Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México
Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana
Tronar el empacho

Sinónimo(s): quebrar el empacho (1), romper el empacho (2), tirar el cuerito (1), tronar el espinazo (3).

Maniobra terapéutica para la cura del empacho, con la que se pretende "despegar" y evacuar los cuerpos extraños adheridos a las paredes del estómago e intestino, que impiden su funcionamiento adecuado.

El procedimiento consiste en jalar porciones de la piel, "pellizcando" a lo largo de la columna vertebral "hasta que truene"; es decir, se escuche un peculiar sonido, evento que por un lado confirma el diagnóstico y, por otro, se interpreta como señal de que se ha "desprendido o aflojado" del estómago o intestino el material causante del empacho. No obstante, se reportan diferencias en cuanto a la dirección y porción de la columna en que se ha de realizar tal operación, así como las veces que se debe conseguir tan característico chasquido. La mayoría de los informes concuerdan en que se efectúa en dirección caudal, señalando distintos segmentos anatómicos que van de la región cervical a la sacra (4 a 8), de la cervical a la lumbar (9), de la toráxica a la sacra (3) (10 y 11) y de la toráxica a la lumbar (12 y 13). Algunas personas dan por concluida la maniobra al conseguir la primera "tronada", lo cual se logra comúnmente al llegar a la región lumbar (9) (12); otras aconsejan continuar jalando el cuerito a lo largo del segmento en que se ejecuta la terapia, procurando que truene las más veces posibles (6) (13). Por lo regular, todo el procedimiento se efectúa de una a tres veces en días consecutivos.

Con el fin de coadyuvar a la separación del material indigesto, se suele complementar la mencionada terapia manual con una serie de masajes en el vientre y la espalda antes y/o después de jalar el cuerito, aplicando además cataplasmas y emplastos especiales. Para lograr su expulsión, se practican lavados intestinales y se administran infusiones herbolarias, aceites o preparados con cenizas y lejías.

A continuación se proporcionan ejemplos que ilustran las peculiaridades y similitudes que presentan algunas de las distintas formas de llevar a cabo esta operación. Una informante del Distrito Federal señala que el empacho se "truena" con el enfermo en ayunas, acostado boca abajo y con la espalda descubierta. Ella acostumbra aplicar ceniza, saliva o alguna sustancia aceitosa (crema, infundía, aceite rosado, de ricino, de oliva o de cocina) de la nuca a la rabadilla, a lo largo del "espinazo"; luego soba en forma enérgica y después con el canto de la mano propina golpes breves, firmes y continuos a lo largo del mismo trayecto, repitiéndolos nuevamente con el puño cerrado y amortiguando el golpe con la otra mano. En seguida jala, con firmeza y de un solo tirón, la piel a ambos lados de la columna, "en el mero huesito". Se confirma que la persona está empachada, si al jalar la piel "truena" en alguna parte de este recorrido. Posteriormente, voltea al paciente boca arriba, le unta ceniza en el abdomen desde la boca del estómago al bajo vientre y de uno a otro costado, formando una cruz. Presiona con ambas manos desde la boca del estómago, del bajo vientre y de los costados hacia el ombligo. Por último, le hace tomar una cucharada de aceite de oliva para laxar (4).

En Yohualichan, Puebla, después de "tronarle la piel de la espalda", sacuden al paciente para ayudar a que el alimento se despegue por completo. Además le dan de beber una infusión de epazote (Teloxys ambrosioides) con carbonato, y colocan en su estómago un emplasto de epazote machacado, o le untan una mezcla de aceite de comer con carbonato (14).

En poblados purépechas de Michoacán, comienzan a jalar la piel a la altura de las primeras vértebras toráxicas en un recorrido caudal, buscando el punto en que literalmente se escucha "tronar". Después dan de beber al enfermo una cucharada de aceite de oliva y un té de apio, o bien, agua en que se ha hervido una pizca de tequezquite y un té de manzanilla (Matricaria recutita). También se recomienda aplicar en el estómago y sobre la espina dorsal, coles cocidas o una cataplasma preparada con cebolla, manteca, tabaco, levadura y vino (12).

En la huasteca masajean el estómago y la espalda del empachado con un preparado hecho con carbonato, manteca y cebolla, para enseguida jalar la piel desde el cóccix hasta la región cervical, procurando que "truene" las más veces posibles. En el sur de la región, si hay diarrea, acostumbran además tomar un té con orégano (?), chilacuaco (?) y una bolita de cal asada (6).

Cabe aclarar que algunas fuentes sugieren diferentes remedios, dependiendo del tipo de empacho a tratar. Por ejemplo, si es aguado, recomiendan preparados con plantas, aceites o semillas de reconocida actividad vermífuga o astringente (V. empacho aguado); mientras que para el empacho seco se procuran remedios evacuantes.

Aunado a los efectos que pudieran obtenerse con la administración de los preparados antes mencionados, varios autores han planteado que con la terapia manual posiblemente se consigue una estimulación nerviosa, que incrementa el peristaltismo digestivo, con la consecuente eliminación de los elementos no digeribles (1) (8). Al respecto, González Chévez proporciona una hipótesis para explicar la eficacia de la maniobra, a partir de los dermatomas o zonas metaméricas de Head.

Head ha dividido la superficie cutánea en zonas, cada una de las cuales corresponde a un segmento de la médula espinal. Cada segmento... tiene ramificaciones nerviosas que se van a distribuir en diferentes tejidos y órganos, como son: piel, vísceras, músculos. A esto se le da el nombre de metámera... Así, los dermatomas correspondientes a estómago, intestino delgado y grueso, son fuertemente estimulados durante la cura del empacho. Es posible entonces que la terapia manual tenga en este sentido un efecto analgésico y probablemente, una repercusión en la peristalsis (4:24).

Sumano señala que los acupunturistas ubican en la región toracolumbar, algunos puntos estratégicos del "meridiano de la vejiga". Dichos puntos son estimulados para tratar el espasmo del estómago, anorexia, mala digestión, vómito, enteritis, flatulencia, diarrea, constipación crónica e hinchazón abdominal. Anota que quizá una forma equivalente de estímulo sobre estos puntos, se consiga a través de la aplicación de emplastos y cataplasmas, amén del tan socorrido truene del empacho (12).

Índice de Autores

(1) Zolla, C. et al., 1988.

(2) Madsen, C, 1965.

(3) Campos-Navarro, R., 1979.

(4) González Chavez, L, 1990.

(5) Aguirre Beltrán, G., 1952.

(6) Ochoa, L, 1984.

(7) Vega Franco, L, 1979.

(8) Campos-Navarro, R., 1990.

(9) Herrero Ricaño, R. et al., 1989.

(10) Álvarez Heydenreich, L, 1976.

(11) Cuerno Clavel, L. et al., 1989.

(12) Sumano López, H., 1986.

(13) Delgado Lezama, J. L, 1984b.

(14) Zolla, C. et al., 1989.

SM y MM