El "mal del corazón" es un padecimiento congénito que se trae de "nacencia: eso Diosito nos lo da desde chiquitos y de grande se presenta", refieren los terapeutas. La afección es tratada por los hierberos, quienes refieren que se manifiesta en personas ya "grandecitas", y que el síntoma más característico es un dolor tan intenso en el pecho, que produce enormes dificultades para respirar; en esos momentos, el enfermo se pone pálido y sólo atina a mantener constantemente las manos en el pecho, presionándolo un poco, para lograr algo de alivio(V. dolor de corazón). El siguiente testimonio revela la forma mediante la cual el hierbero llega a determinar la naturaleza de la enfermedad: al enfermo "le pregunto que si al acostarse se presenta más seguido y me dice que sí, y con una presión suave en el pecho se le calma y me dice que sí, por eso se le dice que tiene mal del corazón".
El tratamiento consiste en administrar al enfermo una infusión preparada poniendo a cocer, en un litro de agua, un pedazo de 10 cm de raíz de hierba del sapo o raíz de platero, mismas que se deben cortar en luna llena para que el preparado sea más efectivo. El medicamento se administra, diariamente, en dosis de dos a tres vasitos por todo el tiempo que sea necesario; durante este periodo, el paciente debe evitar absolutamente la ingestión de alimentos irritantes (V. bhabix yooxi´, hu´pas y sabute).
El mal del corazón es considerado un padecimiento capaz de causar la muerte del enfermo, debido a que "el corazón le deja de funcionar", afirman los terapeutas, por lo cual recomiendan iniciar el tratamiento en cuanto se advierte los primeros malestares. Los hierberos refieren que este padecimiento no se puede prevenir, pues se trae de nacimiento; generalmente son las personas adultas, "muy trabajadas", las que lo sufren, pero cuando es un niño quien lo manifiesta, entonces su deceso es inminente, "porque no aguanta su corazoncito".