Ritual con el que los tzotziles chiapanecos evitan que huya el alma del recién nacido. Se encarga de realizarlo la abuela paterna, o en su ausencia la materna, también la hermana de la mamá o en último caso, la propia madre.
Se amarra un hilo de algodón en uno de los puños del niño y otro en el tobillo opuesto, se pega en su coronilla un disco con cera virgen, dejándolo en la cabeza hasta que caiga por sí mismo. Los brazaletes amarrados en el puño y en el tobillo sólo se quitan cuando aprietan demasiado (1) (V. alma).(1) Guiteras Holmes, C., 1965.