La "desconcertadura" es una afección musculoesquelética que constituye una causa de demanda de atención bastante frecuente entre los habitantes de las zonas amuzgas. Con este nombre, los terapeutas designan cualquier daño a los huesos o a los músculos -a excepción de las fracturas- que deriven de algún accidente (V. zafadura). El terapeuta tradicional que se ocupa de prestar atención a las personas afectadas es el huesero.
Las causas más frecuentes de este tipo de padecimiento son accidentes tales como las caídas o los golpes. Así, los terapeutas señalan que "a veces las personas tropiezan con un pedazo de palo, resbalan en el lodo, o se caen de algún árbol"; esta última causa conduce a las desconcertaduras en los niños. A los pocos momentos de ocurrido el percance, el enfermo presenta hinchazón y dolor en la zona afectada, que enseguida adquiere un color morado.
El diagnóstico comprende el interrogatorio y la observación de la zona interesada para constatar la presencia de los signos antes mencionados, así como la revisión mediante palpación para determinar el tipo de daño que ha sufrido el hueso.
Según testimonio de uno de los hueseros amuzgos: "siempre que llega algún paciente desconcertado, si es el brazo, lo siento y el brazo se pone en una mesa, y si es el pie, lo pone encima de una silla chiquita". El tratamiento comprende prácticas como la sobada y la aplicación, sobre la zona afectada, de emplastos preparados con plantas medicinales. La curación empieza con una sobada practicada con ayuda de aceite rosado, cuyo propósito es calentar y relajar los músculos del miembro lastimado; a continuación, el huesero aplica un emplasto elaborado con cáscara de palo de fierro, o con hojas de bandeja; la primera de estas plantas se utiliza tal como se encuentra, mientras que las hojas de la segunda deben hervirse "para después ponerlas calientes, hasta donde aguante el paciente". Finalmente, le administra algún medicamento de patente como el Mejoral o la Neo-melubrina. El tratamiento se debe repetir por dos días seguidos, con el objeto de quitar el dolor y bajar la hinchazón lo antes posible.
Los informantes recomiendan que el paciente evite realizar esfuerzos físicos, por lo menos durante algún tiempo, y si la desconcertadura ha afectado una extremidad inferior, aconsejan no caminar demasiado. El paciente debe, además, observar una dieta que excluye las grasas, el chile y los frijoles.
Si la enfermedad no es tratada adecuada u oportunamente, la zona dañada continúa inflamándose y puede producirse una infección. En todo caso, estas complicaciones no son consideradas muy peligrosas, "por motivo que no es algo que le afecte al corazón o la sangre", aseguran los informantes.
En virtud de la imposibilidad de prevenir el padecimiento, los hueseros aconsejan simplemente evitar aquellos comportamientos que lo pueden causar, o sea "poner cuidado al caminar al monte".