Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México
Atlas de las Plantas de la Medicina Tradicional Mexicana
Epazote
Teloxys ambrosioides (L.) Weber — Chenopodiaceae


La imagen fué proporcionada por:
Miguel A. Marmolejo

Sinonimia botánica.

Chenopodium ambrosioides L; Chenopodium antihelmintium L.; Atriplex ambrosioides Crantz; Chenopodium obovatum Moq.; Botrys anthelmintica Nieuwl.

Sinonimia popular.

Epazotl (náhuatl): hierba olorosa; cuitlazotl (náhuatl); vara de estiércol. Ep`azot, epazote blanco, epazote de zorrillo, epazote morado, epazote verde, n`aí, podeey, shtakala-kajui, yepazotli; Chiapas: kak`an, kajk`an, kaka`an (tzeltal), koko`on, kokono´ (tzotzil); Estado de México: chimi (mazahua); Michoacán: kuatsitasi (purhépecha); Nayarit:cu cú (cora), pasich (tepehuano); Puebla: alskini (tepehua), xkejet (totonaco); San Luis Potosí: tijson (tenek).

Botánica y ecología.

Hierba que dura todo el año de hasta 1 m de altura. Los tallos son erguidos y pueden ser simples o ramificados. Sus hojas son aromáticas con bordes de curvas anchas e irregulares de color verde o púrpura y en forma de lanza. Tiene flores pequeñas, verdes, creciendo en racimos delgados, con semillas negras y pequeñas.

Es originario de América, y está adaptado a distintos hábitats de clima cálido, semicálido, semiseco y templado desde el nivel del mar a 3900msnm. Hierba silvestre o cultivada, crece en terrenos de cultivo abandonados o a las orillas de caminos; asociada a bosques tropicales caducifolio, subcaducifolio y perennifolio; así como a bosques espinoso, mesófilo de montaña, de encino, de pino, mixto de encino-pino, bosque de junípero y pastizal de zona templada.

Etnobotánica y antropología.

Se le emplea contra múltiples padecimientos, que en general corresponden al aparato digestivo. Es útil a nivel nacional en casos de parasitosis, enfermedad que se caracteriza por la "presencia de diarrea, vómito, dolor e inflamación del estómago, comezón en el ano, palidez, adelgazamiento, falta de apetito y desgano". Se busca expulsar las lombrices mediante la ingestión, en ayunas, del cocimiento en agua o leche, de las ramas y en algunos casos de la raíz (no debe comerse picante o carne de cerdo durante el tratamiento). En ocasiones se le agrega ajenjo (Artemisia absinthium) y estafiate (Artemisia ludoviciana var. mexicana) o hierba buena (Mentha piperita). Es recomendación popular preparar el té de epazote sin que el paciente esté presente, pues se dice que "las lombrices huelen el medicamento y ya no salen". También con frecuencia se le ocupa cuando hay dolor de estómago, diarrea o vómito.

Los tarahumaras consideran que los tés concentrados de epazote son peligrosos y deben ser usados únicamente para severos casos de infección por lombrices, cuando no hayan sido eficaces otros tratamientos con hierbas.

Otras alteraciones tratadas con el epazote son los trastornos menstruales tales como: retención de la regla y menstruación escasa, para los cuales se toma la infusión de las ramas, a veces con zoapatle (Montanoa tomentosa) y cabellos de maíz morado o sólo acompañado de ruda (Ruta chalepensis) para los cólicos menstruales (V. dolor de regla) "ocasionados por bañarse con agua fría o comer cosas irritantes, cuando se está reglando". Además, es utilizado para acelerar las contracciones uterinas durante el parto o para eliminar entuertos a la parturienta, mediante baños en el temazcal cada tercer día, durante ocho o quince días después del parto. En este caso, el cocimiento incluye epazote, pañate (Plumbago pulchella), cola de zorra (Iresine sp.), cabeza de hormiga (Lopezia racemosa), gobernadora (Lantana camara) y tochomiate (Hamelia patens). Asimismo, se le usa como abortivo y para aliviar la esterilidad (V. esterilidad femenina), en aplicación de lavados vaginales, para limpiar la matriz o "purgar" a la mujer después del parto. Durante el puerperio, cuando las madres no tienen suficiente leche para amamantar a sus hijos, las parteras nahuas de Morelos, recomiendan atole de chocolate con epazote (V. falta de leche).

Se dice que es útil contra picadura de alacrán y verrugas. Aplicado en emplasto, junto con tabaco y sal, sirve para las heridas, solo, como emplasto o en baños, se usa en torceduras y triturado o en infusiones en la piel.

Con menor frecuencia se le menciona contra diversos padecimientos, tales como: dolor de muelas, pulpitis, postemillas, empacho, aire en el estómago, problemas de la vesícula biliar, acidez estomacal, como purgante, contra bronquitis, asma y catarro, contra el dolor de pecho y dolor de costado, inflamación de articulaciones, hinchazón por golpes, como diaforético, en hemorragias, para adquirir buena memoria y leer rápido, contra el chincualo, la corea, el mal de San Vito, para bañar al recién nacido descriado y contra el "enfado".

Por otra parte, se destaca el uso de esta planta en el tratamiento de enfermedades tradicionales de filiación cultural como el "espanto" o susto, el aire y el mal de ojo. Contra el "espanto", se emplean las hojas machacadas en alcohol junto con hojas de poleo (Cunila lythrifolia), frutos de xalmis (Abelmoschus moschatus) y un diente de ajo (Allium sativum), con lo que se frota al paciente por las noches.

En el estado de Morelos, contra el "espanto" el curandero reza tres credos cerca de la oreja del enfermo y "empazota" todo su cuerpo y lo acuesta al rayo del sol para que sude la enfermedad mientras sigue rezando. Los matlatzincas para el "susto" mojan el epazote con alcohol, le dan limpias al enfermo, después se le da a oler y al final tiene que tirar la planta al río para que se lleve la enfermedad.

En la medicina indígena de Chiapas, se emplea el epazote para tratar el shenel, que es un mal causado por comer muchos alimentos "fríos" o porque Dios manda la enfermedad como un castigo ligero. Cuando el padecimiento es grave, se supone que se trata de un ataque al animal compañero o de daños al espíritu durante los sueños, ocasionados por brujería.

En Chiapas, los tzotziles de Zinacantan, siempre incluyen el epazote en los rituales del bautismo y matrimonio entre otros, ocasiones en que hay una "comida a la mesa" (ordinariamente se sirve en el piso de tierra), la cual sigue una forma meticulosamente prescrita que incluye siempre aguardiente de caña, tortillas, pollo cocido en caldo de chile, sal y epazote.

Además de los usos medicinales, en todo el país destaca su empleo culinario para condimentar diversos platillos de la cocina mexicana.

Calidad de la planta: algunos autores la mencionan como caliente, otros la han definido como fría.

Historia.

La referencia más antigua se encontró en el Códice Florentino, del siglo XVI que menciona al epazotl, como hierba olorosa, altilla y delgada. En el mismo siglo, Francisco Hernández relata que "es planta olorosa, caliente casi en tercer grado. Alivia admirablemente la estrangulación del útero y demás afecciones de la matriz y curan las úlceras gangrenosas. Es comestible y agregado a las comidas fortalece, alivia a los asmáticos y enfermos de pecho. El cocimiento de las raíces contiene las disenterías, quita las inflamaciones y arroja del vientre los animales nocivos".

A inicios del siglo XVII, Francisco Ximénez señala al epazote como planta "útil contra el asma, digestiva, contra el dolor de dientes, resolución de ventosidades y para arrojar los animales nocivos del vientre". Gregorio López, en el mismo siglo indica que "en cocimiento es útil para piedras en la vejiga o riñones, molido para las disenterías".

Nuevos datos los encontramos a principios del siglo XVIII, cuando Juan de Esteyneffer la recomienda, entre varios grupos de plantas, como útil contra el dolor de cabeza, problemas del corazón, reumatismo con calentura, tabardillos con calentura y quemaduras por rayo. Unos años después, Ricardo Ossado, en la región peninsular de Yucatán, lo señala para la cura del mal de piedra y arenas. Como propiciatoria del sudor, la orina y el menstruo. Vicente Cervantes a finales de ese siglo la presenta como curadora de flatos y corroboradora del estómago, y señala que se tiene por un excelente remedio contra las lombrices.

Ya en el siglo XIX, Francisco Flores la indica como útil para combatir el asma, la disentería y particulariza la ingestión del cocimiento de la raíz para expeler las lombrices intestinales. A finales de este mismo siglo, Eleuterio González señala de nuevo, su "utilidad" contra el asma, la disentería, la tos ferina y embarazo mucoso del pulmón. También, como emenagogo, diurético y sudorífico y la raíz a título de antihelmíntica. Goza también del crédito de poseer virtudes antiespasmódicas".

Para el siglo XX, varios autores como Alfonso Herrera la consignan como tónico y estomáquico. También reitera su utilidad como condimento, como emenagogo y contra la corea. Maximino Martínez resume sus efectos como antidisentérico, antiodontológico, antiparasitario, para el asma, la corea, diaforético, diurético, emenagogo, eupéptico, abre obstrucciones, tónico y contra ventosidades. Agrega la novedad de que sirve también contra enfermedades nerviosas. La Sociedad Farmacéutica de México, la recomienda como antiparasitaria, antirreumática y contra la corea. Finalmente, Narciso Souza la menciona para expulsar los parásitos intestinales, el asma, catarro y en enfermedades nerviosas especialmente la corea.

Química.

Las partes aéreas de la planta contienen un aceite esencial rico en ascaridol, peróxido monoterpénico que puede encontrarse en proporción del 45% y hasta del 75% en el aceite esencial. Otros terpenoides como el para-cimeno, limoneno, mirceno, beta-pineno, alcanfor, alfa-terpineno, terpineol y safrol, así como alcanos y ácido butírico en pequeñas cantidades, también están presentes en el aceite. Los flavonoides ambroside y ramnósido de kamferol se han detectado en las hojas y dos glicósidos de kamferol en el fruto. Además del aceite esencial, la flor contiene componentes fenílicos, los ácidos ferúlico y vanílico y en la semilla, saponinas y esteroles. En la raíz se indica la presencia de las saponinas, quenopodiósidos A y B, y heterósidos triterpé-nicos.

La actividad antihelmíntica del aceite esencial ha sido comprobada por su acción directa sobre los áscaris y gusanos de tierra y por su acción en perros parasitados con áscaris al ser administrado por vía oral a una dosis de 0.1g/kg, en un estudio y de 1ml/animal en otro. En el hombre este efecto se ha corroborado al administrar el aceite por vía intramuscular a una dosis de 3.0ml/hombre adulto. También por vía intravenosa a una dosis de 1.5ml/hombre adulto, seguido por la toma de 30ml de aceite de ricino, sin aparentes síntomas tóxicos. Y por vía oral, aunque no se especifica la dosis aplicada. En casos de anquilostomiasis, el aceite probó su efectividad por vía oral en perros y el hombre.

La actividad antibiótica del aceite esencial también ha sido confirmada experimentalmente en estudios in vitro contra las bacterias Echerichia coli, Pseudomona aeruginosa y Staphylococcus aureus, y los hongos Candida albicans, Trichoderma viride y Aspergillus aegyptiacus.

Otros efectos producidos por el aceite incluyen una acción estimulante respiratoria, neurotóxica, depresora en corazón de rana, espasmogénica y relajante de músculo liso, probada en íleon, duodeno y yeyuno de gato. Además se observó una acción benéfica en úlceras gástricas en ratas (5 de 15 y 11 de 15, machos y hembras respectivamente) al ser administrado el extracto acuoso por vía subcutánea a una dosis de 10mg/kg en inyecciones semanales, durante 37 y 76 semanas.

Principios activos.

Se ha comprobado que es el ascaridol, el compuesto con propiedades antihelmínticas en el aceite esencial y que ejerce una acción paralizante y narcótica sobre los ascárides y los anquilostomas.

Toxicidad.

Varios reportes describen la aparición de efectos tóxicos producidos por la ingestión del aceite esencial, que en casos extremos llevó a la muerte a individuos intoxicados. En un caso se reporta la ingestión de 1ml por una mujer adulta con la aparición de efectos nocivos, en otro, la ingestión de 5ml de aceite por hombre adulto, provocó su muerte, al igual que un niño que ingirió 5 microcuries.

Los síntomas que se presentan en los individuos intoxicados incluyen dolor de cabeza, mareo, náusea, vértigo, vómito, constipación, sordera temporal, ceguera, delirio, coma, convulsión, colapso circulatorio debido a parálisis vasomotora, problemas pulmonares y eventualmente, la muerte.

Comentarios.

Teloxys ambrosioides, es una planta de origen americano de uso muy frecuente y antiguo en nuestro país. Se ha demostrado experimentalmente su efectividad como vermífugo contra Ascaris lumbricoides.

Herbarios.

CHAPA, CIB, EBUM, ENCB, FCME, HRAM, HUAT, IBFFA, IMSSM, INAHM, IZTA, MEXU, PROCOMITH, UAN, UAS, XAL, XOLO, ZEA.

Literatura.

Botánica. Espinosa, A. 1985; Antonio, N. 1989; Rzedowskiy Rzedowski, 1979; Castro, A. 1988; Soto, J. 1987; González, J. 1981; Camacho, J. R. 1985; Cruz, J. L. 1986; Mata. S. y cols. 1985; Suárez, C. 1990; Ruíz, L. C. 1990; Esquivel, E. 1989; García, 1986; Prado, X. 1988; Ruíz, T. 1986; Herrera, 1986; Ochoa, 1989; Gómez, 1983; Flores, 1990.

Ecología. Antonio N. 1989; Camacho J. 1985; Castro A. 1988; Cruz J. L. 1986; Espinosa J. 1985; Esquivel E. 1989; Flores J. 1990; García S. 1984; Gómez A. 1983; González J. 1981; Herrera S. 1986; Mata S. y cols. 1985; Ochoa P. 1989; Prado X. 1988; Ruíz L. C. 1989; Ruíz T. 1986; Rzedowski y Rzedowski 1979; Soto J. 1987; Suárez C. 1990.

Etnobotánica. Alarcón H. 1980; Antonio N. 1971; Aviles M. 1985; Basurto F. 1982; Baytelman B. 1980; Berlín B. y cols. 1990; Browner C. 1985; Cabrera J. y cols. 1991(3860); Calatayud A. 1990; Castillo P. 1990; Castro A. 1988; Chino S. y Jacques P. 1986; Del Amo S. 1979; De Niz D. 1989; Espadas M. y Zita G. 1982; Espinoza J. 1985; Esquivel G. 1982; Esquivel E. 1989; Evangelista V. y cols. 1991; Flores N. y Gutiérrez M. 1988; Flores J. 1990; Flores R. 1987; García J. 1990; García S. 1984: Ghislaine M. 1979; Gispert M. y cols. 1992; Gómez A. (Coordinador) 1983; Gómez L. y Chong I. 1985; González J. 1981; Gutiérrez M. 1985; Heinrich M.y cols. 1990; Hernández E. 1983; Hernández J. 1988; Herrera N. 1986: Herrera M. y Gutiérrez M. 1989; instituto de Ecología, A.C. 1991; Linares M. 1991; López E. 1988; López R. e Hinojosa A. 1988; Lozoya X. y cols. 1982; Martínez I. 1980; Martínez M. A. 1984; Mata S. s/f; Mata S. 1983; Mata S. y cols. 1986; Mendoza B. 1983; Morañes G. y Toledo G., 1987; Motte E. 1984; Ochoa P. 1989; Ordorica E. 1990; Ortíz A. 1986a; Ortíz A. 1986b; Ortíz G. 1987; Ortíz G. 1990; Pérez R. y cols. 1983; Pérez V. 1982; Prado X. 1988; Pulido T. 1991; Reyes E. 1985; Reyes M. 1989; Rzedowski y Rzedowski, 1979; Ruíz L. 1989; Ruíz T. 1986; Ruíz T. y cols. 1984; Santos M. 1988; Sentíes A. 1984; Serralta L. (7875); Soto J. 1987; Suárez C. 1990; Torres J. 1984; Velásquez F. 1990; Villamil C. y Avendaño S. 1990; Zavaleta P. y cols. 1990; Zimbrón A. y Feingold M. 1988; Zizumbo D. y García P. 1982.

Historia. Cervantes V. 1889 (1790); Esteyneffer j. de 1978 (1712); Estrada E. 1989 (Códice Florentino. 1548-1582); Flores F. 1982 (1886); González E. 1977 (1888); Hernández F. 1959 (1571-1576); Herrera A. 1921; López G. 1982 (1672); Martínez M. 1969 (1934); Ossado R. 1983 (1750-1760); Sociedad Farmacéutica de México 1952; Souza N. 1942; Ximénez F. 1888 (1615).

Química. Ansawa M. y cols. 1971; Fester G. A. y cols. 1951; Guenther E. 1952; Nikolaeu A. 1954; Massart L. y Jansens A. 1957; Chima V. 1971; Gupta G. y Behari M. 1972; Bauer L. y cols. 1973; Opdyke D. 1976; Abu Mustafa E. y cols. 1977; Jain N. y cols. 1990; Robineau L. 1991.

Farmacología. Ali S. M. 1970; Bliss Jr. A. R. 1925; Butz L. W. 1937; Donatelli L. 1951; Evers H. 1921; Ferman N. M. 1927; Ibrus-Maar A. 1932; Kapadia G. J. 1978; Lambert S. M. 1933; Melé A. 1952; Opdyke D. L. J. 1976; Ross S. A. 1980; Salant W. 1916; Salant W. 1925.

Principios activos. Livingston A. 1922; Robineau L. 1991; Lozoya X. 1984.

Toxicidad. Melé A. 1952; Opdyke D. L. J. 1976.