienta dentro de la frontera suroeste del estado de Oaxaca, en los municipios San Pedro Amuzgos y Santa María Ipalapa.
Según los datos del XI Censo general de población y vivienda, para 1990 se detectó un total de 33 294 amuzgos a nivel nacional, de los cuales 5 066 entran en el rango de cero a cuatro años y 28 228 son hablantes de esta lengua con cinco y más años de edad; de estos últimos, 23 456 individuos se registraron en Guerrero, 4 217 en Oaxaca, en tanto que el resto se encuentra distribuido en diferentes estados de la república.
De acuerdo con la clasificación de Swadesh y Arana, la lengua amuzga pertenece al grupo Otomangue, tronco Savizaa y familia Mixteca; se encuentra cercanamente emparentada con el mixteco, el cuicateco y el trique. Presenta diversas variaciones dialectales inteligibles entre sí, y al igual que el triqui, se distingue por su difícil pronunciación al presentar al inicio de ciertas palabras una secuencia de dos o tres consonantes juntas.
El territorio amuzgo, que ocupa alrededor de 3 000 km2, está ubicado en la planicie costera que va de la vertiente sur de la sierra Madre del Sur hacia el océano Pacífico; presenta un rango altitudinal que varía desde el nivel del mar hasta los 1 000 msnm, aunque la mayoría de los asentamientos se localiza en el rango de los 200 msnm. Es una región surcada por diversos ríos o arroyuelos, entre los que destacan el río Ometepec y sus afluentes Tres Ríos y Quetzalapa, además de los ríos de la Arena, Putla, Sordo, San Pedro y Santa Catarina. El clima imperante es cálido subhúmedo con lluvias de junio a noviembre, con una temperatura media anual de 25°C y una precipitación media anual cercana a los 1 600 mm. La vegetación dominante es de tipo tropical subcaducifolio y se encuentra fuertemente alterada. Algunos de sus componentes importantes son el pochote, guarumbo, cornezuelo, uña de gato, palo drago, tetlate, guamúchil, macuil, cuapinol y diversas especies de palmas, entre otros. Dentro de los registros faunísticos aparecen el tejón, zorra, armadillo, mapache y, escasamente, tigrillo, jabalí y venado.
Sus actividades económicas son fundamentalmente de subsistencia, en donde la agricultura ocupa el primer lugar. Poseen tierras de buena calidad, que trabajan bajo el sistema de roza, tumba y quema; los principales cultivos son el maíz, frijol y chile, en menor escala ajonjolí, cacahuate, calabaza, camote, caña de azúcar, jamaica, jitomate, sandía y piña, además de árboles frutales como mango, papayo, plátano, zapote, anona, ciruela, nanche y algunos cítricos. La cría de ganado bovino, porcino y caprino se practica para satisfacer las necesidades domésticas, y ocasionalmente representa una fuente de ingresos a la economía familiar, sobre todo para la población de San Pedro Amuzgos donde la ganadería es la actividad más importante.
La comunicación por vía terrestre en la región amuzga guerrerense está conformada por una red de veredas, algunas carreteras de terracería y caminos rurales que comunican a las diversas comunidades con las cabeceras municipales. En Oaxaca, San Pedro Amuzgos está comunicado mediante la carretera Tlaxiaco-Putla-Pinotepa Nacional, de la cual parte un ramal que conecta a Santa María Ipalapa.
Existen prácticamente dos tipos de asentamientos entre los amuzgos: los que se encuentran concentrados, como las cabeceras municipales de San Pedro Amuzgos, Xochistlahuaca y Tlacoachistlahuaca, y los dispersos, que forman pequeñas rancherías en las faldas de los cerros. La vivienda aloja con frecuencia a una familia extensa en unidades independientes (de cinco a seis ocupantes). En los poblados, por lo común consta de una sola habitación rectangular construida con adobe o ladrillo, techo de teja o lámina y piso de tierra apisonada o cemento; en las rancherías es de forma circular, con paredes de varas de otate con los intersticios rellenos de lodo, techo de zacate y piso de tierra. Ambos tipos de viviendas tienen como anexos la cocina y una troje.
La mayoría de los asentamientos amuzgos carecen de servicios básicos (electricidad, agua entubada y drenaje) y, en general, la región está catalogada dentro de las zonas de condición social precaria, niveles bajos de bienestar, altos índices de analfabetismo y mortalidad y un grado muy elevado de marginación, problemática que se acentúa en la población dispersa. En Oaxaca, según los Tabulados básicos del INEGI (Oaxaca, Hablantes de lengua indígena, 1993), de 959 casas, tan sólo 80 disponen de los tres servicios; 496 cuentan con energía eléctrica, 452 con agua entubada y 125 con drenaje.
Debido a la escasa cobertura del servicio médico institucional, la medicina doméstica y la de los terapeutas amuzgos constituye una alternativa importante en el logro de la salud. En 1992 se fundó la Organización de Médicos Tradicionales Amuzgos de la Costa Chica de Guerrero (OMTACCHG), con sede en Ometepec, que agrupa a más de 60 terapeutas de 15 comunidades del mencionado municipio. Dentro de sus objetivos primordiales están el conseguir el reconocimiento y legalización para el ejercicio de la práctica médica tradicional, además de la preservación y fortalecimiento de sus propios conocimientos.
Para el pueblo amuzgo, es de vital importancia mantener a su favor la voluntad divina a través de ceremonias propiciatorias de las lluvias, de las buenas cosechas, del bienestar comunal y personal, así como del logro y mantenimiento de la salud. Se considera que los especialistas encargados de los rituales son los únicos capaces de entrar en comunicación con los entes sobrenaturales que representan los fenómenos naturales, así como con los habitantes del panteón nativo, todos ellos entidades que gobiernan la vida humana y a quienes hay que agradar con ofrendas y plegarias.
Cabe resaltar la idea amuzga de que todas las personas están sujetas a fuerzas animadas del bien y del mal, que dirigen su conducta y determinan los diversos aspectos de su vida. De aquí que la vida les parezca poco trascendente, mientras que conciben el verdadero sentido de su existir "en la otra vida".
La religión tradicional amuzga se ha entrelazado fuertemente con la católica; prueba de ello son los altares domésticos en los que se colocan cruces, imágenes de santos y reliquias, todos ellos objetos sagrados, dotados de poderes, a los que oran para evitar el mal o solicitar algún favor. Poseen una particular organización religiosa encargada de los múltiples festejos en honor a los santos patronos de cada pueblo, así como de otras festividades del calendario litúrgico, casi una al mes. Sobresalen las fiestas dedicadas a san Pedro en Amuzgos, san Miguel en Xochistlahuaca, santa María en Ipalapa, san Sebastián en Cosoyoapan y a la virgen de Guadalupe en el poblado que lleva su nombre. También se celebran la Santa Cruz, las Animas, el Divino Rostro, la virgen del Rosario, la Semana Santa, Todos Santos, la Navidad y el Carnaval.