Mocezuelo

El mocezuelo es un padecimiento característico de la población infantil -más específicamente, de los recién nacidos-, considerado por los tojolabales como una afección sumamente peligrosa que con frecuencia desemboca en la muerte del enfermo. Este mal es tratado principalmente por las parteras y las hierberas; según estas terapeutas, un niño corre el riesgo de contraer mocezuelo hasta los quince días posteriores al nacimiento. La enfermedad tiene su origen en un estado de agitación emocional de la madre que se presenta cuando "tiene una cólera". Cuando ello ocurre, "la cólera se revuelve con su sangre y el niño la mama" (V. muina). De esta manera, la leche materna se ve alterada, constituyendo así el vehículo de la enfermedad. Se considera que la dolencia surge como consecuencia del enfriamiento de la sangre del niño.

El pequeño que ha contraído el mocezuelo presenta mucha tos, calentura y "se le siente que le hierve el pulmón". El diagnóstico -que generalmente se establece con base en la información que proporciona la madre-, destaca la influencia de un estado anímico. La madre refiere la "cólera que tuvo", y el terapeuta infiere la naturaleza del padecimiento al vincular el estado antes mencionado con los síntomas que el paciente muestra.

El tratamiento se aplica tanto al niño enfermo como a la madre. Al primero se le dan baños preparados con una mezcla de tres plantas medicinales, llamadas "hierbas de la calentada", después de los cuales el menor debe permanecer bien cubierto. Con las mismas plantas se elabora un té que la madre tiene que ingerir dos o tres veces al día después de lo cual debe cubrirse muy bien la espalda. Según palabras de los terapeutas, "con este tratamiento se espera calentar la sangre del niño y de la madre para que desaparezca la cólera". Adicionalmente, se aconseja a las madres buscar ayuda médica inmediata, si existe la sospecha de que el recién nacido ha contraído el mocezuelo. Los informantes señalan que, si la atención especializada no es oportuna, la enfermedad avanza y el niño muere. Los médicos tradicionales tojolabales aconsejan a las puérperas cuidarse de no hacer corajes antes de amamantar a su hijo, sobre todo durante las primeras semanas posteriores al parto.