Del latín suffumare, de sub, abajo, y fumus, humo (1). Sinónimo: sahumear (DF) (2), limpiar con sahumerio, sahumerio (Mich) (3), (Chis) (4).
Procedimiento preventivo, curativo y purificatorio mediante el cual se da humo aromático a personas, animales, objetos, casas y negocios.
Se utiliza para eliminar los "malos aires" (2), calentar el cuerpo del enfermo, quitar el dolor, proteger contra envidias, hechizos (3) y mal de ojo (4 y 5) (V. aire).
Los nahuas de Tecospa, Estado de México, sahuman tanto a las personas como a los animales enfermos de aire de noche. El terapeuta enciende el fuego en la vasija de barro (el sahumerio) y una vez que las brasas están al rojo vivo, agrega plantas aromáticas que contienen una gran cantidad de aceites esenciales, como santa María (Chrysanthemum parthenium), palma y hojas de laurel (Litsea glaucescens), y las quema junto con incienso (6).
Los purépecha de Charapan, Michoacán, utilizan este procedimiento para prevenir cualquier brujería o hechizo. El terapeuta coloca en un sahumerio unas brasas al rojo vivo y sobre ella dispone trozos de copal (Bursera sp.), cera de Campeche, trementina de pino y un ramo de flores de romero (Rosmarinus officinalis), tabaco (Nicotiana tabacum), malva (Malva spp.) y pensamientos (?). El paciente se coloca semidesnudo lo más cerca posible del humo que desprende el sahumerio, cerrando los ojos, mientras el curandero limpia su cuerpo con el manojo de flores que estaba chamuscando sobre la vasija de barro, al mismo tiempo que pronuncia una "fórmula mágica". El paciente debe brincar sobre el sahumerio en dirección norte y luego hacia el sur, enseguida hacia el oriente y después hacia el poniente. Para finalizar el ritual, el terapeuta pasa sobre el humo las prendas del paciente. Esta ceremonia debe realizarse únicamente los días jueves o viernes (3). En Santa Ana Tlacotenco, Milpa Alta, Distrito Federal, se humea al paciente en casos de mal aire, de quemadura por rayo y de susto; el terapeuta suele quemar chile pasilla (2). Los nahuas y popolucas de Veracruz acostumbran humear con hierbas aromáticas a los recién nacidos, para que éstos nunca se olviden de su casa cuando se alejen de la comunidad (V. pérdida del alma). Durante las ceremonias sahuman a los participantes y a las ofrendas dedicadas a los aires (7 y 8). En San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el curandero prepara el sahumerio ante su altar los días domingos, por encargo de algunas personas de su comunidad. Para proteger la casa y a los que habitan en ella, el curandero mezcla incienso, polvo de copal, mirra (resina), laurel, ajo seco (Allium sativum) y clavo (Eugenia caryophyllata). Una vez en casa de la persona que solicitó su servicio, el curandero coloca una pequeña cantidad de la mezcla sobre un sahumerio previamente encendido, con el cual recorre la casa, ritual que acompaña con oraciones. Con un cuchillo que ha estado sumergido en agua bendita desde la noche anterior, hace cortadas en el aire en forma de cruz dirigidas hacia los cuatro puntos cardinales. Como cierre de ceremonia, rocía toda la casa con el agua, cuidando siempre de oficiar este rito los días viernes (4). Ya Esteyneffer hacía mención de la necesidad de calentar el ambiente y darle "buen olor", utilizando copal, romero y alucema. En caso de parálisis, se recomendaba el baño de la parte afectada, envolviéndola primero con paños mojados en un cocimiento y después con paños secos y sahumados. Para curar el zumbido de los oídos, después de un lavado los tapaban con un paño aromatizado. Para mitigar el dolor, se sahumaban la ropa y las articulaciones. De igual forma se buscaba lograr el alivio de los hechizados (9).
(1) Zolla, C. et al., 1988.(2) Palacios de Westendarp, P., 1986.(3) Velázquez Gallardo, P., 1949.(4) Medina, E., 1980.(5) Real Academia Española, 1984.(6) Madsen, W., 1960.(7) Münch Galindo, G., 1983.(8) Sandstrom, A. R., 1978.(9) Esteyneffer, J. de, 1978.