El padecimiento de nombre "barriga hinchada", o awü-o tung, es una causa de demanda de atención de los habitantes de las comunidades huaves. Los terapeutas la consideran una dolencia peligrosa que afecta frecuentemente a las personas, sin distinción de edad ni sexo. Es atendida generalmente por el pulsador, un especialista de la medicina tradicional huave que diagnostica las enfermedades interpretando las características del pulso del enfermo.
Las causas de la enfermedad residen esencialmente en la calidad de los alimentos que el paciente ingiere; según los informantes, la hinchazón de barriga se produce "porque está mal el camarón; ya está aguado y muy salado; también por tomar agua de pozo sin hervir"; pero no sólo las comidas mal preparadas, descompuestas o contaminadas originan el padecimiento, sino también el consumo excesivo de alimentos de calidad "fría"; así, los terapeutas aseguran que las personas pueden enfermarse si "comen mucha sandía o mango, ya que son frutas frías" (V. frío-calor).
El signo más relevante del padecimiento -que incluso ha dado origen a su nombre-, es la desmedida inflamación del vientre del enfermo, quien además está estreñido, sufre calentura y tiene las manos frías. El diagnóstico está centrado en la valoración de la corriente sanguínea del enfermo a través del pulso. El terapeuta "toma el pulso de la muñeca de las manos... y no trabaja bien la sangre, va despacio"; más arriba, hacia el antebrazo, el pulso se siente normal.
La hinchada de barriga se trata mediante "lavativas", cuya finalidad es que el paciente "enseguida arroje por abajo lo que tiene en el estómago", para de esta manera vaciar y desinflamar los intestinos y el estómago. Los enemas se preparan "poniendo a hervir en una cubeta de cinco litros, tres cáscaras molidas de blanquillo y un pedazo de flor de muerto (cempaxúchil), machacada"; después de dejar hervir la mezcla por un rato, se cuela, se echa en un depósito para lavativas y se aplica al enfermo. La terapia se debe hacer diariamente durante tres o cuatro días. Los pulseadores aconsejan acompañar el tratamiento con una dieta que excluye los alimentos con mucha grasa.
Esta enfermedad es considerada una seria causa de muerte si el enfermo no recibe el tratamiento a tiempo; según los terapeutas huaves, "la persona se muere porque no puede ir al baño". Como una forma de prevención los informantes aconsejan, al momento de comer, asegurarse de la buena calidad de los alimentos, así como no excederse en el consumo de frutas de calidad fría.