T´aboyap´a. Zafadura de cadera
La "zafadura de cadera" es un tipo de zafadura (t´aboyap´a) que afecta preferentemente a la población adulta de las comunidades zoque-popolucas. Al igual que la mayor parte de los padecimientos musculoesqueléticos, se produce a consecuencia de diversos accidentes, tales como las caídas y los golpes, los cuales constituyen un fenómeno común en esas áreas.
En este tipo de afección, el hueso sólo está salido de su articulación. El huesero establece el diagnóstico palpando la zona lesionada; según sus palabras, la zafadura "se siente en la articulación del hueso". El tratamiento indicado en estos casos consiste en sobar la región lastimada previamente calentada con trapos mojados en un cocimiento caliente; éste se prepara con hojas de corazón (te´lni chi´c chai), malva de cochino (yo ya malva) y árnica (tam chi´ch). Si la zafadura está localizada en alguna otra parte del cuerpo, entonces una vez preparado el cocimiento, se deja enfriar hasta una temperatura tal que sea soportable para el enfermo; en ese momento el paciente introduce el miembro dañado en el recipiente, para que los vapores calienten la zona, y desinflamen y aflojen los músculos. Así permanece hasta que el agua se enfría. Volviendo al tratamiento de la zafadura de cadera, después de sobar, el huesero aplica un parche poroso, y faja al enfermo con un rebozo grande "para que el cuerpo vaya apretando"; la faja no debe ser quitada hasta tres meses después de concluida la terapia (V. masaje). En los casos de zafaduras de otros huesos, una vez enfriado el cocimiento se seca la extremidad lesionada y se envuelve con un trapo mojado con aguardiente de caña, para que el calor del cuerpo descienda de manera gradual; al día siguiente se repite la terapia. Después de la tercera curación, la zona afectada del cuerpo se deja al descubierto, para facilitar la aplicación de masajes ulteriores.
Una de las complicaciones de cualquier zafadura es la aparición de disipela, una enfermedad de la piel producida por calor (V. caballero, mutsqu+y ay, acuyo cimarrón). Los terapeutas consideran que una de las causas de la enfermedad reside en la infracción del precepto sexual cometida por el paciente, en el transcurso de la curación. Esta regla indica un periodo de abstinencia sexual de una a tres semanas, según la gravedad del caso.