La diarrea, llamada popularmente ja´tia, es una afección muy frecuente entre los habitantes de las zonas choles, la cual se manifiesta principalmente como consecuencia de la ingestión de alimentos pesados, descompuestos, mal cocinados o no aptos aún para el consumo como, por ejemplo, las frutas verdes y el maíz tierno; ciertos productos, tales como el agua de pozol y el café con azúcar, son considerados muy dañinos para los niños, pues su ingestión con seguridad deriva en una diarrea. Los terapeutas del grupo consideran que esta enfermedad también puede surgir si un mal espíritu toma posesión del sujeto. Los curanderos refieren que el niño lactante puede enfermar de diarrea si su madre deja de amamantarlo; en cambio, los niños más grandecitos generalmente contraen la enfermedad cuando toman agua sucia o sin hervir. Cualquiera que sean las causas que los originan, los episodios diarreicos se hacen más frecuentes durante la época de calor.
Entre los síntomas que caracterizan la diarrea se cuentan: necesidad constante de desalojar, y excretas excesivamente aguadas y fétidas; las evacuaciones son de color verde o amarillo, con mucosidad e incluso, a veces, con sangre, especialmente cuando la enfermedad ha sido provocada por el consumo de café con azúcar. El enfermo además siente una elevación del calor corporal, principalmente en la zona del estómago y de la cabeza, así como dolor de cabeza; cuando éste se hace muy intenso el paciente siente muchas náuseas.
El método que permite la detección de las causas de la diarrea se basa, por un lado, en la observación de las deposiciones del enfermo y, por otro, en la determinación de las características de su pulso, procedimiento que se realiza tanto en las manos como en los pies del sujeto. Como siempre existe la posibilidad de que el padecimiento haya sido provocado por un mal espíritu, mientras el terapeuta pulsea al paciente, lo interroga con la finalidad de descubrir alguna circunstancia previa, capaz de haber generado la afección por esta precisa causa (V. pulsar).
Los terapeutas choles combaten la diarrea mediante la puesta en práctica de varios procedimientos; el más común consiste en la ingestión de un preparado medicinal elaborado, la mayor parte de las veces, con plantas medicinales entre las que destaca el uso de una mezcla de vegetales conocida con el nombre de "cocimiento de monte", que consta de ruda, hierbabuena, albahaca y tulipán; estos ingredientes se hierven y se administran como agua de tiempo. En otros casos se emplean hojas de albahaca; se hierven 12 puntitas de las hojas en un litro de agua, y se da a tomar en dosis de un vaso pequeño al día, para un enfermo adulto, o una cucharada diaria, si se trata de un niño de pecho; los terapeutas consideran que mientras dura el tratamiento se debe evitar alimentar al infante con leche materna. Otras especies vegetales utilizadas para tratar la diarrea son la cáscara de capulín y el tallo de guayaba agria (p´ajputia´); en ambos casos se prepara un cocimiento y se administra como agua de tiempo. Un método diferente para controlar la enfermedad consiste en quemar una tortilla, molerla y mezclarla con agua hervida.
Otro tratamiento bastante común para combatir la afección consiste en el empleo de la anguila (mitzit), un animal acuático de color negro, de consistencia babosa y que tiene el aspecto de una culebra de aproximadamente 60 cm de largo. La forma de prepararla es la siguiente: se cuece en agua con pimienta cruda, después se asa en un comal junto con una planta llamada lazoac y manzanas (a´c) y, por último, se mezcla nuevamente con el agua del cocimiento. La dosis recomendada es de un vaso cada día, durante un total de cinco; la primera toma se hace con todo y trozos de carne de anguila y después sólo con las plantas.
Los baños son otra de las prácticas curativas empleadas por los terapeutas choles para controlar la diarrea y se recomiendan, en especial, en aquellos casos en que el paciente presenta cierta calentura y dolor de cabeza. Se preparan con un cocimiento de cempoal, manzanilla, epazote y albahaca.
Cuando se estima que la enfermedad es producto de la posesión de un mal espíritu, el tratamiento utilizado es diferente. Al enfermo se le hace una limpia ya sea con las plumas o las tripas de algunos animales, con ramas de plantas específicas para estos fines (albahaca y ruda, entre otras), o mediante sopladas con aguardiente mezclado con ajos. Al término de la ceremonia curativa las ramas son arrojadas en un lugar alejado de la casa, para luego ser rociadas con aguardiente (V. contagio).
Como parte importante del tratamiento los curanderos aconsejan al paciente tomar solamente agua tibia, incluso durante algunos días después de haberlo concluido. Todos los terapeutas están conscientes de la necesidad de iniciar la terapia para curar la diarrea en cuanto el enfermo advierte los primeros síntomas, ya que se trata de una enfermedad que progresa con rapidez: el paciente comienza a sufrir hinchazón de pies y vómitos, además del recrudecimiento de los demás síntomas, los cuales le pueden causar la muerte.
Una de las formas de prevención aconsejadas por los terapeutas choles es la de cuidar que los niños se laven las manos antes de tomar sus alimentos, así como evitar comer maíz tierno o fruta verde.