Según fuentes históricas, el vocablo "pame" -"pami" o "pamie"- es la denominación con que los españoles llamaron a este grupo étnico y cuyo significado es "ya no", aludiendo a la frecuencia con que usaban esta negación. Actualmente la etnia se autodesigna xi´ói o xiyói, al parecer derivación de yui, "hombre".
De acuerdo con la clasificación de Swadesh y Arana, su lengua pertenece a la familia Pame-Jonaz del tronco Otopame y grupo Otomangue, emparentada con el chichimeco-jonaz. Entre las múltiples variaciones dialectales, se distinguen dos: el pame septentrional o del norte, que se habla en San Luís Potosí y una porción adyacente de Querétaro, y el pame meridional o del sur, variante casi extinta de los estados de Hidalgo, Guanajuato y Querétaro.
De acuerdo con el XI Censo general de población y vivienda, la población pame en 1990 ascendió a 6 841 individuos, de los cuales 1 109 entraban en el rango etario de cero a cuatro años, y 5 732 en el de cinco años y más. Sin embargo, estos datos sugieren una seria disminución poblacional o un registro incompleto de sus integrantes, si se comparan con el censo levantado en 1977 por el Centro Coordinador Indigenista de la región pame, el cual detectó alrededor de 11 000 hablantes.
El actual territorio xi´ói, también conocido como pamería, se ubica en la región montañosa y desértica de la sierra Madre Oriental del estado de San Luís Potosí y en una pequeña porción norte de Querétaro. Los municipios en los que se asienta la mayor parte de la población pame pertenecen al estado de San Luís Potosí, y son: Santa Catarina, Rayón, Tamasopo, Alaquines y Ciudad Maíz, además de una pequeña fracción que se ubica en el municipio de Aquis-món y algunos cientos que viven en el límite norte de Querétaro.
Esta región presenta variaciones altitudinales que van de los 350 a los 1 400m snm; en ella se pueden distinguir tres tipos constrastantes de vegetación, según el clima, precipitación pluvial y altitud. En las zonas más elevadas de los cinco municipios potosinos, en donde impera el clima templado con lluvias en verano, predomina una vegetación boscosa de encino y pino. Gran parte del municipio de Tamasopo y el este del de Ciudad Maíz presentan un clima templado con lluvias todo el año y una vegetación tropical de hojas perennes en donde el palo mulato, cedro rojo, encino y roble son elementos arbóreos importantes. Por último, en parte de los municipios de Ciudad Maíz y Alaquines existen zonas de clima cálido con escasas lluvias en verano y una vegetación de tipo matorral submontano con especies como gobernadora, mezquite, huizache y palma real, además de diversas especies de cactos y agaves, entre otras.
Una larga lista conforma el inventario faunístico de la región; entre las especies favoritas para la caza, actividad que se practica ocasionalmente, cabe mencionar: venado burro, venado chacal, jabalí, tlacuache, zorrillo, armadillo, conejo y ardilla real, además de aves como la chachalaca y la gallina de monte.
La ocupación más importante en la estructura económica pame es la agricultura, actividad fundamentalmente de subsistencia; los principales cultivos son: maíz, frijol, chile y calabaza; en tierras con clima cálido-húmedo también se siembra en pequeña escala café y caña de azúcar; en los terrenos semidesérticos se practica el cultivo del nopal para el aprovechamiento de la penca y la tuna, y del maguey para la extracción de fibra y savia.
La recolección de plantas silvestres como el chamal, quelite, verdolaga y guamúchil, así como la cría de ganado bovino, caprino y ovino, y la apicultura con especies nativas, son actividades destinadas a satisfacer las necesidades domésticas, aunque también suelen representar una fuente de ingresos a la economía familiar.
Buena parte de los asentamientos pames son de tipo disperso, situados en las alturas de los cerros; sólo en los municipios de Alaquines y Ciudad Maíz habitan en poblaciones más urbanizadas y predominantemente mestizas. La vivienda rural es una construcción tradicional cuyos materiales varían de acuerdo con los elementos naturales a su disposición. Pueden ser de forma rectangular o cuadrada, o bien redondeada de uno o ambos lados; de una pieza o con cocina y dormitorio independientes. Las paredes se erigen de troncos de diversos arbustos y arbolitos, carrizo, cañas de maíz o azúcar, comúnmente enjarradas con lodo, o de tablones de mezquite, cedro, encino, o de adobe en los poblados más urbanizados. Los techos son siempre de dos vertientes y pueden ser de hojas de palma, lámina de asbesto o galvanizada y, con menor frecuencia, de caña de maíz y junco.
La pamería se encuentra comunicada por la vía férrea San Luís Potosí-Tampico que atraviesa Ciudad Maíz, Alaquines, Cárdenas y Tamasopo; existen además dos carreteras nacionales que cruzan la región: la que va de la capital del estado a Tamaulipas y pasa por Ciudad Maíz, y la carretera San Luís Potosí-Valles-Tampico, en la que convergen una vasta red de brechas y carreteras de terrecería y rurales que comunican con diferentes núcleos poblacionales como Rayón, Cárdenas, Alaquines, Ciudad Maíz, Lagunillas, Santa Catarina, Santa María Acapulco, Canoas, Tamasopo, Las Palmas y otras más.
Casi la totalidad de las comunidades pames carecen de los más elementales servicios como agua potable, energía eléctrica y drenaje, que se presentan sólo en las cabeceras municipales. La cobertura de la atención médica institucional es también insuficiente; la región cuenta con algunas unidades médicas rurales, entre las que destacan por su afluencia de pacientes pames las ubicadas en Vicente Guerrero del municipio de Rayón, en La Palma del municipio de Tamasopo, en La Cañada del municipio de Alaquines y en Santa María Acapulco del municipio de Santa Catarina. Las enfermedades gastrointestinales y de las vías respiratorias, las parasitosis, desnutrición y otras enfermedades pluricarenciales, así como los partos prematuros, fiebre puerperal y abortos, figuran entre las causas de demanda de atención más comunes.
Pese a que la cultura pame ha sufrido múltiples cambios por el contacto con la cultura ibérica, la penetración de la religión católica y la influencia de otros grupos mestizos e indígenas vecinos (huastecos, otomíes y nahuas), aún forman parte importante de su visión del mundo, ciertas creencias y prácticas religiosas. Veneran al dios Sol, a quien identifican con el dios católico; al venado mayor, quien determina la suerte de los cazadores; a deidades íntimamente relacionadas con sus labores agrícolas, como la madre tierra y, en especial, el dios del trueno, a quien ofrendan, imploran y agradecen las lluvias y las buenas cosechas. Suponen la existencia de entes sobrenaturales encarnadas en las piedras, seres vivientes necesitados de alimento a los que hay que ofrendar; aquel que omita esta obligación, corre el riesgo de pagar con enfermedad e incluso con la muerte; de hecho, en los municipios de Tamasopo y Rayón, existen ciertos montículos de piedras considerados como lugares sagrados; éstos se encuentran en las partes altas de los ranchos o cerca de un cementerio. También sobrevive la creencia en los "encantos", seres preternaturales que fungen como los dueños de los ojos de agua y quienes son los responsables de que no se agote el líquido vital.
Además de los rituales tradicionales, tales como la petición de lluvias, el agradecimiento por las cosechas y el que se lleva a efecto con motivo de la siembra, en la pamería también se celebran diversas fiestas católicas, entre las cuales la Semana Santa, la fiesta de los Muertos y la Santa Cruz cobran especial importancia.