La "caída de riñón" es otra de las enfermedades por caída de órganos dentro de la medicina tradicional otomí. Como su nombre lo indica, se trata de una enfermedad del riñón, y es considerada una afección particularmente delicada por los terapeutas que la atienden. Aparece a raíz de accidentes como "resbalones, o un mal paso fuerte que da la persona", y se manifiesta con un dolor muy intenso, casi insoportable, en la espalda a la altura de los riñones; los pacientes sienten "como si trajeran clavado un cuchillo en la parte enferma", dolor que incluso les provoca dificultades para hablar y respirar.
Durante la entrevista, el terapeuta revisa la región dolorida del paciente. Si a la palpación nota "una bolita caída", concluye que es el riñón que no se encuentra en el sitio correcto.
El tratamiento tiene la finalidad de "llevar nuevamente los riñones a su lugar". Esto se consigue con una sobada que se hace con los dedos pulgares, en la parte posterior del cuerpo del enfermo, desde los "cuadriles" (glúteos) hacia arriba hasta el área de los riñones; conforme avanzan las sobadas, el paciente va sintiendo menos dolor, lo que le indica al terapeuta que "el riñón está subiendo"; la terapia dura media hora.
Según los informantes, si una caída de este órgano no se atiende en los primeros días, el dolor va en aumento a tal grado que, después, el paciente debe ser operado.
Este padecimiento se presenta generalmente en personas adultas que realizan trabajos pesados en el campo, así como en sujetos jóvenes que hacen deportes; por tal motivo se les recomienda "andar bien fajados", para evitar el mal.