Lengua Indígena: Purépecha kieshuri (1).
Lesión muy frecuente propiciada generalmente por accidentes de trabajo en la casa y en el campo, en la que se manifiesta inflamación, dolor y formación de moretones.
Los golpes también son resultado del castigo de los santos a aquellas personas que trasgreden las normas sociales y religiosas establecidas (2). En las actas procesales del siglo XVII del poblado de Sola, Oaxaca, ya se menciona que los accidentes se atribuían al "dios del Rayo, Loiso, cuyo enojo se había provocado por no habérsele propiciado mediante sus sacrificios de la cosecha. Es entonces cuando se le aplaca con el sacrificio de una gallina (negra) baños y candelas" (3).
Se reportan también otras causas, como pleitos o riñas entre personas (2) (4), caídas por descuido (2) (5) y borracheras (6).
En Tecospa, Estado de México, los golpes se clasifican en fríos y calientes; los primeros son los que ocasionan entumecimiento y dolor agudo, "como tiros, como si un viento frío soplara sobre ellos", mientras que los segundos, originados por una persona, arma o animal, causan sensación de quemadura "pican como si se hubiera frotado chile" (7). Con referencia a la calidad frío-caliente de los golpes, se menciona también en Santa Ana Tlacotenco, Distrito Federal, que ellos producen frío en el organismo, pero que los moretones y chichones son concentraciones del calor (2).
Podemos suponer que con los golpes se produce un desequilibrio en la distribución de la temperatura en el organismo, lo que origina concentración de calor en la lesión (inflamación y moretón) y disminución de la temperatura en el resto del cuerpo (V. frío-calor).
Los golpes también pueden producirse interna o externamente (8), causando los primeros inflamación y enrojecimiento en sus inicios, y posteriormente chichones y moretones (2); los segundos lesionan el estómago y, si no se tratan a tiempo, producen una postema (9), un tumor (10) o "una bola o apostema que causa dolor" (2) (9) (V. incordio).
Los golpes se consideran graves cuando "se complican con aires"; el enfermo entonces dice cosas sin sentido (11). También, cuando se presentan síntomas como dolor de huesos, escalofríos, vómito, desmayos (2) (12) o sangrado interno (7). Son concebidos como origen de otros padecimientos, la caída de mollera o el susto, por ejemplo.
Entre las plantas más utilizadas en el tratamiento de los golpes, destacan el árnica, el aguacate y la hierba del golpe. En el caso del árnica (Heterotheca inuloides), su cocimiento se aplica en fomentos calientes sobre la lesión (8) (13 a 15) o se ingiere combinado con sal (15). En Santa Ana Tlacotenco, se menciona que debe emplearse el árnica de color blanco (2); en Aguascalientes, la amarilla o morada (16). Otra planta de uso frecuente es el aguacate (Persea americana), cuyas hojas se utilizan en Michoacán en forma de emplasto (1); en Tlacotepec de Díaz, Puebla se prepara el hueso como cocimiento (17), y la corteza se toma como té en Mecayapan, Veracruz (5). También es empleada la hierba del golpe (Oenothera rosea), macerada en alcohol y untada en la lesión (1), o en forma de fomentos (18).
La ingestión de orina humana es muy usada en los tratamientos. En Santa Ana Tlacotenco, en caso de golpes internos se utiliza la de niño, ya que "la de mujer es más débil" (2); en Tecospa, se emplea para los "tumores" que aparecen después de un golpe, y debe ser de niño o de mujer, no de hombre, ya que ésta se considera caliente (10). También en Tecospa, se menciona su empleo como preventivo del sangrado interno que sobreviene después del accidente, pero, en este caso, la orina debe ser de hombre (7).
Los estudios farmacológicos refieren la actividad emoliente y antiinflamatoria del aguacate y del árnica (19). Se reconoce que las acciones que persigue el tratamiento son la de desinflamar la zona afectada y lograr la reabsorción de la sangre acumulada en los moretones. Es importante señalar que trátese de una planta o de otra, las curaciones deben ser aplicadas calientes sobre la zona afectada, con lo que seguramente se consigue un efecto analgésico.
(1) Pérez, R. M. et al., 1983.(2) Palacios de Westendarp, P., 1986.(3) Berlín, H., 1988.(4) Gómez López, J. M., 1990.(5) Ramírez Hernández, A. et al., s/f.(6) Zingg, R. M., 1982.(7) Madsen, W., 1960.(8) Ruiz Salazar, C. L., 1989.(9) García Jiménez, S., 1984.(10) Madsen, C., 1965.(11) Sassoon Lombardo, Y., 1979.(12) Young, J. C, 1981.(13) Javis S., M., 1985.(14) Magdaleno Mora, R., 1987.(15) Alejandre, V. et al., 1988.(16) García Regalado, G., 1989.(17) Pérez Hernández, A. et al., 1983.(18) Moreno Armendáriz, L. et al., 1983.(19) Thomson, W. et. al., 1980.