Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México
Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana
Baño de vapor

Baños calientes que actúan por medio de aire saturado o sobresaturado con vapor de agua. En este tipo de baños se alcanzan temperaturas de 37.5 a 50°C mediante piedras calentadas al rojo vivo y arrojadas en un recipiente con agua, o bien, calentando un cuarto con una fogata y salpicando con agua las paredes (1) (V. hojear). En estos casos, el terapeuta se encarga de regular tanto la temperatura del baño como el suministro de infusiones medicinales al doliente, para complementar la función terapéutica del baño (1 y 2).

Algunas veces el curandero quema plantas aromáticas dentro del baño o da a beber infusiones o tisanas al enfermo. Después de esta terapia, el doliente debe permanecer envuelto en una manta, para que el calor de su cuerpo baje gradualmente, y reposar por un lapso de tres horas.

En los primeros minutos esta atmósfera caliente provoca en el paciente una sensación de desesperación, debido a la dificultad que tiene para respirar, almismo tiempo que su pulso y frecuencia cardiaca se aceleran y se eleva notablemente la temperatura de su cuerpo, mientras comienza a sudar.

En general, en el baño de vaporse utilizan plantas aromáticas que contienen una gran cantidad de aceites esenciales, como ruda (Ruta chalepensis), santa María (Chrysanthemum parthenium), pirúl (V. Schinus molle), malvón (Pelargonium sp.) (3), eucalipto (Eucalyptus spp.), chayote (Sechium edule), romero (Rosmarinus officinalis), cedro (?) y hierba mora (Solanum nigrescens) (4).

Para la medicina tradicional es una de las formas más simples de hidroterapia, ya que no requiere instalaciones sofisticadas (1).

Entre los tzeltales de Oxchuc, Chiapas, es remedio utilizado para curar la esterilidad, tanto en el hombre como en la mujer; si es provocada por un "enfriamiento", nada más apropiado que el "calor" para combatirla. Antes de tomar el baño se ingiere una infusión bien caliente de kerem poxil, "medicina del muchacho" o, kantzipoxil, "medicina de muchacha", para complementar la acción del vapor (5).

El baño de vapor es utilizado con los mismos propósitos que los baños de tina, temazcal, torito, etcétera, para curar malestares reumáticos, enfermedades de frío y padecimientos ginecoobstétricos principalmente (1).

Para la medicina académica este tipo de baño desencadena efectos fisiológicos importantes. Provoca un cambio inmediato en la temperatura corporal y, como mecanismo reflejo compensatorio, abudante sudoración, con la que se pierden cantidades notables de cloruro de sodio, iones de potasio, ácido láctico y urea. El aire humidificado con vapor de agua descongestiona las vías respiratorias y produce una broncodilatación que facilita la respiración. En la mayoría de los casos, la sudoración extrema es nociva porque conduce a una deshidratación celular.

El aumento de la temperatura corporal estimula los tejidos nervioso y muscular y provoca vasodilatación generalizada con aumento del gasto cardiaco. Después de un baño caliente, la piel queda más sensible y se produce una relajación de todo el organismo (6). Por otra parte, al estar expuestas las plantas aromáticas a este ambiente sufren extracción de sus aceites esenciales, los cuales se incorporan a dicha atmósfera caliente humidificada. Estos compuestos, entre los que se conocen muchos de vigorosa actividad biodinámica, penetran por mucosas, piel (absorción transdermal) o por vías respiratorias, lo que provoca efectos farmacológicos evidentes.

Investigaciones recientes sobre la absorción por el organismo de aceites marcados con C 14 y aplicados en baños de tina calientes, sauna, vapor y otros procedimientos semejantes, demuestran la presencia de estos compuestos en la sangre del paciente hasta 24 horas después de efectuado el baño (7).

Índice de Autores

(1) Mellado Campos, V. et al., 1989.

(2) Palacios de Westendarp, P., 1986.

(3) Leiter Ferrari. W., 1982.

(4) RuizSalazar, C., 1989.

(5) Saldova. M., 1962.

(6) Bowman. W. C. et al., 1985.

(7) Zolla, C., 1984c.

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