Sinónimo(s): Baño azteca (1), baño de sudor (2), baño de vapor caliente (3), baño indígena (4), baño medicinal de vapor (1), baño ritual (5), baño terapéutico de vapor (2).
Baño de vapor de origen prehispánico que se emplea con fines curativos, preventivos, higiénicos y religiosos. Se realiza en una habitación pequeña, previamente calentada, donde se introducen el paciente y el terapeuta (V. temazcal).
Los terapeutas tradicionales coinciden en mencionar que la acción que ejerce el calor sobre el cuerpo del enfermo es fundamental, ya que por medio del sudor se elimina la enfermedad (1) (5 a 8). Se recomienda en la convalecencia de diversas afecciones, y para eliminar el veneno en casos de intoxicación y picaduras de animales ponzoñosos (9); también en casos de reumatismo, dolor de articulaciones, de pecho y de espalda causados por frialdad; se emplea también para tratar "enfermedades calientes", así como en padecimientos nerviosos (8) (10). Es recomendado ante la aparición de manchas blancas y amarillas (11) y diversos padecimientos como quemaduras, quemadura por rayo, sarampión, tapado de orín y vulgarcillo, relajada, sumida de la colita, etcétera (1). Asimismo, con él se tratan accidentes como quebraduras, hinchazones, dolores musculares (6), dolor de oído (11), y es usado para "sacar el aire" (9).
Diversos grupos indígenas del país recurren a él durante el embarazo y a su término (V. cuarentena). Durante el periodo de gestación, la partera recomienda una serie de baños para purificar y proteger a la madre de enfermedades como la envidia y el mal de ojo (2) (6) (10) (12 y 13). En Zapotitlán de Méndez, Puebla, por medio del baño de temazcal, ayudan a que los músculos trabajen bien y a mejorar la circulación sanguínea (14). Los otomíes de San Pablito y los nahuas de Xolotla, Puebla, lo recomiendan a la embarazada quince días antes del parto. Durante el baño, la curandera masajea el vientre de la mujer gestante para acomodar al feto, y sopla la vagina de la embarazada para proteger al bebé de algún resfriado; con el masaje le proporciona calor y previene los dolores anticipados (15 y 16) (V. acomodar al niño).
Durante el puerperio, el baño debe ser tibio, para que la matriz se desinflame y la madre tenga mayor cantidad de leche (14). En algunas comunidades de Puebla, cuando la partera le práctica el baño a la puérpera, le sopla con su boca la vagina para que "recupere la fuerza perdida al dar a luz y la matriz pueda cicatrizar por fuera y por dentro" (15 y 16). En Tepoztlán, Morelos, tres días antes del baño la partera proporciona una serie de masajes a la puérpera y le da de beber un litro diario de patlaposo, infusión elaborada con diecinueve plantas medicinales. Al tercer día, calienta el baño y se introduce en él acompañada de la paciente; allí utiliza hojas de zapote blanco (Casimiroa edulis) como almohada y cubre el cuerpo de la puérpera.
Durante el baño la paciente cambia de posiciones para permitir que el vapor penetre y llegue a la matriz y a los intestinos, e inhala profundamente para que el vapor llegue a sus pulmones. Para excitar su piel y activar la circulación de la sangre, la partera hojea y limpia con hierbas varias veces a la paciente (V. hojear). La partera determina la temperatura del baño y el tiempo que deben permanecer dentro del recinto. Antes de salir, viste y abriga muy bien a la puérpera para protegerla de los malos aires (V. aire). Es usual que la paciente repose después del baño bien arropada, para que la temperatura del cuerpo baje poco a poco.
También es conveniente que coma frutas cocidas (17) y no ingiera alimentos de calidad fría; en algunas ocasiones bebe un cocimiento de canela (Cinnamomum zeylanicum) con unas gotas de alcohol (18). En caso de dolor de cabeza, se ponen sobre sus sienes unos chiquiadores elaborados con hojas de zapote blanco y un poco de jabón (17).
Según lo indiquen las circunstancias particulares, varía el número de baños indicados a la puérpera. En la actualidad, un gran número de grupos indígenas, entre los que se encuentran tzeltales, chontales, tarahumaras, tlapanecos, mixtecos y otomíes, tienen la creencia de que la mujer debe tomar estos baños después del parto con la finalidad de purificarse (2) (10) (12) (19). Los maridos otomíes de San Pablito, solían soplar sobre el sexo de su mujer, en el curso el primer baño, para eliminar el dolor y la "mancilla" del acto de procreación (16).
En Zapotitlán de Méndez, Puebla, el baño de temazcal se utiliza como preventivo de enfermedades entre las que están la cruda, el cachán y los flujos. El terapeuta y el paciente se introducen dentro del cuarto previamente calentado, para impregnarse del ambiente húmedo y recibir los vapores. Es común proporcionar al doliente pócimas o infusiones hechas de plantas medicinales antes de entrar al baño y, en ocasiones, se le lava el cuerpo con estos preparados. También se frotan las hierbas medicinales sobre el cuerpo de la persona para estimular su piel, mejorar la circulación sanguínea y aumentar la sudoración.
En caso de sufrir picadura de araña "capulina" (Latrodectus mactans), el afectado debe bañarse ocupando como combustible el mezote o tronco podrido de maguey (Agave sp), y hojearse con rastrojos o residuos de las mazorcas del maíz. Después del baño se debe cubrir y tomar dos vasos de pulque entibiado (1).
Como señala Sahagún, la importancia terapéutica de este baño se remonta a la época prehispánica, en que era utilizado para tratar convalecientes de ciertas enfermedades, y para que sanaran más rápido; igualmente era recomendado para aliviar nervios encogidos. Por su parte, Clavijero asegura que lo consideraban remedio eficaz para las personas que necesitaban evacuar "humores gruesos y tenaces". Entre los nahuas prehispánicos, Temazcaltoci, la abuela de los baños, encarnaba a la diosa del temazcal y, era al mismo tiempo, la patrona de los médicos, adivinos y hechiceros. Cuando un enfermo entraba al baño, le ayudaba a su fortalecimiento y curación. Al encender el baño, el curandero pronunciaba conjuros y le ofrendaba copal. Se introducía al temazcal con el enfermo y allí realizaba sus ceremonias curativas.
En la actualidad, el temazcal continúa siendo un recinto que guarda ciertas características sagradas. Galinier menciona que los otomíes lo respetan y allí efectúan el baño familiar, donde consideran que se lava el cuerpo y el alma a la vez, y se purifica y revitaliza el aliento (16). Ichon da una interpretación del valor religioso y ceremonial del temazcal en la región totonaca, en donde parece ser la representación del mundo y del dominio del dueño del fuego. En este grupo, la diosa madre era Natsi´itni, equivalente a Temazcaltoci, abuela de los baños que podía también ser la divinidad del agua. El dueño del fuego o dueño del temazcal era Taqsjoyut. Su importancia era tan grande que antiguamente en el temazcal se verificaba el parto y se enterraba la placenta. En la actualidad, es aún el recinto de la purificación, del nacimiento o del renacimiento. La relación con la diosa-madre o la tierra, se simboliza mediante el "entierro de la placenta" bajo el piso del temazcal correspondiente a la casa de la familia. Por otro lado, el dios del temazcal, dios del fuego, reside en el horno llamado xicle, que deriva del náhuatl xitl, ombligo. Si el temazcal representa a la tierra, el viejo dios del fuego vive en el ombligo de la tierra, el viejo dios del fuego vive en el ombligo de la tierra, el quinto punto cardinal. Es así que el enfermo y la parturienta, al entrar al temazcal, penetran en realidad en el seno de la tierra-madre; de ahí salen sanos y purificados por el fuego y el agua, como recién nacidos, ya que el vapor purificador es obtenido por la unión del agua, Natsi´itni, y del fuego, Taqsjoyut (20).
Este baño es considerado un poderoso agente terapéutico, ya que el calor y la humedad intensifican la sudoración, descongestionan las vías respiratorias, facilitan la relajación muscular y estimulan la circulación sanguínea. La temperatura debe ser la adecuada, para no provocar una descompensación en la presión sanguínea; si a este ambiente se le incorpora, además, una gran cantidad de aceites esenciales de las plantas medicinales que van en el vapor y en las infusiones o pócimas administradas por el terapeuta, se producirán efectos farmacológicos evidentes. Varias de las plantas medicinales empleadas en el baño, entre ellas el zapote blanco, tienen un conocido efecto hipotensor. Lozoya y Enríquez mostraron que las semillas de dicha planta contienen n-n-dimetilhistamina, que se halla unida a la dextrosa, condición que facilita su absorción por vía oral y penetración al torrente sanguíneo, produciendo una vasodilatación generalizada y sostenida (21). Así como estos compuestos, se conocen otros que han mostrado actividad biodinámica: penetran por las mucosas, piel, vías respiratorias y por absorción transdermal, determinando efectos farmacológicos evidentes. Recientes estudios científicos sobre la absorción por el organismo de aceites esenciales marcados con C 14 y aplicados en baños de tina caliente, sauna, vapor y otros procedimientos semejantes, muestran la presencia de estos compuestos en la sangre del paciente hasta 24 horas después de efectuado el baño (22).
(1) Palacios de Westendarp, P., 1986.(2) Aguirre Beltrán, G., 1980.(3) Pardal, R., 1937.(4) Moedano, G., 1986.(5) Nader, L., 1969b.(6) Álvarez Heydenreich, L., 1987.(7) Wetten, N. L., 1948.(8) Zolla, C., 1990.(9) Madsen, W., 1960.(10) Rojas González, F, 1957b.(11) Parsons, E. C., 1966.(12) Butterworth, D., 1975.(13) Nutini, H. G. et al., 1974.(14) Cuerno Clavel, L. E. et al., 1989.(15) Castro Ramírez, A., 1988a.(16) Galinier, J., 1990.(17) Mellado Campos, V., 1989.(18) Castañeda Camey, X. et al., 1986.(19) Chávez León, G., 1981.(20) Alcina Franch, J. et al., 1980.(21) Lozoya Legorreta, X., 1982.(22) Zolla, C., 1984c.