Maya, cambio.
Ceremonia curativa de los mayas de Yucatán, en la cual el h´men transfiere el padecimiento del enfermo a un pollo negro. Como parte de este ritual, se brinda una ofrenda a los dioses, santos y aires para conseguir la curación.
Se efectúa con el objeto de curar "males del alma" (1) y enfermedades físicas causadas mayormente por los malos aires (1 a 3) (V. aire) o padecimientos que presentan características epidémicas como la viruela, sarampión o tos convulsiva (tos ferina). También se celebra para "lograr" hijos de un sexo determinado, ahuyentar la mala suerte, contrarrestar el daño causado por brujería o por el ikim (ave agorera) (1), o bien, para agradecer a los aires por haber permitido la curación del enfermo (2 y 3) (V. limpia).
El rito ceremonial varía de acuerdo con la región y el terapeuta que lo realiza. Por ejemplo, en Chan Kom, Yucatán, el curandero inicia la ceremonia un viernes a medio día en casa del enfermo. Mientras reza, sostiene por encima de la cabeza de éste un pollo negro, macho cuando se trata de una mujer y hembra si es hombre. Es en este momento que el padecimiento del enfermo pasa al animal, al que, por lo general estrangulan al terminar la oración.
La mesa con los regalos destinados a los santos y al enfermo debe estar preparada a la media noche con aves cocinadas, servilletas, dos platos de kol (guiso regional) y ramas de zipché (Bunchosia glandulosa). El ofrecimiento para los aires es colocado en el suelo y está formado por visceras y plumas del pollo que utilizó el h´men por la tarde, acompañada de trece frutos de kax (?), frutos que contienen una mezcla de zacá (masa de maíz diluida en agua) y ron, junto a una botella del mismo licor con un vaso. Este último servicio será "intercambiado" por la salud del paciente enfermo. El curandero reza a los santos, a los aires y, al terminar, arroja la ofrenda lejos de la casa y dice que "los vientos que vinieron a comer han regresado al mar". Antes del retorno a la casa salpica con ron en dirección a la ofrenda, acción denominada kalpach, "cierra la puerta trasera en la espalda". Al llegar a la casa repite la misma operación alrededor de ésta y en la puerta, realiza así el kalal, "hacer cerraduras".
De esta manera, se evita que la enfermedad pueda retornar a la casa. El voto dedicado a los santos se distribuye entre los presentes y al terminar la comilona, se realiza una santiguada para librarse de cualquier aire que haya permanecido en la casa (2) (V. santiguar).
En Dzitas, Yucatán, además de la ceremonia de "transferencia" que es muy similar a la antes descrita, realizan otros dos rituales kex; uno para prevenir estados morbosos como la viruela y el sarampión, y otro cuando el estado de salud del enfermo es muy grave. El primero consiste en ofrendar a los espíritus de dichas enfermedades para que protejan al sujeto; colocan calabazas, zacá y tortillas en la puerta de entrada de la casa durante nueve días; al noveno, la persona come un poco de la ofrenda y toma zacá y el resto se reparte entre los vecinos. El segundo ritual se realiza para evitar la muerte del enfermo y tiene como objeto transferir el mal a una muñeca que se elabora con ropas del enfermo, figura a la que velan y luego entierran en el cementerio (3).
Los rezos cumplen un papel muy importante en el desarrollo de estas ceremonias. Balam reporta la siguiente oración dedicada una mujer enferma:
La luz de estas velas nos enseña el caminopara llegar hasta nuestro señor,señor del cielo, de los montes, del cerro ylas estrellas,da alivio a esta mujercon tu auxilio, que se vaya el mal viento,que se vaya el viento del poniente, chikínik,que se vaya el viento que trajo el pájaroagorerode la mala noche, de la noche negra,que se vaya la palabra maligna,que se vaya el dolor,que se vaya la palabra maligna, la fiebre,el cansancio, que se los lleve la rama deruda,de zipché, de albahaca,que se los lleve todos este polluelonegro...(4:32).
(1) Horcasitas de Barros, M. et al., 1981.(2) Redfield, R. et al., 1934.(3) Redfield, R., 1940.(4) Balam Pereira, G., 1987.