Lengua Indígena: Tzotzil komel ta b´alamil, permanecer en la tierra (1).Zoque pidiu na´tse (2).
Susto ocasionado por una caída repentina que trae como consecuencia la captura del alma por las deidades de la tierra.
Entre los zoques de Chiapas, se dice que cualquier espanto desencadenado por una caída ha sido provocado por Na sa´but (3) o Nas Pot (2) -el señor o espíritu de la tierra-, para apropiarse del alma o kojama del individuo (2 y 3). Los tzotziles de Zinacantán, Chiapas, estiman que el espanto de caída es una de las causas más frecuentes de enfermedad; la entidad anímica o ch´ulel de una persona que cae, pasa a ser posesión del yahval b´alamil, que habita bajo la tierra y es el principal ente sobrenatural, quien toma bajo su custodia el ch´ulel de la víctima para obligarlo a trabajar sus tierras (1). Por su parte, los totonacos de Papantla, Veracruz, aseguran que "la fuerza del alma" del accidentado se queda en el lugar donde cayó, y es hecha prisionera por el dios de la tierra (4).
Los tratamientos tienen como finalidad recuperar el alma del enfermo, para lo cual se busca agradar al señor o dueño de la tierra con ofrendas y rezos en ceremonias especiales. Así, los totonacos de Papantla que llegan a sufrir una caída, inmediatamente golpean el suelo cinco o seis veces con un palo, al tiempo que exclaman: "...[el nombre de la persona] ¡levántale, levántale!". Dibujan después con el dedo índice una cruz en el mismo lugar, y recogen tierra del centro de la cruz para santiguar la frente del accidentado. Si esta medida no resulta, la víctima presentará fiebre, diarrea y vómito; debe ser atendida entonces por un especialista, quien colecta un puñado de tierra en el lugar del accidente y lo mezcla con aguardiente, orina de niño, ajo molido y semillas de simonillo (?), y unta este preparado en las articulaciones, pecho, espalda, palma de las manos y plantas de los pies del enfermo. En forma paralela, reza a la santa tierra para que devuelva la "fuerza del espíritu" capturado. Si la mezcla se seca antes de media hora, es señal de que el tratamiento es el adecuado (4).
(1) Silver, D. B., 1980.(2) Reyes Gómez, L, 1988.(3) Thomas, N. D., 1974.(4) Santos García, A. de los et al., 1988.