Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México
La Medicina Tradicional de los Pueblos Indígenas de México
Seri (Konkaak).
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Descripción de demandas
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Descripción de demandas

Apjipakimáa. Empacho

El empacho, designado popularmente por los seris con la expresión apjipakimáa, es una afección gastrointestinal, cuya causa principal es el consumo de alimentos en mal estado, o la leche materna en el caso de los lactantes. El sector de la población que con más frecuencia padece la enfermedad es el de los niños, aunque se dan casos aislados de personas adultas que llegan a sentirse afectadas por ella.

Los alimentos descompuestos que el paciente ha ingerido, originan que "la piel de la panza y de la espalda por el espinazo se pegue", situación que da inicio a los síntomas que permiten reconocer la enfermedad: falta de apetito, diarrea que puede llegar a provocar la caída de la mollera, e inflamación del vientre, que va acompañada de gases y de dolor intenso.

Los terapeutas interrogan a la madre del pequeño, y luego confirman el diagnóstico "tocando la panza (de éste), la cual suena si el niño está empachado".

Cuando la mollera está caída, los terapeutas comienzan el tratamiento curando previamente esta afección por medio de sobadas ejecutadas de la manera siguiente: primero "paladean" al niño, es decir, soban la parte posterior del paladar (V. paladear), y enseguida "soban las sienes hacia arriba, hasta el cráneo; después, soban atrás del cuello, desde la zona de las orejas hasta la parte superior de la cabeza; por último, le dan algunos golpecitos en la planta de los pies". Una vez concluido el tratamiento destinado a levantar la mollera, el terapeuta procede a tratar el empacho. Esta enfermedad también se cura mediante sobadas, sólo que en este caso se ejecutan como sigue: el "empacho se soba" durante tres días seguidos, para lo cual el paciente debe estar en ayunas. Se soba primero "la panza", comenzando desde el pubis hasta arriba de las costillas, y luego todo el abdomen, haciendo presión con la yema de los dedos"; después se soban los brazos, desde el hombro hasta la punta de los dedos, y las piernas, desde arriba hasta los pies, tanto por delante como por atrás; luego se soba desde la primera vértebra cervical hasta el coxis, siguiendo la columna lateralmente por ambos lados (cuando el sujeto está empachado, al realizar este procedimiento "se siente como dos cuerdas duras"); por último, se "jala la piel a nivel de cada vértebra y hay un tronido; a menos de que truene no se despega bien el empacho", indican los informantes, los cuales consideran que esta maniobra es muy importante para el éxito del tratamiento, ya que "el empacho debe tronar para que la diarrea se corte y el niño empiece a comer" (V. tronar el empacho). Después de las sobadas, se da a beber al paciente el cocimiento de "poquita hoja de hehequiinla (hojasen), para ayudar a despegar el empacho".

Los terapeutas recomiendan que durante los primeros días después de las sobadas se den al niño "puros atoles y cosas leves".

Si el enfermo no es atendido a tiempo, el mal se agrava y al paciente "le pega mucho vómito, se deshidrata y enferma más; si no se le soba, se muere", manifiestan los terapeutas seris. La población de más alto riesgo son los niños, los cuales enferman especialmente en tiempos de calor.