La palabra "cuicateco" proviene del verbo sustantivo cuicatl, "canto", y significa "los cantores". Según algunas fuentes históricas, fueron los mexicas quienes denominaron Cuicatlán ("lugar del canto") a la región que ocupaba la etnia en cuestión, debido a la afición de sus moradores por practicar esta actividad.
De acuerdo con la clasificación de Swadesh y Arana, la lengua cuicateca se ubica dentro de la familia Mixtecana, del tronco Savizaa, grupo Otomangue, al igual que el mazateco y el chinanteco, idiomas con los que se encuentra emparentada.
Según los datos demográficos que aporta el XI Censo general de población y vivienda (1990), la población cuicateca asciende a 15 223 individuos, de los cuales 2 546 corresponden al estrato de cero a cuatro años, y 12 677 al de cinco años y más. De estos últimos, 11 846 fueron censados en el estado de Oaxaca, y el resto se registró disperso en 14 estados de la república.
La región cuicateca se sitúa al noreste del estado de Oaxaca, y ocupa un territorio aproximado de 8 400 km2, el cual es atravesado por la sierra Madre Occidental, a la altura de las sierras de Pápalo y Teutitla. Incluye una gran parte del distrito de Cuicatlán y una porción del de Nochixtlán, con un total de diez municipios entre los que destacan Concepción Pápalo, San Andrés Teotilalpan, San Juan Tepeuxila, San Juan Bautista Cuicatlán y Santos Reyes Pápalo.
El territorio de esta etnia es abrupto con alturas desde los 3 300 msnm en las elevaciones mayores, hasta los 600 msnm en los valles, cañadas y barrancas. La variabilidad de la temperatura y humedad es también característica de la zona, pues comprende clima de seco a húmedo y de frío a cálido. Estos factores determinan la presencia de diversos tipos de vegetación y asociaciones en donde predominan los bosques tropicales en las partes bajas, y templados en las de mayor altitud.
El pueblo cuicateco es esencialmente agrícola. Los cultivos de subsistencia son el maíz, frijol, chile, calabaza, papa y, en algunos lugares, trigo. El café es el producto de mayor importancia comercial en la parte serrana, mientras que en las tierras bajas lo son la caña de azúcar, tabaco y algodón, además de frutales como el aguacate, mango, chicozapote, naranja, mamey, durazno y nuez. Otra actividad que complementa el ingreso familiar es la renta de los ahora deteriorados bosques de su territorio para la explotación forestal, además de la venta de artesanía textil y alfarera, así como de diversos objetos tejidos con carrizo e ixtle. Es de notar que una considerable población, predominantemente masculina, migra en busca de trabajo asalariado a las plantaciones vecinas de su estado natal y de Puebla.
Las características de la vivienda en los asentamientos cuicatecos dependen de la ubicación, recursos naturales disponibles y posición económica de sus habitantes. En los poblados importantes las casas se edifican con paredes de adobe o madera, techos de lámina o teja y piso de tierra apisonada o cemento, mientras que en las rancherías la vivienda se construye con paredes de troncos con los intersticios rellenos de barro, piedra, otate o hierbas, según las condiciones climáticas imperantes; el techo es de zacate, palma, hojas de caña de azúcar, tejamanil o teja, y el piso es de tierra apisonada. Por lo general, consta de una habitación -sin ventanas y con una sola puerta- que cumple las funciones de dormitorio y estancia. Como anexos están la cocina y el granero. La habitación principal está rodeada por un patio, en el que se crían animales domésticos y se cultivan frutales y otras plantas útiles y ornamentales.
Los servicios básicos son, en términos generales, deficientes, particularmente en los asentamientos de las partes más altas. Según los Tabulados básicos del INEGI (Oaxaca, Hablantes de lengua indígena, 1993), de 3 749 viviendas, únicamente 245 cuentan con los servicios de energía eléctrica, agua entubada y drenaje; sólo 2 604 poseen el primero, 1 999 disponen de agua y 345 de algún tipo de drenaje. La comunicación terrestre está constituida por una red de brechas, caminos de herradura y terracería que se conectan a la única carretera pavimentada, Tehuacán-Oaxaca, la cual pasa por San Juan Bautista Cuicatlán.
La cobertura de las instituciones de salud resulta insuficiente, y es proporcionada por el IMSS-Solidaridad a través de unidades médicas rurales, como las de Santa María Tlalixtac, San Andrés Teotilalpan y Santiago Nacaltepec. Las diez causas de morbilidad más frecuentes en el área de influencia de la jurisdicción sanitaria III (Tuxtepec) del estado de Oaxaca -que abarca la mayor parte del territorio cuicateco en su porción norte- fueron en 1991: las infecciones respiratorias agudas, las infecciones intestinales y las mal definidas, helmintiasis, amibiasis, traumatismos y envenenamientos, angina estreptocócica, micosis, paludismo, neumonías, bronconeumonías y tuberculosis. Cabe destacar que las cuatro primeras causas de morbilidad presentan una notable incidencia en la población infantil menor de un año y de uno a cuatro años.
En 1991 fue fundada la Organización de Médicos Tradicionales de la Región Cañada (OMTIRC) con el propósito de trabajar en conjunto cuicatecos, mixtecos, chinantecos y mazatecos en pro de la salud regional. Actualmente agrupa a más de 15 terapeutas indígenas de las localidades de San Francisco Cotahuixtla, San Juan Tonaltepec y Santiago Nacaltepec.
En la práctica religiosa de los cuicatecos conviven elementos prehispánicos y católicos. Realizan ceremonias en honor a sus deidades principales y menores; veneran al señor del Cerro, Sá iko, que mora en el cerro Cheve, cerca de Tlalixtac; al dios de la Tierra, y a los espíritus de las fuerzas naturales, como los espíritus del agua; ofrendan a los dueños de los animales, duendes de las cuevas y chaneques, para agradarlos y así evitar eventualidades como la captura del alma de quienes transitan por sus dominios o toman un componente natural de su propiedad sin su permiso. Tanto las ceremonias destinadas al ciclo agrícola como algunas de índole terapéutico, se llevan a efecto en las cuevas, manantiales y campos de cultivo e incluyen sacrificios de aves, ofrendas de copal, cacao y velas, entre otros componentes simbólicos. Por otro lado, celebran ciertas fiestas del calendario litúrgico, tales como las patronales, Semana Santa, la Santa Cruz y Día de Muertos, además del Carnaval.