Náhuatl. En el norte veracruzano, diosa de la fertilidad, identificada con la Virgen de Guadalupe. Es el aspecto femenino de la Tierra, aunque también personifica a la Luna. Cuida de las simientes y de las mujeres embarazadas.
Durante el solsticio invernal, se hace una gran fiesta -llamada tlacatelilis- en su honor. Es una celebración a la fertilidad y al nacimiento, y por eso coincide con el día más corto del año. A partir de esa fecha, el Sol comienza a resplandecer mayor número de horas; desde el punto de vista indígena, vuelve a nacer (V. calendario). Es el momento para pedirle a la diosa abundancia de cosechas e hijos.
Cuenta la leyenda que Tonantsij parió a cuatro vastagos: Tlahuelilo, el iracundo señor del averno; Sahua, el dueño de las aguas; Moctezuma, la tierra en su aspecto masculino y devorador; y Toteotsij o Jesucristo, el Sol. Así, creó el mundo con sus dominios infernales, acuáticos, terrestres y celestiales, reinos de donde provienen la enfermedad y la salud (1).
Sin lugar a duda, la diosa madre de los nahuas veracruzanos es la misma Tonantzin de los antiguos mexicas. Acerca de esta última, Sahagún dice lo siguiente:
Cerca de los montes hay tres o cuatro lugares donde [los indios] solían hacer muy solemnes sacrificios, y que venían a ellos de muy lejanas tierras. El uno de éstos es aquí en México, donde está un montecillo que se llama Tepeácac, y los españoles llaman Tepeaquilla, y ahora se llama Nuestra Señora de Guadalupe; en este lugar tenían un templo dedicado a la madre de los dioses que llamaban Tonantzin... (2:704).
(1) Sandstrom, A. R., 1991.(2) Sahagún, B. de, 1985.