Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México
Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana
Espiritualismo

Doctrina religiosa fundada en la segunda mitad del siglo XIX en la ciudad de México, que privilegia la comunicación espiritual entre los hombres y la divinidad, además de la curación de enfermedades como fundamento de su proselitismo.

En algunas corrientes de esta doctrina, la curación se ejerce mediante la posesión espiritual del terapeuta -o médium en este caso- por los espíritus de médicos de épocas anteriores. El espiritualismo concibe a la enfermedad como producto del quebrantamiento de algún precepto moral, o bien como la posesión del paciente por algún espíritu maléfico.

La iglesia original, llamada Iglesia Mexicana Patriarcal de Elias (IMPE), fue fundada en la ciudad de México en 1866 por el seminarista Roque Rojas. Este personaje sintetiza dos tradiciones que de alguna manera están plasmadas en los fundamentos del espiritualismo: la indígena y la judaica española. Según los documentos del archivo de la IMPE, Roque Rojas desciende, por el lado materno, del sacerdote otomí Xólotl, quien oficiaba en el Templo del Sol durante la Conquista Española. A Xólotl se le reveló que de su estirpe nacería el Verdadero Hijo del Sol, cuya misión en la Tierra sería salvar a los indios oprimidos. Tal profecía quedó grabada, por puño de Xólotl, en un documento conocido como el Códice Xilitla (1). Por el lado paterno, Roque Rojas desciende de los condes de Machuca, familia española que estrechó lazos de sangre con la familia de un rabino judío llamado Abraham. Según cuenta la historia, un hijo del conde de Machuca se casó clandestinamente con una hija de Abraham. Al enterarse de tal suceso, el rabino dijo:

Yo sé que de nuestra raza y familia ha de venir un Mesías que nos ha de salvar, pero han faltado a nuestras leyes y la maldición hebrea caerá en los condes de Machuca, hasta que venga ese Mesías... (1:38).

De acuerdo con este mandato, la IMPE sostiene que Roque Rojas es el nuevo Mesías y rompe con la Iglesia católica y el cristianismo.

Esta corriente religiosa divide la historia de la humanidad en tres tiempos: el primero, o era mosaica, en la que Moisés era portador de la palabra divina; el segundo donde Jesucristo llega a la Tierra para redimir a la humanidad; el tercero que se inicia en 1866 y marca la llegada del nuevo Mesías a la Tierra para acabar con la idolatría, el fanatismo y el materialismo. Este último periodo durará dos mil años durante los cuales el Creador se comunicará directamente con los hombres a través del entendimiento. Al fundar la IMPE, Roque Rojas asentó la ley del nuevo culto en veintidós preceptos y en su autobiografía, llamada El Último Testamento. Su Iglesia la estructuró en siete subiglesias -representativas de los siete sellos del Apocalipsis, o grados de desarrollo espiritual- y una jefatura principal comandada por un jefe supremo llamado el Gran Hijo del Sol. El sacerdocio original se componía de doce hombres y doce mujeres, seleccionados por el mismo Roque Rojas. Su doctrina postulaba que el pueblo de México, descendiente de las doce tribus de Israel, era el pueblo elegido por Dios para iniciar la tercera era de la humanidad.

En la actualidad, el espiritualismo se compone de cuatro corrientes fundamentales: el eliasismo patriarcalista, el evangelismo Elias, el roquismo y el espiritualismo trinitario mariano (1 y 2). Las escisiones que produjeron estas cuatro corrientes se remontan a dos aspectos de la doctrina original, a saber: la ruptura con el cristianismo al proclamar un nuevo mesianismo, y las técnicas curativas utilizadas por el sacerdocio. Es así que los veintidós preceptos hacen explícita la prohibición de ciertos procedimientos terapéuticos, retomados posteriormente por algunas corrientes disidentes de la doctrina original. En lo particular, el precepto decimonoveno dice así:

No deberás creer ni enseñar a ninguna persona, fábulas, por vía de consejas, de historias o cuentos vanos y superfluos; porque todo esto es desagradable y abominable ante Dios; las cosas que se te señalan ampliamente, y en las cuales no deberás de aceptar ni creer en ellas por ningún concepto, son las que de la manera siguiente se expresan: diablos, brujas, duendes, espíritus malignos, apariciones de imágenes, que de realidad y de hecho no hayan sido verdad, y sólo aceptarás en esta salvedad las apariciones reales; no deberás creer también en falsos castigos, transformaciones de gentes, todo lo vano y superfluo; te queda prohibida toda práctica mágica y también no deberás creer en amuletos, talismanes, sortilegios y limpias de fuego o de las que sean. Y en este precepto tienes todas las prohibiciones de las cosas falsas que no deberás creer en ellas como son: nahuales, hechiceros, cartomancianos, adivinos, ni en gentes que tengan espíritus de pitón, por ser esto abominable y nefasto ante tu Dios y Señor; también no creerás en los innumerables santos inventados de las religiones, y en todos aquellos milagros que no sean ciertos y verídicos (1:82).

El eliasismo patriarcalista sigue las normas fundamentales de la IMPE, e incluso se identifica con el mismo nombre. Después de la muerte de Roque Rojas, la sede de la IMPE pasa a la Iglesia del Séptimo Sello, presidida por la sacerdotisa Fernanda Trejo Jácome. A partir de 1906, la IMPE sufre una reestructuración, llamada la reforma asuncionista, hecha por la sacerdotisa Asunción Lopezcano Valverde, quien sucediera en el cargo a Fernanda Trejo. En la actualidad, la IMPE tiene su sede en el pueblo de Ocotito, Guerrero. Esta corriente desconoce la comunicación con las almas muertas y las figuras divinas de Dios y de la Virgen María. Las prácticas curativas más importantes, especificadas por la reforma asuncionista, se resumen en las siguientes ceremonias: 1) desplasmes con la vara de justicia, 2) curación con el arca sagrada, 3) inmunizaciones con la cruz eliasista y 4) revibraciones con las radiaciones astrales.

A la muerte de Roque Rojas, su esposa, Guadalupe Arias Malenco, sacerdotisa original de la IMPE, funda en San José Ocotillo, Hidalgo, la Iglesia Israelita Regenerada. Dicha corriente regresa a prácticas católicas y desconoce los veintidós preceptos de la IMPE; su influencia se extiende a Pachuca, Hidalgo. A la muerte de Guadalupe, su nieto, Delfino Ortiz Rojas, cambia el nombre de la iglesia a Iglesia Espiritualista Evangélica, de allí que se reconozca esta escisión con el nombre de Evangelismo Elias. Si bien esta corriente constituye un retorno al cristianismo, las técnicas curativas que preconiza se basan en la posesión espiritual (1 y 2).

Damiana Oviedo, sacerdotisa original de la IMPE, y quien impulsara con mayor fuerza como técnica curativa el uso de la posesión espiritual o la capacidad de trasmitir vía mediums, fundó en la ciudad de México los templos Basílica del Espíritu Santo, Casa Espiritual de Elías y Sexto Sello. Después de la muerte de Damiana, en 1922, la Casa Espiritual de Elías se bifurcó en dos templos: uno en Atotonilco y el otro en la calle Luna de la colonia Guerrero. Este último recibió en 1924 el nombre de Templo del Medio Día, y es allí donde surgen los Espiritualistas Trinitarios Marianos, la más difundida de todas las escuelas espiritualistas y con influencia en toda la república e, inclusive, en Estados Unidos. Las escisiones del Espiritualismo Trinitario Mariano las constituyen los siguientes templos: Católicos Apostólicos Espirituales, los Hijos de Israel de la Montaña Sagrada del Ajusco, Espiritualismo Crístico, Templos Espirituales Luz de Oriente, Iglesia Universal Espiritualista Trinitaria Mariana, Estrella de Luz de Conciencia por Pacto Espiritual, los Espiritualistas de la Orden del Silencio (1), y los Hermanitos de la Luz del Templo San Simón (3).

Merecen mencionarse los motivos de la última escisión: los espiritualistas trinitarios marianos, además de usar la posesión espiritual como técnica terapéutica, recurren a limpias, barridas y herbolaria (3 a 5); esto no sucede con los Hermanitos de la Luz, también llamados espiritualistas alcalinos, quienes se dedican a curaciones estrictamente espirituales (1 y 2).

La tendencia roquista surge de dos disidencias del sacerdocio original de la 1MPE. Una de ellas la inició Francisco Olloqui Xicoténcatl, al fundar la Iglesia Roquista en Ixmiquilpan, Hidalgo. Olloqui Xicoténcatl rechazó el cristianismo por considerarlo un instrumento de represión contra los pueblos indígenas, y en su nueva iglesia intentó restaurar el culto a Huitzilopochtli. Sin embargo, esta corriente reconoce a Roque Rojas como hijo de Huitzilopochtli. Al morir Francisco, la iglesia toma el nombre de Iglesia Meronita Roquista, que hoy en día tiene influencia en Monterrey, Nuevo León, y Cuahutitlán, Estado de México (1 y 2). Las prácticas curativas de esta corriente consisten en oraciones a Roque Rojas, así como la aplicación de bálsamo bendito, que consiste en agua del pozo de Samada en Atizapán de Zaragoza, Estado de México, y del río Jordán (posibles renombramientos religiosos) que pasa por los pueblos hidalguenses de San Miguel Regla y Huasca (1). La segunda escisión roquista la constituyeron los hermanos Manuel y Pablo González Pruenda, ambos sacerdotes originales de la IMPE, al fundar en Teoloyucan, Estado de México, una iglesia independiente que llamaron la Iglesia del Sol y sus Siete Sellos Celestes, proclamando que Roque Rojas era una reencarnación del Dios Quetzalcóatl. Actualmente la iglesia se llama Quetzalcóatl, Real Orden de la Serpiente Emplumada y Supremo Sacerdocio de los Mensajeros del Sol, con influencia en la ciudad de Guadalajara (1 y 2). Aseguran ellos que, al morir, Roque Rojas se llevó consigo los Siete Sellos para plantarlos en siete astros distintos y, por lo tanto, la astrología juega un papel importante en sus prácticas curativas (1).

Algunos autores consideran que el espiritualismo es "una continuación de la medicina tradicional prehispánica, colonial y contemporánea; y [que) no es ajeno a los esquemas culturales y estructurales del pueblo [mexicano]" (3). Sin embargo, hay diferencias claves entre el espiritualismo y la llamada medicina tradicional practicada por terapeutas no espiritualistas. La ruptura con el catolicismo constituye una innovación radical por parte del espiritualismo, la cual no es compartida por otras tradiciones médicas populares. Otra diferencia importante se encuentra en la conceptualización de la enfermedad. La estructura que subyace a la causalidad de la enfermedad en el discurso de los curanderos, se resume en la díada posesión-sustracción: posesión por un mal aire, una corriente de frío o de calor, una emanación dañina proveniente de otra persona; sustracción mediante el robo o pérdida de alguna entidad anímica, generalmente ocasionada por la acción de un ser mágico relacionado con el inframundo. Esta díada no es perceptible en el discurso espiritualista: la enfermedad es causada por la posesión de algún espíritu dañino, no por la sustracción del alma del enfermo. Además, algunas corrientes espiritualistas de Hidalgo -a diferencia de los espiritualistas trinitarios marianos- (5) no admiten que un ser humano pueda causar enfermedad a otro, desechando así creencias como el mal de ojo o la brujería (6). De hecho, el padecimiento infantil conocido como mal de ojo, es interpretado por los espiritualistas como la intrusión en el cuerpo del niño, de un espíritu reencarnado que en su vida anterior vivió de mala manera (6). Por último, el precepto decimonoveno de la doctrina original de Roque Rojas desconoce la existencia de naguales y de otras entidades mágicas comunes en el discurso médico de curanderos no espiritualistas.

Otra diferencia fundamental entre el espiritualismo y algunas prácticas médicas populares, estriba en la clase social de sus prosélitos. Evidentemente, la medicina popular no se circunscribe a una clase determinada de la sociedad mexicana; sin embargo, el origen clasista de las diversas tradiciones marca diferencias entre ellas. En la composición del sacerdocio original de la IMPE, aparece una notable influencia pequeño burguesa urbana: de los doce sacerdotes iniciales, tres eran mineros, tres labriegos, dos empresarios, uno era impresor, uno bachiller y uno secretario de un juzgado (resulta interesante que la corriente denominada roquista, la más dispuesta a renunciar al cristianismo y recuperar la tradición indígena, haya surgido de los tres labriegos del sacerdocio original) (1). En contraste, una de las tendencias más notables de la medicina popular no espiritualista, aquella que profesa creer en los naguales, la brujería y demás elementos rechazados en los veintidós preceptos de Roque Rojas, es decir, la medicina indígena, tiene su origen en sociedades campesinas prehispánicas, y su continuación en el campesinado patriarcal cuya descomposición es un proceso constante desde la Colonia hasta la fecha, motivo por el cual tales prácticas también aparecen en el medio urbano. Estas diferencias de origen son claras también en el discurso de las diversas tradiciones: el espiritualismo tiene como fundamento una filosofía nacionalista milenarista, lo cual no es tan patente en la medicina indígena no espiritualista; esta última más bien maneja un discurso de identidad étnica.

Finalmente, es menester señalar una posible fuente de confusión entre el espiritualismo y el espiritismo. Si bien ambos cultos presentan características comunes -como es la posesión espiritual de quienes ofician las reuniones-, los espiritualistas hacen explícito su distanciamiento de los espiritistas. Los primeros tienen su origen en la iglesia de Roque Rojas, los segundos son discípulos del francés Allan Kardec, quien no pretendía la creación de una nueva religión (1 y 2) (7). Los espiritistas se comunican con los espíritus de personajes que no necesariamente eran terapeutas, como Francisco Madero y Pancho Villa, hechos que constituyen un anatema para los espiritualistas. Estos últimos dirigen su comunicación a espíritus de quienes en vida fueron médicos; además, la invocación de espíritus violentos es contraria a la práctica espiritualista (7). Posiblemente, el nexo entre ambos cultos se remonta a Damiana Oviedo, que tuvo contacto con espiritistas, a pesar de ser sacerdotisa de la IMPE (1).

Índice de Autores

(1) Ortiz Echániz, S., 1990.

(2) Ortiz Echániz, S., 1979.

(3) Anzures y Bolaños, M. del C., 1983.

(4) Lagarriga Attías, I., 1979.

(5) Ortiz Echániz, S., 1978.

(6) Finkler, K., 1977.

(7) Madsen, W. et al., 1972.

DM