Sinónimo(s): Búho Lengua Indígena: Chontal (Tab) ju´(1). Huichol muikurí (2). Mochó tukuruhu:? (3). Náhuatl kuamojmotli (4).
Con estos nombres se denominan a las aves nocturnas de rapiña, tecolote y lechuza, con frecuencia confundidas entre sí, dado que en diferentes regiones este nombre se aplica indistintamente a diferentes géneros. Los vocablos búho y lechuza son castellanos, mientras que tecolote es un nahuatlismo.
Cuando el tecolote canta, el indio muere, no será cierto, pero sucede. Con este refrán se ha popularizado el canto del tecolote como un presagio de enfermedad, muerte u otras desgracias. Para los huicholes de San Andrés, Jalisco, la lechuza es el pájaro de la muerte, ave capaz de reconocer; todas las enfermedades que vienen del oriente y da aviso de ellas durante la noche. El tecolote conoce todas las enfermedades, todas las muertes, sean de personas, vacas, cabras o borregos. Cuando muere un huichol, vuela de casa en casa, y su canto hace saber en las rancherías la identidad del muerto (2).
Los nahuas y popolucas de la región de los Tuxtlas, Veracruz, indican que se trata de un ave de mal agüero, enviada por algún brujo para quitarle a la víctima el espíritu y conducirlo a la muerte; en el caso de enfermos, es un augurio de muerte. Los hechiceros acostumbran arrojar lechuzas disecadas rellenas de hojas secas de maíz a los techos de las casas, para enfermar o causar la muerte. Si esto sucede, se busca a un brujo poderoso para que sostenga una "pelea" y venza al enemigo o, al menos, establezca un pacto (5). En Matlapa, San Luís Potosí, para evitar las desgracias anunciadas por el tecolote, se echa en la lumbre chile con sal, o se persigue al animal para apedrearlo; el encargado de hacerlo tiene que untarse antes ajo en los brazos para prevenir cualquier mal (4). Los totonacos veracruzanos de Papantla mencionan que se trata de un animal con espíritu malo que vuela cerca de la casa de la persona que está siendo perjudicada por algún brujo para darle su mensaje con el canto, permaneciendo por un rato para dominarla, pues con su canto la va enfermando cada vez más. Se dice que para evitar la visita de este animal funesto, se deben colocar dos machetes cruzados sobre el techo, que harán que el animal caiga, o bien, no regrese (6). Los mochos de Motozintla, Chiapas, señalan que al tecolote, animal compañero (cet), de curanderos, qamam, y adivinos, y a la lechuza, se les han asignado papeles fundamentales en los procesos adivinatorios y en los presagios. La función de predicción se asocia con la actividad nocturna de dichas aves, y con su movilidad de vuelo que les permite ser mediadoras entre el cielo y la tierra, el arriba y el abajo, los dioses y los hombres. El tecolote, a diferencia de la lechuza, t´iw, no necesariamente hace anuncios negativos, avisa también la presencia de la enfermedad, de agresiones, de trabajos hechos por los brujos, coadyuvando al desempeño de las funciones asignadas al curandero. La lechuza tiene una connotación totalmente negativa, pues es el animal compañero de los brujos, su presencia alrededor de las casas es presentida como una amenaza directa, anuncio de la presencia de la muerte indeterminada pero amenazante. Al ver una lechuza se encienden veladoras de inmediato, y si algún miembro de la familia se encuentra en una situación delicada, va a ver al curandero para que "enraice su vida, para que alargue sus días" (3). Para los chontales de Tamulté de la Sabana, Tabasco, el tecolote es en realidad un demonio que se esconde de los rayos solares; se dice que no le pertenece a Dios sino al demonio, ya que es un animal nocturno. Además, se cree que algunas veces puede tratarse de un brujo convertido en un pájaro de la noche para provocar daño o maldad a una familia por motivos de envidia, y que es usualmente pagado por un individuo que tiene problemas con alguna persona en particular. Otros informan que no son brujos, sino ángeles del demonio quienes van a dejar la enfermedad transformados en animales dañinos (1) (V. nagual).
Al considerar diversas fuentes históricas, Olavarrieta señala que el canto del tecolote es interpretado como un presagio de muerte desde tiempos preshispánicos, en su calidad de mensajero del señor del mundo de los muertos. Destruían el mal agüero injuriando al ave, pues así cesaban el llamado mortal de su canto (7). López Austin incluye al tlacatecólotl, "hombre-búho", dentro de las cuarenta clases de magos del mundo de los antiguos nahuas:
Independientemente de que el búho era para los nahuas un animal ligado a la idea de lo funesto y que se le consideraba emisario del Mictlán o región de los muertos, existe en la etimología de su nombre el verbo coloa, ´perjudicar, dañar´, que unido al prefijo de persona indefinida - te- da una significación bastante precisa de la naturaleza del búho y del tlacatecólotl: ambos se caracterizan por su labor de dañar a la gente... (8:88).
(1) Pérez Salvador, A., 1987.(2) Benítez, F., 1976.(3) García Ruiz, J., 1987.(4) Reyes Antonio, A., 1982.(5) Münch Galindo, G., 1983.(6) Velasco, D. F. et al., 1986.(7) Olavarrieta Marenco, M, 1977.(8) López Austin, A., 1967.