El mal de ojo es uno de los síndromes de filiación cultural más frecuentes de la medicina tradicional de los grupos indígenas del país. Afecta principalmente a la población infantil, aunque es posible encontrar casos aislados de adultos que contraen la enfermedad. Entre los pames, el mal de ojo en los niños lactantes menores de un año, es conocido como guaneen gutao, y recibe un tratamiento particular. En todos los casos, la afección "se debe a la mirada fuerte" de una persona que desea un objeto, animal o cosa ajena a ella y que, generalmente, "es de alguno de los vecinos". La "mirada fuerte", llamada también "vista pesada" o "vista caliente", es una propiedad innata de ciertas personas, si bien se puede adquirir de manera pasajera bajo determinadas circunstancias, por ejemplo durante el embarazo. Ese tipo de mirada concentra calor, y es este calor el que causa el daño conocido como mal de ojo. En los niños muy pequeños (menores de un año), el mal de ojo también es causado por la cercanía de personas "que traen mal aire". Ambos conceptos de la causalidad de la enfermedad están presentes en sus tratamientos.
Las principales manifestaciones de la enfermedad aparecen a nivel digestivo. Así, el enfermo presenta diarrea, vómitos "y como si se entripara"; se encuentra a "desagusto" y triste, llora constantemente, tiene los pies fríos y "los ojos apagados".
Después de conversar con la madre del pequeño, y de observar el semblante de éste, la terapeuta confirma la enfermedad mediante una limpia con huevo que hace en todo el cuerpo del paciente, comenzando por la nuca, las piernas y las rodillas; después, rompe el huevo en un vaso de agua y "si se ve que está cocidito, entonces tiene daño", afirma. La terapia empleada para curar el mal de ojo está destinada a sacar el calor del interior del cuerpo del enfermo, para lo cual el curandero primero le hace una limpia con una planta de nombre "hierba del ojo" y, enseguida, le frota todo el cuerpo con una pomada que prepara batiendo en manteca de "cuche" (cerdo) algunas semillas de hierba del oso, rosa de Castilla y dos mejorales. Son necesarias de una a tres curaciones como ésta para que el paciente sane. La barrida puede ser también ejecutada con un ramo de hierba de matora, una planta específica para eliminar los malos aires.
En algunas comunidades pames, la barrida se hace con un ramo de hierba de la moradilla o alfombrilla, planta que permite al terapeuta conocer el momento en que el daño ha salido del cuerpo del enfermo. El procedimiento es el siguiente: después de la limpia con huevo, se barre al paciente con la hierba de la moradilla mojada, que inmediatamente se coloca en un plato con agua; si al cabo de un rato, el agua aparece "cuajada como gelatina, es que la enfermedad ha salido y la persona va a sanar", asegura una terapeuta.
En los lactantes, el mal de ojo se trata de manera diferente: el terapeuta primero hace una "limpia" sobre los ojos del enfermo para "sacar el mal aire"; enseguida le coloca unas gotas de leche materna dentro de cada ojo, y "al siguiente día el niño está curado".
Los terapeutas recomiendan "abrigarse y cubrirse la cabeza y no salir al aire" inmediatamente después de concluidas las sesiones terapéuticas, ya que la enfermedad se puede complicar.