Tepehua es un vocablo de origen náhuatl cuyo significado literal es "cerro-dueño". No obstante, estos indígenas se llaman a sí mismos kitndnkanmakalkaman, "nosotrós somos de idioma tepehua", o bien hamaispiní, "dueños del cerro". El primer gentilicio es de uso común en Pisaflores, municipio de Ixhuatlán de Madero, Veracruz, mientras que el segundo se menciona con más frecuencia en Chintipan, comunidad del municipio de Tlachichilco, también en tierras jarochas. Los especialistas consideran que el tepehua pertenece a la familia lingüística Totonaca, la cual desciende del Macromaya.
Según el cuaderno Hablantes de lengua indígena del XI Censo general de población y vivienda, 1990, publicado por el INEGI, existe un total de 8 702 tepehuas mayores de cinco años de edad: 5 742 de ellos residen en el estado de Veracruz, 2 001 en Hidalgo y 377 en el estado de Puebla. La población restante vive dispersa en varias entidades federativas, entre las cuales el Distrito Federal y el Estado de México presentan concentraciones significativas. La literatura etnográfica reporta que esta etnia habita las siguientes comunidades: Huehuetla y Zincatlán, en el municipio hidalguense de Huehuetla; El Limón, Llano Enmedio, Pisaflores, San José el Salto, Tepetate y Tziltzacuapan, en la jurisdicción de Ixhuatlán de Madero; Tlachichilco, Chintipan y Tierra Colorada, en el municipio de Tlachichilco; Metlaltoyuca, comunidad poblana bajo la jurisdicción de Francisco Z. Mena; y Pantepec, El Limonar y Mecapalapa, en el municipio poblano de Pantepec. Todas estas comarcas son consideradas de marginación muy alta, y en lo tocante a su categoría migratoria, acusan una fuerte expulsión de mano de obra, según los Indicadores socioeconómicos del los pueblos indígenas de México, que publica el Instituto Nacional Indigenista.
El territorio donde viven estos indígenas forma parte de la sierra Madre Oriental, y comprende el norte del estado de Puebla y regiones colindantes de Veracruz e Hidalgo. El clima es tropical y subtropical, influido por la proximidad de la costa del Golfo, lo cual favorece lluvias, neblina y humedad constante. Por la zona cruzan los ríos Pantepec y Vinazco, alimentados por un conjunto de afluentes, entre los cuales figuran el Pilpuerta, el Beltrán, el Limón y Aroyo Grande. En estos cuerpos de agua se pesca: mojarra, charal, bagre, un pequeño camarón conocido como acocil, y la acamaya, especie de langostino de agua dulce. Existe un ligero gradiente altitudinal que va desde los 800 msnm, en la parte más occidental del área, donde se ubican Huehuetla y Tlachichilco, hasta los 200 msnm en el oriente, donde están Mecapalapa y Metlaltoyuca. Los tipos de suelo predominantes son los litosoles y los regosoles, poco fértiles y sujetos a un intenso régimen de explotación. Los terrenos aprovechados para el cultivo circundan los poblados, y más allá de ellos se encuentran los pastizales y bosques de los cuales las familias extraen bienes, sobre todo madera para la construcción de casas, leña, etcétera. Todavía quedan relictos de bosque tropical perennifolio, las variedades de árboles maderables que allí se encuentran son: cedro, capomo, chicozapote, tempisque, ceiba, palo de rosa y algunos ejemplares de caoba. La tala es inmoderada y por ende es factible que las especies de potencial económico tiendan a desaparecer. En su mayoría campesinos, los tepehuas practican la agricultura de roza, tumba y quema sin embargo, dada la presión sobre la tierra, casi ya no se acostumbra la rotación de suelos. Los cultivos más importantes para el sustento son maíz, frijol, haba y quelites; la caña de azúcar y el café se venden para obtener ingresos monetarios.
El XI Censo general de población y vivienda, 1990, en sus volúmenes llamados Integración territorial arroja una serie de datos interesantes en cuanto a la población que vive en las comunidades antes mencionadas. El 4% de ella es considerada hablante de lengua indígena (HLI), lo cual indica que muchos tepehuas habitan en localidades prominentemente mestizas. Los casos extremos son Metlaltoyuca con un 3% de HLI, y El Limón con un 84%. A partir de este dato, conviene circunscribir el análisis sociodemográfico a aquellas comunidades donde hay un alto porcentaje de indígenas, con el fin de disminuir el sesgo que ocasiona el alto índice de población mestiza. Vale la aclaración, pues si bien la Integración territorial contiene los datos más específicos que arroja el censo -ya que no sólo incluye municipios, sino también los poblados de tales entidades políticas-, no discrimina ciertos rubros (escolaridad, servicios por vivienda, etcétera) entre población autóctona y mestiza. Por lo tanto, si en el análisis se incluyen comunidades donde los tepehuas son una minoría, los indicadores obtenidos de ellas difícilmente reflejan la situación de este grupo étnico.
Además de El Limón, los asentamientos que presentan una alta proporción de residentes indígenas son: Pisaflores (82% de HLI), Chintipan y Tierra Colorada (ambas con un 80% de HLI). En estos poblados, sobre todo en Pisaflores y Chintipan, se han elaborado la mayoría de las investigaciones etnográficas relativas a los "dueños del cerro".
Existe un alto grado de aculturación entre estos indígenas, pues el 87% es bilingüe, es decir, habla tanto el tepehua como el castellano. El 62% de la población mayor de quince años de edad sabe leer y escribir. En lo tocante a la escolaridad en este rango de edad, el 34% no tiene instrucción alguna; el 30% tiene algunos estudios de primaria; el 17% ha completado este ciclo escolar; el 18% cuenta con estudios posprimaria; y para el 1% restante no hay datos específicos. Pareciera que hay una discrepancia, pues si el 65% tiene algún tipo de instrucción (30+17+18), ¿cómo es posible que sólo el 62% sea alfabeta? Dos posibilidades se pueden ofrecer para responder a la pregunta: los datos del censo están equivocados, o bien una fracción de la gente con estudios de primaria ha perdido las destrezas de lectura y escritura por falta de práctica.
Las casas tepehuas son amplias y con techo de cuatro aguas. Lo habitual es construir varios recintos con distinta función cada uno. Por ejemplo, una familia puede disponer de cuatro inmuebles: en uno se encuentra la cocina; el lugar que sirve para comer y dormir, otro está destinado a hacer el pan, el tercero a guardar el maíz y otro más a guardar la ropa. Alrededor de las casas se encuentran el chiquero y el corral. Allí están las gallinas, guajolotes, pollos u otros animales, ya que es tradición de toda familia tepehua contar con, por lo menos, tres parejas de animales. Las casas se fabrican con los siguientes materiales: para las paredes, carrizos, varas y lodo; para los techos -dependiendo de las posibilidades económicas- palma, lámina de cartón o de metal. 63% de las viviendas tienen piso de tierra. Tomando como muestra las comunidades de El Limón, Pisaflores, Chintipan y Tierra Colorada, el promedio de habitantes por vivienda es de 5.52. Con respecto a los servicios con que cuenta el hogar, el censo arroja une indicadores dramáticos: de un total de 1 028 casas, sólo dos tienen agua entubada; tres cuentan con drenaje conectado a la calle o a una fosa séptica; y 680 (66%) se benefician de energía eléctrica.
Los tepehuas presentan una notable afinidad cultural con los nahuas, totonacos y otomíes que habitan en región, pues todos se desenvuelven en el mismo ambiente y las evidencias parecen indicar que tal ha sido la situación desde tiempos prehispánicos. A pesar de que cada etnia conserva su idioma propio, se mantiene con mucha pureza, una tradición común, sobre todo en lo que se refiere a la indumentaria, las danzas y la fabricación y uso de papel amate. Incluso, en los mercados locales es común que se reúnan indígenas pertenecientes a diferentes grupos étnícos, como en el caso del mercado de Xicotepec de Juárez, Puebla, donde comercian totonacos, tepehuas y nahuas.
En cuanto a las vías de comunicación, hay una carretera de terracería que comunica Huehuetla con Ixhuatlán de Madero; de allí parte otra, también de terracería, que va a Tlachichilco. En Álamo, Veracruz, existe una carretera secundaria, pavimentada, que va a Castillo de Teayo, y de allí continúa un camino de terracería a Metlaltoyuca. La carretera federal une a Poza Rica, Veracruz, con Huauchinango, Puebla; a la altura de San Diego, Puebla, se emprende un camino de terracería que conduce a Mecapalapa. Este último poblado se comunica con Metlaltoyuca por medio de un camino de terracería, del cual se desprede una brecha cuyo destino es Pisaflores, Tepetate y Tzilzacuapan.
Según el Anuario estadístico de Veracruz, 1993, existen 13 unidades médicas rurales en el municipio de Ixhuatlán de Madero; una del ISSTE, ocho del IMSS-Solidaridad y cuatro de la SSA. Por su parte, el municipio de Tlachichilco cuenta con siete unidades; seis del IMSS-Solidaridad y una de la SSA. Otro servicio médico importante es un conjunto de dispensarios, llamados casas de salud, que administra la SSA. En Ixhuatlán de Madero hay 42 y en Tlachichilco, siete.
Tomando los datos que proporciona la SSA para su jurisdicción sanitaria de Poza Rica, Veracruz, es posible un acercamiento a los principales males que aquejan a este pueblo indígena, pues a esta jurisdicción están adscritos la mayor parte de los tepehuas. Estas enfermedades son: infecciones respiratorias agudas, infecciones intestinales, amibiasis, ascariasis, sarna, dermatofitosis y dermatomicosis, traumatismos y envenenamientos, oxiuriasis, hipertensión arterial y diabetes mellitus.
En cuanto a las creencias religiosas, cabe mencionar que, imbricada con el santoral católico, la teogonia de estos indígenas incluye al Sol, Wilcháan, ente protector del cual depende la vida; la Luna, identificada con el demonio; y las estrellas (V. cometa), centinelas que velan por el bienestar de los humanos mientras el Sol reposa. El agua y el trueno (V. rayo) son otras deidades importantes del panteón tepehua, e incluso, para congratularse con ellas, se acostumbra peregrinar a la localidad llamada La Laguna y dejar allí ofrendas de comida; este sitio ceremonial cae dentro de la jurisdicción del municipio de Huehuetla.
En algunas comunidades, aún existe un templo nativo denominado lakachinchin, donde se guardan diversas figuras de papel amate, y donde se llevan a cabo rituales agrícolas y curativos llamados "el costumbre".
Las fiestas católicas son organizadas por los mayordomos de las iglesias; la celebración más solemne es la del santo patrono de cada pueblo. Otras, de importancia variable, se llevan a cabo en Navidad, Año Nuevo, Carnaval, Semana Santa, etcétera. Los festejos consisten en procesiones rituales, comidas y presentación de ofrendas. En la fiesta de Todos Santos se adornan los altares y las tumbas, y se preparan comidas especiales para el día de Muertos. Sobreviven varias danzas, entre ellas la realizada por los "romanches" (personajes vestidos de diablos) durante el Carnaval; la de los Viejos, bailada durante la fiesta de Muertos; y las de Tambulán y Los Pastores, ejecutadas durante las posadas prenavideñas.