Con el nombre de "brinzadura" se conoce entre los chujes a una causa de demanda de atención tratada preferentemente por hueseros, la cual se produce por hacer esfuerzos físicos excesivos, como el que se realiza "al cargar pesado". Se trata de una afección de calidad "fría", cuya manifestación más importante es la aparición de una especie "de bola que brinca", localizada "abajo del corazón". Esta bola de consistencia dura, y que además late, hace que el estómago del sujeto afectado duela y se hinche; aunado a lo anterior, el enfermo pierde el apetito, no puede trabajar debido a la imposibilidad de moverse, ni "andar en subidas", por la debilidad que siente en todo el cuerpo.
La brinzadura es un padecimiento análogo al latido de otros grupos indígenas del país. Su explicación se basa en un concepto anatómico según el cual los seres humanos poseen un órgano vital localizado en el ombligo, el cual se manifiesta mediante un latido. Este órgano se puede desplazar hacia arriba, como resultado de un esfuerzo físico considerable, provocando así la enfermedad. El terapeuta diagnostica la brinzadura mediante una revisión de la región estomacal del enfermo, en donde detecta la "bola" por su dureza y por la pulsación que la acompaña.
El tratamiento consiste en desplazar manualmente "la bola" hasta llevarla a su lugar de origen. La terapia incluye la aplicación de emplastos en la región del estómago para lograr desinflamar este órgano, así como la recomendación de tomar baños de temazcal "para que se caliente su cuerpo". El huesero primero "boya" (soba) con fuerzas la región estomacal del enfermo, desde la zona epigástrica hacia el ombligo, siempre en la misma dirección, hasta "que desaparece la bola" y la persona "siente que su corazón ya está bien". Después, calienta hojas de la planta de nombre temaman y las coloca sobre el vientre del paciente para hacer que el dolor disminuya; enseguida, cubre la curación con una cobija y la deja allí por algunas horas. Como dijimos anteriormente, el tratamiento comprende baños de temazcal, que el enfermo puede empezar a tomar el mismo día. La mayoría de los terapeutas vuelve a sobar, al cabo de algunos días, para dejar definitivamente en su lugar el órgano desplazado; por último, aplican una inyección de penicilina.
Según los hueseros chujes, si el enfermo no recibe tratamiento "se muere, porque la bola crece y la persona no come ni camina". Este padecimiento afecta a toda la población, sin importar edad ni sexo. Entre las causas de demanda de atención que atienden los hueseros, la brinzadura es una de las más frecuentes.