Ritual terapéutico por el cual el curandero mazateco recupera el espíritu perdido a consecuencia de un susto.
El terapeuta toma dos huevos y los frota sobre el cuerpo del afectado (V. limpia con huevo); a continuación, dibuja con su saliva tres cruces sobre la frente y dos sobre la espalda y, posteriormente, cuelga sobre la cabeza de su paciente dos blanquillos (V. limpia). Después, el curandero sale acompañado de los padres del enfermo, llevando consigo otros dos huevos, copal (Bursera sp.), y aguardiente que va rociando sobre la tierra hasta que llegan al lugar donde el individuo sufrió el percance. El terapeuta enciende allí el copal, se arrodilla y procede a enterrar dos huevos mientras pronuncia algunos rezos. Toma luego una varita y con ésta pega en el lugar donde se perdió el espíritu y dice "vamos a la casa", encaminando al soplo anímico perdido hasta el cuerpo del enfermo, para que éste recupere la salud (1) (V. levantar la sombra).
(1) Weitlaner, R., 1952.