Mochó, nuestro defensor.
Curandero mochó de Chiapas que se distingue por tener como animal compañero, cet, al tecolote o al león americano, y que posee la capacidad para transformarse en animal a fin de defender a sus pacientes.
El don para ser qaman lo puede detectar la partera a partir del octavo mes del embarazo, al distinguir a los particulares animales compañeros del niño por nacer. Ya en su adultez, este hombre especial, portador del don, sufre una enfermedad iniciática manifestada por ataques, que marca su destino y que debe aceptar para poder curarse. Es otro qaman quien reconoce esta enfermedad y asume la responsabilidad de iniciarlo (V. ka:h?;q šwi?).
Este terapeuta posee la capacidad de convertirse voluntariamente en animal para defender a sus pacientes de algún brujo que quiera dañarlos; es conocedor de los recursos herbolarios de la región, y hábil en la preparación de remedios; domina un lenguaje simbólico con el que organiza su discurso durante las terapias. Su concepción de cada una de las partes del cuerpo le permite establecer una particular interpretación de las causas de la enfermedad y los tratamientos a seguir. Es así que en las diversas acciones rituales de defensa y/o curación pasa repetidas veces las ofrendas por el cuello, sienes, codos, rodillas, manos y pies del paciente, regiones corporales consideradas por el qaman como lugares de "pasa-entra", particularmente el cuello, por el que penetra "todo lo que le echan a una persona", como la envidia, el encanto y otras enfermedades atribuidas a la brujería (1).
(1) García Ruiz, J. F., 1987.