Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México
Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana
Abeja

Nombre común que reciben diversos insectos del orden Hymenoptera, la mayoría pertenecientes a las familias Meliponidae y Apidae. Destacan las especies silvestres desprovistas de aguijón de los géneros Trígona y Melipona, y la especie europea Apis mellifera que fue introducida en México a partir de la Conquista.

La abeja es uno de los insectos benéficos más apreciados por el hombre de todas las culturas, debido que ha encontrado en sus productos múltiples beneficios, especialmente de índole nutricional y curativo.

La cera, sustancia secretada por el abdomen de la abeja para construir la colmena, constituye en México un elemento terapéutico útil en la elaboración de parches que, aplicados a los granos, coadyuvan a su "maduración" y pronta supuración (1 y 2) (V. cera de abeja).

La inoculación del veneno de la abeja europea, el cual contiene ácido fórmico, es ampliamente reconocida por sus cualidades benéficas para sanar ciertas afecciones respiratorias, dolores musculares, articulares y reumáticos (V. reuma), e hinchazones diversas (1) (3 y 4).

La miel, sustancia que proviene del néctar de las flores trasformado químicamente en el aparato digestivo del insecto, se emplea para aliviar una gran cantidad de dolencias como las derivadas de problemas respiratorios; se recomienda ingerirla sola, mezclada con otros elementos, o bien, como edulcorante de las infusiones medicinales. Es también aplicada localmente, para la prevención y tratamiento de afecciones dermatomucosales tales como úlceras, llagas, heridas infectadas, quemaduras algodoncillo, propiedades que cuentan ya con un respaldo experimental y clínico (V. miel de abeja). En la península de Yucatán y en algunas comunidades de Hidalgo, se consume la llamada "miel virgen", "miel silvestre" o "miel de mosca prieta", producida por una abeja del género Trigona, para regular el flujo menstrual, aliviar los dolores posparto y como tónico para los ancianos (5 y 6). Diversas abejas de este género son también llamadas "moscas de la Virgen" ya que su apariencia y color oscuro semejan pequeñas moscas, y por las bendiciones nutricionales y medicinales de sus productos.

Para los lacandones, la miel representa un elemento sagrado, pues con ella se elabora la bebida ceremonial balché. Esta miel proviene de especies nativas muy comunes en el sureste: las meliponas y trigonas. Los lacandones señalan que la miel silvestre conserva su pureza dado que no ha sido manipulada por el hombre, y para asegurar dicha condición, guardan en el interior de una ermita u oratorio, los troncos ahuecados que funcionan como apiarios, no permitiendo su uso para otros propósitos que no sean de carácter ritual (7).

Los antiguos mayas también utilizaban esta miel para elaborar el balché, además de considerarla un componente importante de las ofrendas en los sacrificios y el medio adecuado por el cual se solía establecer una relación con el mundo de las divinidades. Incluso, diversas especies nativas fueron objeto de culto por los antiguos mayas, quienes las adoraban bajo la representación de Ah Musen Kab, dioses de las abejas, a los que el Chilam Balam de Chumayel menciona en la historia de la creación, y a cada uno de los cuales asocia con un color y una determinada dirección del mundo (8). Por ejemplo, la Melipona beechei, especie silvestre que se distribuye ampliamente en las zonas tropicales de México y actualmente conocida como abeja alazana o pipiol, era relacionada con el color rojo, "la Divina Abeja Roja" (9), y el punto cardinal este, según se explica más adelante. En un manuscrito pictográfico del Códice Madrid, la deidad parece descender del cielo para dar a los hombres el conocimiento de las virtudes de la miel y de los productos de la colmena, así como sus técnicas de cultivo. En la representación escultórica, el dios porta en sus manos una colmena cuyas celdillas tienen el arreglo de una cúpula en diferentes niveles, tal y como lo hace Melipona beechei. Las celdillas son construidas con la cera secretada por el cuerpo de estas abejas, la famosa cera de Campeche, la cual era quemada con fines ceremoniales junto con la resina de copal (10).

Para los antiguos nahuas, la miel constituía un importante recurso medicinal, tal y como se señala en numerosas recetas del Códice de la Cruz Badiano, aunque no es claro de qué especie procedía. La prescribían para tratar diversos padecimientos como dolor de garganta, tos, mal aliento, hemorroides, enfermedades de las articulaciones, quemaduras y condiloma, entre otros males; se usaba mezclada con diversos productos minerales, ani,laes y herbolarios, ingerida en cocciones y macerados, o bien, untado o aplicada en cataplasmas, según el caso (11).

A partir de la introducción de la raza italiana, durante la Conquista, se menospreció el cultivo de la abeja nativa en pro de la nueva raza por ser ésta más rendidora en cuanto a su producción de miel. No obstante, la abeja silvestre sigue siendo explotada y preferida para propósitos terapéuticos en el medio rural mexicano, especialmente ponderada por diversos grupos indígenas del país, quienes poseen un conocimiento profundo de sus formas de cultivo, herencia de sus antepasados. Un ejemplo ilustrativo es la descripción que proporcionan Ramos Elorduy et al. sobre la técnica maya apícola para meliponas y su íntima relación con las antiguas formas de cultivo. Señalan que las colmenas son edificadas en troncos huecos, apilados uno sobre otro, con un cimiento de lodo en los extremos, pero provistas de un agujero para que las abejas puedan entrar y salir en busca de alimento. En el tronco los indígenas horadan una cruz que, a decir de Elorduy et al., representa los cuatro puntos cardinales, pues por lo general el eje mayor apunta a la dirección este, muy probablemente asociada con la conducta de las abejas las cuales se guían por la posición del Sol. Estas observaciones y prácticas proceden, sin lugar a dudas de la técnica prehispánica, pues dicha cruz también se muestra en una representación pictográfica de las colmenas del Códice Madrid y en la base de la escultura de la ya mencionada deidad Ah Musen Kab (10).

Índice de Autores

(1) Campos, T. de M, 1979.

(2) Redfield, R. et al., 1940.

(3) Owen, R. C., 1963.

(4) Rangel, R., 1982.

(5) Ramos Elorduy, J. et al., 1988.

(6) Mata Pinzón, S., 1987.

(7) Villa Rojas, A., 1968.

(8) Barrera Vásquez, A. et al., 1980.

(9) Darchen, R., 1989.

(10) RamosElorduy, J. et al., 1989.

(11) Cruz, M. de la, 1991.

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