Para obtener la información que da cuenta de la medicina tradicional mazateca, se entrevistó a 89 terapeutas tradicionales mazatecos que habitan en los estados de Oaxaca y Puebla. El 94% de ellos residían en los siguientes municipios oaxaqueños: Chiquihuitlán de Benito Juárez (distrito de Cuicatlán), Huautla de Jiménez y Santa María Chilchotla (distrito de Teotitlán), y San Miguel Soyaltepec, San Pedro Ixcatlán, San José Independencia y Acatlán de Pérez Figueroa (distrito de Tuxtepec); sólo un 6% vivía en el municipio de San Sebastián Tlacotepec, Puebla. A diferencia de lo observado en la mayoría de los grupos de curanderos pertenecientes a otras etnias, en el de los mazatecos, el 60% pertenece al sexo masculino, y su promedio general de edad fue de 62 años.
A excepción de uno de los entrevistados, que declaró tener como actividad principal la práctica de la medicina tradicional, la totalidad de ellos combinan su quehacer médico con otros tipos de trabajos, lo que les permite solventar la economía doméstica. De esta manera, es común que los hombres se dediquen a tareas agrícolas, mientras que las mujeres se ocupan de las pesadas labores domésticas.
Son diversos los métodos por medio de los cuales los curanderos mazatecos adquirieron sus conocimientos. El más común es aquél donde la enseñanza transcurrió al lado de un experimentado terapeuta, que por lo general era algún miembro del grupo familiar. Se refirió también aquella iniciación con características sobrenaturales, en la que el futuro médico tradicional presenció la aparición de Dios, o bien recibió su conocimiento por medio de la ingestión de hongos alucinógenos o al experimentar sueños místicos (V. sueño). Otro de los métodos señalados fue el autoaprendizaje, y sólo una persona mencionó haber recibido un curso individual por parte de un médico alópata.
Resultan profusos los nombres con que la población mazateca distingue tanto a los diferentes terapeutas tradicionales, como a las enfermedades que atienden. Seguramente lo anterior es el resultado de su compleja cultura y singular cosmovisión, que se ven reflejadas en la concepción que poseen del proceso salud-enfermedad.
El grupo de terapeutas tradicionales más numeroso es el formado por quienes genéricamente se conocen como curanderos; sin embargo, dentro de ellos existen diferentes denominaciones: cuan guni nizcun, shine, chir quime, shuta schiltsilqui, chjun chjine, zuta sirqui, shuta chjine y chjun chjine niujmi (V. shuta tshinea). La mayoría de las veces estos términos se combinan con otros, según sea la especialidad; así, se encuentran las de chupador (batsé) y adivinador (xi kut´asun, koota, chine malekoota, mezi bininguise sa y xi kut´asu), o bien se combinan ambas con las de partera, hierbera y sobador (V. chupador y adivino). El 66% de los terapeutas de este grupo son del sexo masculino, y su promedio de edad es de 49 años. Dentro del gran conjunto de curanderos, destacan por su número los siguientes: adivinador, partera, limpiador (cuan guni nizcun), huesero, hierbero, curadora con parafina (chine cera kooto), curandera de hojas (chine xca), curandero que cura con hongos (chinee mitto´o), rezador, la o el que "echa los maíces" (mincha nijme) y culebrero (shuta chjine). Aunque en menor medida, también existen algunos terapeutas que poseen más de una especialidad, como el curandero-chupador, el partero-culebrero, la adivina-curandera, el curandero-hierbero, el sobador-curandero-chupador (chinnie-ndiqui-xi batsé) y el curandero-sobador-partero.
Respecto de las causas de demanda de atención por las que la gente solicita los servicios del curandero, pueden distinguirse cuatro grupos principales: síndromes de filiación cultural, enfermedades gastrointestinales, musculoesqueléticas y las que influyen en el ciclo reproductivo. Dentro del primer grupo, fueron las más frecuentes: espanto (ndicum, chir cu, tkún, kitsakjun, tkjum), mal de ojo (t´ain, xkun, chin xcon), mal de aire (chin ntaun), encanto (ca mascara guiña), muina (juachti), dolor caliente (tzindio bojo), caída de la mollera (tsenya xungutkju meya naxatku) y latido (nicaa). Las enfermedades gastrointestinales más importantes fueron: diarrea (nanda tifaa ndafa´a, chiim faa, tifa´ále), disentería (chiin mindi, chiinjin), lombrices (yaja, yaj´a nch´alé), dolor de estómago (chii shi fuaateen ngatsua, jine can sua) y vómito (visóle, tibisó, chi´in riso, chiin njme). Las que afectan el sistema musculoesquelético fueron: dolor de articulaciones (nda kjan ninda), zafadura y hueso quebrado (kitzoxin kitzóninda, chiin catzoo, kitso ninda´a), dolor de huesos (jine ninda´naa), dolor de cuerpo y músculos (shizoo shindaycan), calambres (chaja ´n) y reumas (chajan). Y, finalmente, las relacionadas con el ciclo reproductivo: "para que nazca pronto" (ta tzie nea tzantzenn), atender el parto (ande cathira mkindira, sitzindi), acomodar al niño (selfanda ndile), hemorragia en la mujer (chishaji) y desarreglo de mujeres (jin, nitjin sa´e yachjin).
Los curanderos mazatecos también realizan determinados procedimientos especializados; los más solicitados por la población son: (jchinexca), adivinar prendiendo velas (kuatimale kotalikona, kuanga male baka gesa), limpias, prender copal (kua male baka tsongo), dar hongos (kuatimale isa nditsitó), adivinar la suerte (cuative suerte), quitar la mala suerte (chjuba a kja xi ndaji), masajes (basenee), sobadas (bisene, kuanga male batsene) y sobadas de la barriga (nuki).
Asimismo, formando un grupo muy variado, se registraron las siguientes causas de demanda de atención: hemorragia, sarampión (xunindú, xuninda), erisipela (chukubí), granos (nindú), granos en la piel (nindo tee), grano infectado (sze), úlcera varicosa (tsee), calentura (ndaj, tíjnga, tijnea, nda´e, t´ai), fiebre alta (nda´e nñun), flujos (ndiufa jin), anemia (chiin siné), desmayo (chiin mélla), azúcar en la sangre (chi´in suka), dolor de cabeza (chi´in kjinesko, ndakjan tkju), cuidar el ombligo (sicuinda xoole ndi), oguío (tjin sunñu´re), tos, gripa (mana schitse), inflamación (squeé), hemorragia (bischuni, jin nñun, jinx´u), mareo (chiinjñu), histérico (tsindiu nguinisin), dolor de muelas (guianga majquine nijño, kjine nay´u), mal de boca (tse xi bitjure tsuana), volteadura de cuajo (ki tzoya), campanilla, "enfermedad que no se ve", "enfermedad con sangre", "enfermedad que ensucia mucho", "enfermedad roja" (chucuhui), "amarillo" (sciné), "enfermedad que brinca" (chiingqui), "sale su cosa" (bitho thia), chitsey mordedura de víbora o culebra (yee yeere, nga kjinena´ ke, ye skinere).
El segundo grupo más importante de terapeutas tradicionales mazatecos, está conformado por las parteras, conocidas también como "abuelitas" o naná. Otras denominaciones que reciben, son: chine tsuqui quindi, xi male bisine xi zitzindi, chjine kjindi, xits´ikijan ndi, chineindi, tsimale tsitsendi, malen sistsi indi y kindemotzitzi. Como es de suponer, dentro de este conjunto la gran mayoría de los especialistas son del sexo femenino, siendo su promedio de edad cercano a los 59 años. Es común que muchas de ellas tengan otra u otras especialidades; así, se pudo encontrar a parteras-sobadoras (chine xca), parteras-curanderas, parteras-hueseras, parteras-adivinadoras y parteras-curanderas-hierberas. El auto aprendizaje y la transmisión del conocimiento de otra partera, constituyen las formas más frecuentes para la adquisición de sus destrezas y de su saber. Sólo un reducido porcentaje de ellas declaró haber obtenido sus conocimientos por medio de un contacto con Dios, o en un curso formal impartido por alguna institución de salud.
Dentro de las causas de demanda de atención por las que es requerida la partera, una gran cantidad se relaciona con el periodo pre y posparto. De esta manera, destacan las siguientes: atender el parto, acomodar el nene y "cuando se quiere caer el nene". Como ya se mencionó, las parteras también atienden otras afecciones, ya sean gastrointestinales o musculoesqueléticas, así como síndromes de filiación cultural. Dentro de las primeras, revisten especial importancia: la diarrea, los cólicos (chiin kjine ngatsua) y la vesícula (chikitsa). Entre las segundas, sobresalen:, quebrantamiento (kitseya), zafaduras (k´itsoxin) y reuma (chijan). Los síndromes de filiación cultural que atienden con mayor frecuencia, son: caída de la mollera, espanto, "ir a traer el espíritu al pozo", "quitar el aire de la enfermedad" y brujería.
De manera similar a los curanderos, algunas parteras también son solicitadas para realizar determinados procedimientos especializados, por ejemplo: "leerla suerte por medio del oráculo" y limpias; sólo una partera expresó su preparación para "dar a tomar hongos". Asimismo, existe un grupo de diversas afecciones atendidas por las parteras, siendo las más comunes: calentura, dolor de cabeza, bronquitis (sesun ´ñu), anginas (ninda), granos en la piel e histérico.
Por otra parte, un número considerable de los informantes definieron su especialización vinculada estrictamente al consumo de hongos alucinógenos, motivo por el cual son denominados hongueros o ndixijto (V. shuta tshinea). Los terapeutas tradicionales dedicados a esta actividad tienen una edad promedio de 50 años y es común que combinen su especialidad con otras. Así, hay hongueros-hierberos, hongueros-hierberos-adivinadores-dibujantes (saya suerte-sinda debujo) y hongueros-chupadores-limpiadores. Vale la pena señalar que, formando parte de este grupo, se reportó un tipo de especialista minoritario, denominado "la que da lo que brota" (xi tzua ndixitoo). El autoaprendizaje, que necesariamente incluyó una nutrida y peligrosa experimentación con los hongos, así como el seguir los consejos y enseñanzas de algún familiar, especialista en esta actividad, son los principales procesos de aprendizaje de estos terapeutas. Las más importantes causas de demanda de atención por las que la población acude con los hongueros, incluyen determinados procedimientos especializados, como: limpias, toma de hongos y "sacar" (xi male uase). También atienden trastornos gastrointestinales, como la diarrea; y un conjunto de afecciones de diversa índole, entre las que destacan: calentura, dolor de cabeza, falta de apetito (guianga nsida richile), roncha en el cuerpo (guianga vijtole nchijcao ngallije yaole), vientre aventado o "aventados" (ficonle ximale je chota xijnsua quinsenjtao, setale), latido, mal de riñon (je xi aun jchaojsían jnjandialé) y dolor de muelas.
Finalmente, un pequeño conjunto de terapeutas tradicionales mazatecos -que en su mayoría fueron entrenados por un familiar-, están representados por los siguientes especialistas: hierbero (jchinexca), limpiador (sineyon), huesero (xinanindoo, chatsuqui, xi male b´atsie, xi male vejcao ninda), y rezador-partero-adivina la suerte. En estos casos, su principal actividad curanderil se relaciona con procedimientos especializados, como: rezar (livacaa), adivinarla suerte, "curar el espíritu" (xi sindi ndi nimaa), "levantar el alma de donde se espantó" (chumite ndi nimaa ña ca sockon). En menor medida atienden afecciones inherentes al periodo comprendido entre el embarazo y el puerperio, así como trastornos digestivos, principalmente la disentería. En ocasiones, atienden problemas músculo-esqueléticos, identificados como: "cuando sale el hueso de su lugar" (cato tonindá), costilla sumida (cadi cojó) y quebraduras (cato tonindá); o bien, resuelven dolencias inespecíficas: "cuerpo adolorido" (je xijtiojme xijquine ma yaole), granos, "vientre abultado" y dolor de muelas.
De los 89 curanderos entrevistados, el 57% declaró tener más de 21 años practicando su especialidad; 73% sólo habla mazateco, 21% es bilingüe, y 2% habla únicamente español. Poco más de la mitad atiende semanalmente a menos de cinco pacientes, el resto tiene una demanda de entre cinco y veinte personas, y sólo un curandero es requerido por más de veinte pacientes. El 78% atiende a enfermos de su localidad y de otros municipios, y 22% brinda atención exclusivamente a gente de su comunidad.
La mayor parte de los informantes pertenecen a las siguientes organizaciones de médicos tradicionales: Organización de Médicos Tradicionales Indígenas Mazatecos "María Sabina" (OMTIM) y Organización de Médicos Indígenas de la Región de Lombardo (OMIRL).