El "daño" es una causa de demanda de atención que afecta con frecuencia a la población tepehuana adulta, quien la designa con el nombre de iboñara. Los curanderos, médicos tradicionales encargados de tratar esta afección, refieren que un sujeto adquiere el daño cuando ingiere alguna comida que contiene la enfermedad, la cual le es ofrecida por la persona que desea dañarlo (V. brujería). Los síntomas de la afección se manifiestan de improviso: el enfermo comienza a sentir fuertes dolores de estómago y de huesos, que no ceden ante ninguno de los tratamientos acostumbrados para este tipo de malestares. El método empleado comúnmente para diagnosticar el daño consiste en "ver" la enfermedad durante el sueño, capacidad que tienen estos terapeutas.
El daño se trata mediante una ceremonia llamada "consagrar", realizada en la casa del propio terapeuta. Antes de dar inicio al ritual, el curandero reza tres credos, dos magníficas y nuevamente tres credos, éstos últimos frente al paciente. Luego, utilizando agua bendita que se ha procurado en la iglesia, dibuja tres cruces en los hombros de la persona enferma, empezando de izquierda a derecha, mismas que repite en la frente y la espalda. La curación continúa con la aplicación de un procedimiento terapéutico que el curandero denomina pases, el cual consiste en una especie de limpia con un instrumento preparado de la manera siguiente: después de ayunar durante cinco días, a manera de purificación, el terapeuta construye el instrumento, conformado por una varilla de madera a la que ata plumas de aguililla (V. muvieris). Con él realiza "los cinco pases" necesarios para "cortar la enfermedad" y, enseguida, "hace los movimientos a los cuatro vientos"; las plumas de aguililla tienen esta propiedad por su forma semejante a una lama cortante. Durante la curación "se le da parte a los santitos", es decir, se practica una ofrenda a las divinidades para que permitan la curación. Después que el paciente ha abandonado la casa del curandero, éste continúa rezando. Al enfermo le recomienda que evite saludar ofreciendo la mano y que observe una "dieta sexual" durante cuatro días, de lo contrario, la terapia pierde su efecto. Durante este periodo tampoco debe bañarse.
Los informantes manifestaron que, por lo general, el padecimiento no se complica si se lleva a efecto el tratamiento adecuado. A manera de prevención, el terapeuta recomienda a sus pacientes cuidarse "de ellos mismos" -esto es evitar ingerir alimentos ofrecidos por extraños, ya que pueden contener daño-, así como no generar envidia con alguna conducta poco apropiada.