Diarrea

Al igual que entre otros grupos indígenas del país, la diarrea constituye no sólo una de las causas de demanda de atención más frecuentes de los habitantes de las comunidades sino que, además, representa una de las causas de muerte más comunes, especialmente entre la población infantil. Se trata de una enfermedad endémica que atienden todos los terapeutas tradicionales y que se produce principalmente por la falta de higiene en la preparación de los alimentos. Los terapeutas reconocen varios tipos de diarrea, cada uno con sus características y sus tratamientos, siendo las más comunes la diarrea por parásitos y la diarrea por infección.

Ambas formas del padecimiento tienen en común el síntoma más relevante de cualquier cuadro diarreico: el aumento en el número de las deposiciones, de características líquidas. Cuando el niño tiene parásitos intestinales, sus evacuaciones son de color verde o amarillo, "con liga", y su vientre se presenta muy inflamado y lleno de gases (V. lombrices). En la diarrea por infección, inicialmente el enfermo presenta dolor en el estómago y en el vientre, pero luego su condición se agrava con fiebre y vómitos. En ambos casos, el diagnóstico se establece mediante un interrogatorio y, enseguida, por la observación del semblante del enfermo y de las heces fecales.

El tratamiento de la diarrea por parásitos, que se debe hacer durante siete días, es el siguiente: el primer día, en ayunas, al niño se le administra un té preparado con una semilla de mango, ajo, algunas pepitas de calabaza, epazote y tres hojas de granada; los seis días siguientes el té se elabora sólo con epazote y se ingiere a la misma hora por las mañanas. Cuando el parásito es la solitaria la terapia cambia; en estos casos, a las nueve de la mañana se le da a tomar al paciente un cocimiento preparado con semillas de calabaza hervidas en medio litro de leche y, enseguida, se le sienta en un bacín que contiene otro medio litro de leche caliente, "para que arroje la solitaria".

Para tratar la diarrea por infección los terapeutas consignaron dos tratamientos. El primero de ellos consiste en la ingestión de un té elaborado con ramitas de ciprés y "zacate de cachito", que debe ser administrado tres veces al día durante tres días. El segundo tratamiento es más complejo; el curandero primero soba al enfermo en la región del ombligo y, a continuación, le pone un lavado con agua hervida para limpiarle los intestinos; por último, le da a tomar un té preparado con hojas de la planta de nombre "lavaplato". Si bien la sobada y el lavado se hacen diariamente, por unos tres o cuatro días, el té se debe tomar durante dos meses, en dosis de dos vasos al día. La terapia también incluye una dieta que recomienda el consumo de alimentos ligeros, tales como los atoles de masa y los caldos de frijol, de hierba mora y de repollo.

Los terapeutas señalan que la diarrea es una enfermedad peligrosa que provoca la muerte de muchos niños en las comunidades. Las únicas formas de prevenir la aparición de diarreas son hervir el agua, especialmente en épocas de lluvia, y cuidar la higiene en la preparación de los alimentos.