Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana
Universidad Nacional Autónoma de México
La Medicina Tradicional de los Pueblos Indígenas de México
Chinantecos (Tsa ju jmi´).
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Descripción de demandas
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Descripción de demandas

Eshion, ritee le ve, teste, tsa tu o tsa tu´t´heim ts´. Diarrea

La diarrea constituye la segunda causa de demanda de atención más importante de la población de las zonas chinantecas, tanto por su frecuencia de aparición, como por la gravedad de sus consecuencias, sobre todo cuando afecta a los niños. Es una dolencia conocida popularmente con diferentes denominaciones: tsa tu ´t´heim ts´, tesle, ritee le ve, eshion, y tsa tu, nombres que aluden al término genérico diarrea. Los terapeutas chinantecos emplean, además, otros nombres para designar distintos tipos de diarreas; unos, referidos al color de las evacuaciones del enfermo, como por ejemplo "diarrea blanca" (dsat tatdsa guua) y diarrea roja (dsat tatdsa jmtt) o disentería; y otros que indican directamente la causa de la enfermedad, como la "diarrea por empacho" (dsat tat dsa eho´toy´). Es atendida principalmente por curanderos, hierberos y parteras, en donde esta última especialista se ocupa de la población infantil afectada por el mal. En varias comunidades chinantecas esta dolencia es atendida por el dsa jmo j´dsa ("el que cura, el que conoce las hierbas"), verdadero especialista en afecciones del aparato digestivo -entre ellas las diarreas-, por ser enfermedades que se tratan preferentemente mediante el uso de plantas medicinales, y que por lo tanto, competen a este "conocedor de las hierbas".

La diarrea puede ser originada por varias causas. Los terapeutas consideran que la más importante de ellas es el consumo de alimentos "pesados, que caen mal", ya sea porque están descompuestos (leche cortada, por ejemplo), o porque son de difícil digestión, como las frutas verdes. La segunda causa de las diarreas son los espantos o sustos (las caídas están incluidas aquí), ya que forman parte del conjunto de síntomas que caracterizan al padecimiento (el espanto o susto) que deriva de ellos. La falta de higiene, tanto personal como en la preparación de los alimentos, es la tercera de las causas mencionadas. Por último, el consumo de alimentos o bebidas de calidad "fría", tales como papaya, sandía, naranja, jícama y pescado, es otra de las causas frecuentes de la enfermedad; en este caso la diarrea se produce por la frialdad que estos alimentos confieren a los órganos de la digestión. Este mismo concepto aparece en la causalidad de la "diarrea blanca", una afección de calidad "fría" provocada por la frialdad que resulta de "mojarse el estómago por la lluvia o cuando las personas se meten al río", indican los terapeutas. La primera de las causas mencionadas también produce la "diarrea por empacho", sólo que, en este caso, los curanderos señalan que "la comida queda pegada a la tripa", situación que desencadena esta forma particular de la enfermedad (V. empacho).

La "diarrea roja", "disentería" o "disentería roja" es un tipo de afección que puede aparecer también por las causas antes mencionadas, con excepción de los sustos o espantos. En los niños, la disentería surge principalmente por la calidad de la leche materna, la cual "se calienta y hace daño" cuando la mujer hace corajes o muinas.

Cualquiera que sea el tipo de diarrea, inicialmente se manifiesta mediante "soltura", esto es, por un aumento en la frecuencia del número de las evacuaciones, generalmente de consistencia líquida, incremento que constituye su característica más importante. Casi de inmediato se añaden otros síntomas, entre ellos, el dolor de estómago -que muchas veces toma forma de retortijones o cólicos-, náuseas y vómitos, falta de apetito, sed intensa, dolor de cabeza y de todo el cuerpo, "aventazón" (inflamación del vientre) y a veces calentura. En la diarrea por empacho las deposiciones generalmente contiene restos de alimentos no digeridos, y la hinchazón es particularmente acentuada.

En la disentería roja las heces fecales son sanguinolentas, lo que caracteriza a esta forma de diarrea. Además de los síntomas señalados para la diarrea en general, el enfermo con disentería presenta calentura, además de una intensa palidez que se manifiesta sobre todo en los ojos, los cuales "se ponen blancos porque ya no tiene sangre"; el dolor de cintura y de piernas aparece enseguida, indican los informantes.

El diagnóstico se establece fundamentalmente por medio de una entrevista, en la que "el enfermo le dice lo que siente", refiere un terapeuta; durante el interrogatorio, éste indaga si el paciente "ensucia con animales, sangre, comida o moco". El diagnóstico se complementa observando el aspecto del enfermo y de su semblante, y detectando la presencia de fiebre. Algunos médicos tradicionales practican al enfermo una limpia con huevo, con el fin de establecer si la diarrea es causada por frío o por calor, y "si se va a componer o se va a morir". Otros especialistas "pulsan" al paciente con el mismo propósito. Cuando se tiene la sospecha de que la enfermedad "es por empacho", además de preguntar acerca de la presencia de comida en las heces fecales, el terapeuta le revisa el vientre y "le truena el estómago", con la finalidad de comprobar el grado de hinchazón.

Los tratamientos empleados para curar las diarreas (exceptuando las "rojas") son numerosos y consisten en la ingestión de preparados de plantas medicinales, solas o en mezclas, como agua de tiempo. Las especies utilizadas con más frecuencia son: hojas y corteza de nanche, hojas de guayabo, pulpa de coco, hierbabuena, árnica, "hojas del cáncer", canela, ajo y hojas de espino ("corona de cristo"). En ocasiones, a la preparación se le agrega sal o "cuatro gotitas de agua de cal". En el caso de la diarrea roja, habitualmente se emplean las hojas de mantolín morado o las de espino.

Para asegurar el éxito del tratamiento, los terapeutas recomiendan al enfermo una dieta que excluye los alimentos considerados "pesados" o con mucha grasa, así como el chile y las frutas, sobre todo si se encuentran verdes. Se aconseja, en cambio, consumir atoles de maíz, Maizena, tortillas o arroz. Mientras el paciente no se recupere debe evitar bañarse con agua fría. En el caso de los niños lactantes, los terapeutas de algunas comunidades chinantecas recomiendan a las madres suspender la lactancia y alimentar al pequeño sólo con atoles de Maizena, en tanto la diarrea no desaparezca.

En su forma aguda, la enfermedad provoca "la bajada de la vejiga" del paciente, fenómeno que se acompaña de dolor de piernas, calambres en los pies y las manos, ojos sumidos y piel reseca; a los niños se les "sume la mollera"; las evacuaciones del paciente se componen de "pura agua" y, aunque en ocasiones el enfermo se hincha, finalmente se va "secando", su cuerpo pierde fuerza, sufre desmayos y muere (V. caída de mollera). Los médicos tradicionales chinantecos destacan que la diarrea roja es la forma más peligrosa de la enfermedad, sobre todo para los ancianos y la población infantil de sus comunidades, "porque ellos tienen menos fuerza para resistir la debilidad".

Para prevenir la enfermedad los terapeutas recomiendan cuidar la higiene de los alimentos y de la casa habitación, así como solicitar atención médica oportunamente si se ha sufrido un espanto. Los distintos tipos de diarrea afectan frecuentemente a toda la población chinanteca, en cualquier época del año.