Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México
Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana
Espanto de chaneque

Tipo de susto atribuido a un encuentro casual con chaneques al transitar los lugares que éstos habitan, o a un castigo por infringir las normas sociales o por falta de respeto a la naturaleza (V. chaneque).

En los Tuxtlas, Veracruz, esta enfermedad se atribuye específicamente a los chaneques negros (1), también conocidos como chaneques de río y de monte, según sea el lugar de su morada (2). Se cree que capturan y devoran al alma de los individuos que han violado las reglas de la caza, pesca, recolección de plantas, o cualquier norma de conducta. También se les considera capaces de provocar accidentes que generan otros tipos de susto, como el de caída, de víbora, de caballo, de viento, de agua, etcétera. Dentro de éstos, el espanto de caída es el más temido, pues los chaneques encierran al alma de la víctima en una olla de barro, factor que hace sumamente difícil su recuperación (1). Similar dificultad se presenta cuando el alma es robada por los chaneques de monte, debido a que la mantienen cautiva en lugares recónditos (2).

La pérdida del apetito, del sueño y del pulso son los síntomas iniciales. Al evolucionar la dolencia, el paciente enflaquece, presenta diarrea, vómito, dolor de cabeza, palidez y "fríos", y sueña constantemente el suceso traumático originador del espanto (1). También se vuelve triste, distraído, ausente y no responde a los estímulos del medio que le rodea (2).

De acuerdo con la naturaleza causal de la afección, la curación está orientada a restituir el alma capturada por el chaneque. Para ello, los curanderos o ensalmadores, especialistas nahuas y popolucas de Sayula, Mecayapan y Soteapan, Veracruz, diagnostican "tomándole el pulso" al paciente (V. pulsar). Después proceden a la curación por medio del ensalmo, que consiste en rezos cristianos y súplicas al chaneque para que libere al espíritu del paciente a cambio de ofrendas con objetos que son de su agrado (1 a 5). De esta manera, los popolucas queman copal blanco, negro e incienso -pues creen que el aroma que éstos despiden es de calidad caliente (V. frío-calor) y se convierte en hermosas flores que gustan al chaneque- mientras le imploran que suelte "el corazón o alma del enfermo". Siete días después, luego de haber guardado reposo y abstinencia sexual, el terapeuta y los familiares llevan a la persona al río a media noche, allí la bañan y lavan su ropa; por último, la sahuman, y rezan y ofrendan una gallina negra virgen para que "la coma" el chaneque y, así, cambie el alma del animal por la del doliente (2).

Índice de Autores

(1) Münch Galindo, G., 1983.

(2) Olavarrieta Marenco, M., 1977.

(3) Flanet, V., 1977.

(4) Hernández, E. et al., 1982.

(5) Ramírez Hernández, A., 1983.

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