Huave. Hombre poderoso cuyo nagual o otras alter ego es la nube, el rayo o el viento. Cuida y defiende al poblado, además de curar las enfermedades de sus habitantes. Es un ser inmortal, pues cuando ya está viejo se acuesta en su cama de penca y, al poco tiempo, vuelve a ser niño. Dada su inmortalidad, a él se atribuye la invención de diversos artefactos y prácticas culturales.

Así, los montioc descubrieron el hilado, la siembra y la pesca; y se piensa que también llevaron al pueblo las piedras y campanas de la iglesia. Vigilan el comportamiento de las autoridades locales, si es que no las desempeñan ellos mismos. Mediante los sueños observan todo lo que sucede en el pueblo, e identifican el lugar al que se debe acudir en caso de desgracia o enfermedad, así como el nagual o animal compañero de alguna persona enferma con el fin de realizar una terapia adecuada.

Aquel montioc que revele su poder, lo pierde. No debe usarlo para fines egoístas o en trivialidades. Para trasportarse a un lugar donde se requiera su presencia, tiende un saco en el suelo y se para encima de él; el saco se convierte en nube y lo lleva al sitio indicado (1) (V. tona).

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(1) Ramírez Castañeda, E., 1987.

DM