Los habitantes de las comunidades zoques designan con el nombre de chemi. o "carga", como lo han traducido algunos terapeutas, a un padecimiento frecuente entre los niños recién nacidos, y cuya causa es atribuida a la mirada de las mujeres embarazadas y de las menstruantes; como refiere una de las terapeutas, la enfermedad se desencadena "porque miran a los tiernitos las señoras embarazadas y las que están enfermas del mes". Esta idea deriva de un concepto más amplio, común en la medicina tradicional de prácticamente todos los grupos indígenas del país: en determinadas circunstancias, como la de ciertos estados fisiológicos, las personas acumulan "calor" en su organismo, calor que se refleja en la mirada, la cual se carga (de ahí el nombre de la enfermedad) (V. mirada fuerte). Esta energía puede dañar a otros sujetos más "débiles" (V. debilidad), como los niños, por ejemplo. Las mujeres acumulan esta "carga" en el curso del embarazo y durante el ciclo menstrual.
El niño afectado está molesto, llora sin causa aparente y se sobresalta al momento que su madre lo acuesta. Los terapeutas diagnostican la enfermedad "tocándole su espaldita", maniobra a la que el pequeño responde llorando aún más.
El tratamiento tiene la finalidad de "hacer salir la carga" del cuerpo del enfermo, esto es, de quitarla a través de la piel del lugar en donde se halla concentrada: la espalda del niño. Para ello, el terapeuta primero lo "talla", es decir, le soba la espalda con un preparado que elabora dejando reposar, durante un rato, hierbabuena, ruda y albahaca en una mezcla de alcohol y loción de faisán. Enseguida, procede a "raspar despacito, con un cuchillo, detrás en la espalda del niño". Por último, le hace una limpia, utilizando para ello "un fondo (prenda de vestir interior) de la señora embarazada que lo vio, para que ese niño quede bien", señalan las parteras. La terapia se hace una vez al día, durante tres días.
Si no recibe tratamiento, el menor afectado sufre un "aumento de las molestias de la espalda al acostarlo". Los terapeutas indican que la afección se puede prevenir evitando exponer a los niños, especialmente si son lactantes, a la mirada de mujeres embarazadas.