Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México
Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana
Mariguana

También marihuana. Sinónimo(s): cáñamo (1), doña Juana (2), Juanita (1), grifa, Mariquita, mota (2), Rosa María (1) (3), santa Rosa (2 a 4). Lengua indígena: Cuicateco tuztu. Huichol macusi. Seri hapis-coil (1)

Arbusto narcótico originario de Asia, botánicamente clasificado como Cannabis. En la actualidad se reconocen tres especies diferenciadas entre sí por el modo de crecimiento, las características de las semillas y las fibras que producen: Cannabis sativa, C. indica y C. ruderalis. Sin embargo, algunos científicos opinan que existe una sola especie, la C. sativa, de la cual se han desarrollado razas o variedades, debido a la selección hecha por el hombre con el fin de obtener mejor fibra, mayor cantidad de aceite o un contenido narcótico más potente (5).

La introducción de la mariguana en el Nuevo Mundo encuentra distintas explicaciones. Unos señalan que fue traída por los españoles y portugueses durante la Colonia (5), otros relatan que penetró por medio de la nao de China junto con especias y telas de Oriente (6). El hecho es que la planta fue aceptada en las farmacopeas nativas con un significado que abarca desde un simple recurso más en el tratamiento de algunas enfermedades (V. reuma), hasta una deidad encarnada en la planta o elemento importante para poder entrar en contacto con los dioses.

Schultes reporta que los indios de Hidalgo, Puebla y Veracruz adoran una planta que llaman santa Rosa, identificada como Cannabis sativa, que consideran intermediaria ante la Virgen y una parte del corazón de Dios. Los que participan del culto comentan que la planta puede ser peligrosa, ya que goza del poder de tomar el alma de un hombre y con ello enfermarlo, enfurecerlo y hasta matarlo (3). Los curanderos tepehuas y otomíes de la sierra de Puebla, cultivan mariguana que ingieren en infusión con fines adivinatorios y rituales. Durante las ceremonias, el curandero canta y su voz -que pertenece al ser sobrenatural con quien la planta lo ha puesto en contacto- varía a causa de los efectos del narcótico (6). Para los otomíes veracruzanos de Zapote de Bravo, la santa Rosa forma parte de un complejo cultural, religioso, mágico y terapéutico denominado el costumbre, en el que intervienen principalmente los curanderos y sus aprendices, así como las autoridades de la capilla indígena y las madrinas de copal. La planta se ingiere para que interceda ante las divinidades, para predecir el futuro, con fines curativos, así como para obtener protección, lograr buenas cosechas y ayudar a los curanderos y mayordomos en el desempeño de sus funciones. Puede ser comida durante la ceremonia, o en un instante determinado de la misma, en que las madrinas pasan ofreciéndola a los presentes; antes de ingerirla le piden perdón, la sahuman y le rezan (4). Los nahuas de la sierra Nevada del Estado de México mezclan las semillas de los niños (posiblemente una especie de Rynchosia) con las de la mariguana (C. sativa) y la comen también con fines adivinatorios para hacer el diagnóstico de las enfermedades y para determinar el futuro de un iniciado a curandero (7). Asimismo, en San Miguel Totolapan, Guerrero, existe un tipo de curandero, el rosero, que se distingue por dictar su diagnóstico bajo los efectos narcóticos de la planta (8). Su denominación seguramente deriva de uno de los nombre populares con que se conoce a esta especie, Rosa María o santa Rosa. En el norte del país, los tepehuanos ocasionalmente la emplean en sustitución del peyote, cuando no logran conseguirlo (3) (9). También los coras han adoptado el hábito de fumarla en el curso de sus ceremonias religiosas (3).

Resulta difícil explicarse cómo una planta foránea ha pasado a convertirse en todo un elemento religioso. La respuesta podría estar en sus efectos psicoactivos que permiten experimentar -dependiendo de la dosis, la forma de prepararla, el tipo de planta usada, el modo de administración, y sobre todo, la personalidad y el entorno cultural de quien la consuma- desde una suave sensación de laxitud y bienestar, hasta la producción de sueños fantásticos y alucinaciones visuales y auditivas.

Aún no se ha podido determinar si la planta debe clasificarse como un estimulante, un depresivo o como ambas cosas. Las acciones que posee fuera del sistema nervioso central, parecen ser secundarias y consisten en un aumento de la frecuencia del pulso y la presión arterial, temblores, vértigos, dificultad en la coordinación muscular, aumento en la sensibilidad táctil, dilatación de las pupilas, inyección de las conjuntivas y resequedad bucal (3) (6). A diferencia de la mayoría de la plantas psicoactivas, en la mariguana los componentes responsables de tales efectos no son alcaloides, sino compuestos no nitrogenados derivados de terpenos llamados canabinoles, de los cuales han resultado ser más activos diversos isómeros del tetrahidrocanabinol (3) (5).

Índice de Autores

(1) Aguilar Contreras, A. et al., 1982.

(2) Aguirre Beltrán, G., 1963.

(3) Schultes, E. R et al., 1982.

(4) Barrera Caraza, E., 1991.

(5) Schultes, E. R., 1982.

(6) Díaz, J. L, 1984.

(7) Bonfil Batalla, G., 1968.

(8) Drucker, S. et al., 1969.

(9) Furst, R, 1980.

MM y SM