Lengua Indígena: Tzotzil ni yai, ya il jel (1). Náhuatl kokojtok (SLP) (2).
"Abertura" en la piel producida por cualquier tipo de lesión.
Es originada por descuido, cansancio o como castigo de ciertos seres divinos por faltas cometidas.
Existen diversas creencias sobre las heridas: en Mazatzongo, Puebla, piensan que éstas sangran mucho cuando ocurren durante la "luna tierna"; en cambio, no sangran cuando acontecen en días de "luna llena", ya que la fase lunar provoca que "la sangre se espese"(3) (V. Luna). En Tecospa, Estado de México, las heridas suelen ser catalogadas como frías o calientes, dependiendo de su causa. Así, las originadas por algún metal son consideradas frías, mientras que las ocasionadas por personas son cálidas; sin embargo, las producidas por bala son clasificadas como calientes, ya que el metal absorbe el calor de la pólvora (V. frío-calor). En la misma población, las lesiones causadas por vidrio, metal, animales o humanos se estiman venenosas, ya que "se ponen rojas", sanan con lentitud y son muy peligrosas cuando suceden durante la canícula (4). Al respecto, en Santa Ana Tlacotenco, Distrito Federal, aseguran que las heridas causan mayores molestias si ocurren durante dicho periodo del año (5). En varias regiones piensan que de producirse con un objeto punzocortante, es muy posible que se infecten y los heridos contraigan tétanos (6). En Chiapas consideran que todos los accidentes son un triunfo de las fuerzas del mal (1).
Son muy diversos los tratamientos reportados a lo largo del país; sin embargo, sobresalen por su frecuencia la aplicación de árnica (?), petróleo o gasolina, orina, tela de araña, maguey (Agave sp.) o mexiote, que es el pellejo de la penca del maguey, y la cebolla (Allium cepa) o su tegumento. El cocimiento de árnica, al igual que los solventes y la orina, se emplea para lavar las lesiones; la tela de araña y la epidermis de las plantas o las hojas y trozos de ellas, se usan para cubrirlas y detener la hemorragia. Así, en Tecospa, utilizan yodo, además de la cebolla, para las heridas causadas por cuchillo o vidrio; si sangran demasiado, las cubren con una hoja de gordolobo (Gnaphalium spp.) (4). En Aguascalientes acostumbran lavarlas con jabón y enjuagarlas después con un cocimiento de árnica morada (Aster gymnocephalus) y árnica amarilla (Grindelia oxylepis) (7). En Mazatzongo, las limpian con un cocimiento de árnica y, si sangran mucho, con una solución de cruceta (Hamelia patens) para detener la hemorragia; después aplican la savia de cacaloxochitl (Plumeria acutifolia) para lograr la pronta cicatrización y evitar la "enconación" o infección (3). En Tamulté de la Sabana, Tabasco, orinan sobre las heridas para detener el sangrado y colocan un emplasto de tierra para lograr que cierren (8). En el mismo estado, emplean el jugo del maguey o belladona (Atropa belladonna) sobre las lesiones y las cubren con la hoja de la misma planta (6). En Temazcaltepec, Estado de México, recomiendan el uso de la hierba del cáncer (?), incluso cuando las heridas se han infectado; también emplean el maguey o la orina (9). En Hidalgo, aplican la tela de araña, la epidermis de la cebolla o el mexiote(10). En Las Canoas, Michoacán, los trabajadores de los aserraderos suelen humedecer las heridas con gasolina y después colocan un torniquete para detener el sangrado (11). En Santa Ana Tlacotenco, lavan las heridas con agua oxigenada y usan luego petróleo, o medicinas de patente como Sulfatiazol, Merthiolate, Furacín o Pomada de la Campana; las cubren después con una tela de araña y la epidermis de una cebolla con el fin de detener la hemorragia (5). En Morelos emplean maguey, árnica, ajo (Allium sativum) y cuachalalate (Amphipterygium adstringens), entre otros vegetales (12). Los campesinos de Sinaloa utilizan el jugo de la pitaya o cardón (Pachycereus pecten-aboriginum) para lavar las heridas, y amarran un trozo de la misma planta sobre las lesiones para que "se encojan las venas" y se detenga la hemorragia (13). En Chiapas utilizan para tratarlas queroseno, aguardiente o cocimiento de kush pe ul (Solanum torvum) (1).
Existen además diversas recomendaciones para lograr una pronta curación y evitar complicaciones. En general, se sugiere al herido no acercarse a un cadáver ni asistir a velorios o entierros, ya que podría contraer el cáncer de muerto o la enfermedad del difunto(5) (14 y 15), o su lesión podría infectarse y doler en demasía. En Santa Ana Tlacotenco aconsejan guardar una dieta estricta, evitar trabajar en exceso, realizar ejercicio moderado para que la herida reciba aire y cicatrice, y no relacionarse sexualmente con una mujer que esté menstruando, ya que esto ocasionaría mucho dolor en las lesiones (5). Para evitar que un aire se introduzca por una herida, los tarahumaras aplican ceniza de carrizo quemado (16).
En la época prehispánica se acostumbraba lavar las heridas con orina y después aplicar el zumo de la penca del maguey (17):
...la penca de maguey nuevo llamado tlacametl asado en el rescoldo, el zumo de este maguey, o el agua de que se coció, hervido con sal (y) echado en la llaga del que se descalabró, o del herido, o de cualquier herida sana... (18:648).
(1) Holland, W. R., 1978.(2) Reyes Antonio, A., 1982.(3) Pérez Hernández, A. et. al, 1983.(4) Madsen, W., 1960.(5) Palacios de Westendarp, P., 1986.(6) Garcés Medina, A. R., 1989.(7) García Regalado, G., 1989.(8) Pérez Salvador, A., 1987.(9) Fragoso, R., 1978.(10) Guerrero Guerrero, R., 1983.(11) Sassoon Lombardo, Y., 1980.(12) Magdaleno Mora, R., 1987.(13) Werner, D., 1976.(14) Redfield, R., 1959.(15) Redfield, R. et. al, 1940.(16) Cerda Silva, R. de la, 1957f.(17) Basich, Z., 1980.(18) Sahagún, B. de, 1985.