Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México
Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana
Sembrar los niños

Sinónimo(s): sembrar a los hijos, sembrada de la cruz (Chis) (1), sembrar el alma del niño (Chis) (2 a 4), sembrar al muchachito (Pue) (5), sembrado (Oax) (6 y 7).

Ofrenda a la tierra en la que se entierra el cordón umbilical del recién nacido, y la placenta para protegerlo de enfermedades y prevenir su muerte; puede ser realizada por el padre de la criatura, el curandero o la partera.

Los tzeltales y mames de Chiapas acostumbran enterrar una pequeña cruz a la orilla de un arroyo o cerca de un pozo a los nueve días del nacimiento de un niño, pidiendo a los seres sobrenaturales y a la madre tierra, que le brinden vida y salud (1 a 3) (8). Entre los otomíes, es un rito obligado para todos aquellos cuyos padres fueron "sembrados" en su niñez (5).

Entre los tepehuas de Ixhuatlán de Madero, Veracruz, la partera cava un hoyo al pie de una árbol, en cuyo fondo dispone cuatro pedacitos de copal y, en su centro, el cordón umbilical y la placenta. Después reza y ruega a las mujeres centinelas, aquéllas muertas durante el parto, que intercedan ante el señor Moctezuma, personificación de la tierra, para que proteja al recién nacido. Si la deidad se enoja, el infante puede enfermar (9) (V. cuarentena y jachi´ xukxtinin).

Entre los chatinos de Yaitepec, Oaxaca, el padre y un especialista recogen la placenta y el cordón umbilical después del parto, y los entierran junto con una ofrenda de chocolate y pan; todo el conjunto se riega con sangre de gallina negra. Más tarde, el padre de la criatura siembra un árbol pequeño en el mismo lugar de la ofrenda. Para finalizar el ritual, el especialista enciende siete velas, quema copal y reza. El individuo así "sembrado" crecerá al mismo tiempo que el árbol, al que considerará su doble (4) (6 y 7) (10). Los kikapúes de Coahuila, guardan el "ombligo" en una pequeña bolsa que cuelgan cerca de la cama. Cuando el niño tiene siete u ocho años de edad y "ha adquirido conocimiento y razón", los padres le dan la bolsita para que la siembre en la parcela familiar, diciendo: "abuela tierra, te traje esto; guárdamelo con cuidado" (11). Para los nahuas de Xolotla, Puebla, el padre es quien entierra la placenta en un sitio cercano a la casa y coloca una ofrenda de flores, refino (aguardiente) y una veladora encendida, símbolo que representa "la luz" que el padre y la madre han dado a su hijo (V. vela). La comadrona y la familia, incluyendo a los abuelos del recién nacido, beben refino y bailan alrededor de la ofrenda. En el mismo lugar, la pareja enterrará el ombligo de sus futuros hijos (12). Por su parte, los triquis de Oaxaca, entierran el cordón umbilical de las niñas para asegurarles fertilidad, y cuelgan de un árbol el de los varones para augurarles fortaleza (13).

Índice de Autores

(1) Medina Hernández, A., 1973.

(2) Scheffler, L., 1986.

(3) Villa Rojas, A., 1969a.

(4) Tibón, G., 1981.

(5) Sandstrom A. R., 1981.

(6) Séjourné, L., 1985.

(7) Rojas González, F., 1957.

(8) Pozas Arciniega, R., 1952.

(9) Williams García, R., 1967.

(10) Cicco, G. de, 1969.

(11) Latorre, F. et al., 1976.

(12) Castro Ramírez, A., 1988a.

(13) Nader, L., 1969b.

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